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martes, 16 de octubre de 2007
fundamentos esenciales del vinculo de la razón y de la conducta
POR
MARTIN SORIA
www.martinsoria.cl academiams@hotmail.com
Tema 1-
FUNDAMENTOS ESENCIALES DEL VINCULO, DE LA RAZÓN Y DE LA CONDUCTA
Los fundamentos esenciales de la unidad, de la razón y de las conductas, exigen de una normativa paradigmática o estándar absoluto, a lo que denominamos Ley. Hablar de Ley es decir orden, valor, poder. Y, frente a estas categorías, se estructuran los deberes y derechos, las obligaciones y beneficios de quienes participan de la ley. El poder que autoriza al orden válido, el orden que valida al poder y el valor que instaura al orden, forman parte de la ley.
La Ley es una realidad permanente, trascendental y experiencial al mismo tiempo. Asigna deberes y responsabilidades y beneficia con los derechos y libertades que de la misma se desprenden. Requiere obrar de acuerdo con su normativa y favorece con la eficiencia y servicio de su razón de ser. Todo aquello que opera de acuerdo con la normativa de la Ley, advierte con su conducta de la existencia de la misma.
Las leyes fundamentales del universo, ordenan el equilibrio de las diferencias en el enlace que satisface sus dualidades complementarias.
Reconocer los fundamentos de la creación, permite hallar al ser humano la ubicación natural de su persona en el contexto natural de lo normado.
La aproximación de los diversos criterios a la noción de la norma, exige del planteamiento asociativo y unificador de las razones de cada postulado. El encuentro en la validez de las razones, conduce a comulgar en el común de los criterios. Por esta razón es importante asimilar los diversos postulados, hasta encontrarse con el vértice que los realice en el enlace a todos ellos.
a) LAS RELACIONES QUE PERMITEN LA EXISTENCIA ACCION Y MULTIPLICACIÓN DEL SER.
Dice un refrán popular, que: “La mejor manera de acabar con tu enemigo es haciéndolo tu amigo.” Para esto, es necesario saber cómo establecer correctas relaciones.
El cómo establecer relaciones válidas, o moderadas, es un verdadero arte.
Hacer música, literatura, pintura o un buen plato de paella, sólo implica a un ser que tiene las capacidades de inspirarse, concentrarse y transformar una realidad, de acuerdo con los patrones establecidos. Mientras que el crear relaciones válidas, moderadas, interesantes y satisfactorias, requiere de dos personas que tienen que estar inspiradas, concentradas y determinadas a satisfacerse mutuamente. La cosa es doble, con la particularidad de que cada uno, ha de ser capaz, de asumir las diferencias y transformar dichas diferencias en objetos de complacencia. Eso es realmente un arte.
La sincronía con un trabajo, no tiene, tantas variantes como el establecer la sincronía con otra persona. Es normal el encontrar afinidades o diferencias en las personas. Pero es más fácil superar las diferencias que uno pueda hallar en el objeto trabajado por uno, que las diferencias que uno encuentra en cualquier otra persona. Las diferencias entre personas atraen o separan dependiendo de qué tipo de diferencias sean estas. Por ejemplo las diferencias sexuales atraen, pero las diferencias ideológicas separan. El hombre que se encuentra con una mujer, se siente bien, hasta que descubre que la mujer, cree en lo opuesto, de lo que él cree. En este caso el atractivo de las diferencias se transforma en repulsión. Atracción y repulsión, son por lo tanto producto de las diferencias. Lo interesante está en el entendimiento del cuando una, pasa a transformarse en la otra y porqué.
Atraen las diferencias cuando se insertan dentro de los límites del enlace que complementa la realización de lo absoluto (valores de plenitud, ley y completación) y repelen las diferencias estructurales y procesales, cuando impiden o se oponen a la realización de los valores absolutos. Podría decirse que las diferencias complementarias en la función de realizarse mutuamente atraen, mientras que las diferencias incompatibles se rechazan.
Existen Diferencias
Ideológicas.-Las diferencias ideológicas incompatibles, son una de las causas, de mayor ruptura y conflictos en el mundo. Cuando, por ejemplo, frente al tema del aborto, un hombre convencido de que la vida se inicia en el momento de la fecundación del óvulo materno, se encuentra con otro hombre, convencido de que la vida se inicia cuando el niño se independiza de la madre, es lógico que entre ambos se establezca una discusión sobre el tema. La conversación fácilmente puede terminar con la relación entre ambos. Lo más lógico de esperar es el conflicto. Sus creencias son irreconciliables, por lo tanto, sus opiniones difieren entre sí, y al no hallar una afinidad en ese tema, la tendencia consecuente es la escisión.
Imaginemos a un judío, a un árabe y a un cristiano, hablando de la pertenencia de la tierra de Israel. Abraham, es el padre de la fe de Israel, fue el padre de la fe judaica, pero, también fue el padre de la fe cristiana y por supuesto, también fue el padre de la fe Islámica. Para cada uno de estos creyentes, la tierra de Abraham les pertenece. Es su tierra santa, el centro de su fe. Tema irreconciliable. Es lógico de esperar un conflicto en esa conversación. No hay afinidad. La afinidad podría surgir del respeto y entendimiento mutuo y del encuentro de las razones y conductas que los beneficie a ambos. Pero la unidad solo puede realizarse luego de superados los prejuicios que les separa y en el encuentro de la concordia.
Prejuicios.- Es común en las relaciones, que se interfieran en la comprensión mutua, aquellos supuestos o nociones adquiridas sin verificación previa. A estos supuestos o seudo verdades las conocemos como prejuicios, o juicios previos a la verdad. Prejuicio es un juicio sin fundamento, es un juicio que no corresponde con ninguna realidad, porque es una premonición de quienes lo emiten.
Toda persona es única, lo que produce diferencias en habilidades, en el saber y en el sentir. Dichas diferencias atraen frente a un bien compartido, pero, repelen cuando no se comparte. No siempre se puede, se sabe o se debe compartir un bien, y en esos casos hacemos uso de la presunción, del prejuicio o del pretender que se sabe.
Presumir un juicio, se justifica en su propia presunción. Prejuzgar un juicio, también se justifica en su propio prejuicio. Se supone o se presume que debe ser así, como uno lo ve, pero no existe veracidad demostrativa en ello. Es imposible demostrarlo, pero se presume cierto. Este tipo de aseveraciones, generalmente impiden el sano desarrollo de las relaciones. El presuntuoso, prejuicioso o pretencioso, termina inserto en el vicio de la terquedad.
“Todo el que tiene los ojos rasgados es chino”, este es un prejuicio. La realidad no es esa. Hay variedades de razas con los ojos rasgados desde los mongoles a los vietnamitas, pasando los cheyenne o seminoles hasta los mapuches.
“Los chinos saben kung Fu” asociación ingenua de alguien que sabe que el kung Fu es un arte marcial oriental, pero que desconoce al oriental. No todos los chinos practican artes marciales.
Pero tal vez sea la afirmación, tanto en un sentido como en otro, de que existe o no existe un origen conductual proposicional original, el mayor prejuicio, puesto que no existe aseveración demostrativa alguna del caso. A pesar de que podemos deducirlo, no podemos demostrarlo.
existe un origen conductor Propositivo un orden
no existe propósito alguno en la creación no orden
Todos sabemos que un determinado orden tiene siempre carácter intencional, significación y enlace. Todo orden obedece y responde a alguna normativa, y por ende, exige del cumplimiento de esa normativa para acceder al beneficio del cumplimiento de ese orden.
El Relativismo.- La célebre frase “todo es relativo” es un prejuicio. Es más, si pensamos un poco en esta frase, nos daremos cuenta de su irracionalidad. Si todo es siempre relativo, se transforma en absoluto, porque es siempre y para todos válido. Visto desde otro punto de vista si todo es relativo… ¿cómo se puede aseverar que esta afirmación es válida? También sería relativa, puesto que es una porción del todo. Pero no nos damos cuenta de lo que afirmamos con esta frase. Es una “frase cliché”. Se dice, pero no se entiende lo que significa, lo cual trasforma al dicho en un prejuicio.
todo es relativo se trasforma en absoluto
No hay nada relativo en el valor, lo único relativo en el valor, se lo atribuye la apreciación humana. Las cosas no cambian su valor, porque el valor no está en las cosas. Valor es una cualidad que satisface y para satisfacer, es preciso de un alguien, además del objeto que satisfaga. El valor es siempre y para todos complaciente, por lo tanto en este sentido, la complacencia del valor es absoluta. Sin embargo, es cierto, que durante el período de maduración del individuo, la apreciación de los valores es relativa a su condición o estado de desarrollo, pero no por apreciarlo de manera fragmentaria, insuficiente o inmadura, se modificó la condición del valor. El valor es siempre y para todos valido. ¿Podríamos decir que la plenitud, la verdad o la bondad, no complacen? Plenitud es un valor, verdad es un valor y bondad es un valor. Son valores que siempre y a todos complacen, por lo tanto, son absolutos en el sentido de que son siempre y para todos validos. Nada hay más satisfactorio que la plenitud, ni más verdad que la ley, ni más perfecto que lo completo. Por lo tanto lo completo, la ley y la plenitud son el estándar más elevado del valor y por lo mismo los denominamos como valores absolutos. No todo es relativo, el momento es relativo, pero el tiempo es absoluto; el lugar es relativo, pero el espacio es absoluto; el placer es relativo, pero la plenitud es absoluta; la apreciación es relativa, pero el valor es absoluto.
Decir que todo es relativo demuestra la ignorancia de quien lo afirma, porque basta con mostrar algunos de los axiomas, de los principios, de las normas o de las leyes de la naturaleza, para desacreditar la afirmación del “todo es relativo”. ¿Podría afirmarse como relativo el principio de contradicción que dice que “el ser no puede al mismo tiempo ser y no ser”? ¿Podría afirmarse relativo el principio de causa y efecto? ¿Podría afirmarse como relativo que la longitud de la circunferencia es 3,14 veces la longitud de su diámetro? En qué condiciones puede la longitud de una circunferencia ser mayor o menor que 3,14 veces la longitud de su diámetro? Una sola afirmación absoluta basta para desacreditar el significado de que “todo es relativo”. Pero también es cierto que la apreciación del individuo es relativa a la condición del mismo.
La teoría de la evolución.-“Todos evolucionamos” otro prejuicio generalizado como verdad. ¿Cómo es posible, que una especie, se transforme en otra especie, sin que en su código genético se encuentre la estructura y función de la nueva especie en la que evolucionará? Ninguna capacidad es capaz de contener mayor cantidad del contenido que es capaz de contener. Los genetistas que son quienes deberían apoyar a la teoría de la evolución, son precisamente los que nos dicen que la evolución es imposible, porque ninguna especie, puede llegar a ser, algo distinto del significado contenido en el código genético del cual se desprende. La forma se establece en función del contenido o espacio circundante que la determina y no al contrario, las habilidades físicas del ser operan en función de las capacidades contenidas en el ser y no al contrario. No son las letras las que crean la capacidad de leer, sino la capacidad de leer la que crea las letras. No son los signos los que crean a los significados, sino los significados los que crean a los signos. Del mismo modo, no son las habilidades físicas las que crean las funciones motrices. Las funciones motrices son las que desarrollan las habilidades físicas. No es el músculo el que fabrica la intención o decisión de ejercitarlo, es la intención y la necesidad de movimiento lo que fabrica la habilidad del músculo.
Teoría de la evolución
El término “evolución” ha sufrido modificaciones. Lo que antes se entendía como especie que se transforma en otra especie superior, ha pasado a entenderse como proceso de desarrollo de un determinado sistema. Por eso que confunde. Si tomamos la evolución como proceso de desarrollo de un determinado sistema, la evolución es cierta. Pero si tomamos evolución, como el traspaso de una especie natural a otra superior, no existe argumentación demostrativa capaz de sostenerlo. Si la ciencia defiende el traspaso de un ser de una determinada especie a otra especie superior, deberá también responder a las numerosas incoherencias que la defensa de esta afirmación conlleva. La teoría de la evolución de las especies, la defensa de que un ser se transforma en otro superior por presiones ambientales, en el tiempo, o por azar, aún no ha sido demostrada, ni se puede decir científica porque es un supuesto credo, es un acto de fe. No es más que una teoría. En ocasiones se tiene la tendencia a creer únicamente en supuestos cientifismos, creyendo que la verdad es solo producto de demostraciones físicas y negando otros postulados deductivos tan verídicos como los demostrativos. Cuando decimos "Todos los hombres son mortales, Sócrates (aún vivo) es un hombre, por lo tanto Sócrates es mortal", las verdaderas pruebas que tenemos para afirmar que Sócrates morirá es que Tales, Anaxímenes, Empédocles, Herodoto, Pitágoras y muchos otros individuos muy semejantes a Sócrates murieron antes que él; el principio general "Todos los hombres son mortales" no es realmente una prueba objetiva sino más bien una especie de nota o resumen de muchas observaciones individuales. Decirse “defensor del pensamiento científico” es fácil pero determinar en la ciencia, quién tiene la última palabra, si la lógica o la experiencia, no lo es tanto.
La teoría de la Reencarnación.- Es común encontrarse con adeptos a la teoría de que el hombre, al no poder lograr su unidad plena con el absoluto en vida, precise de otra oportunidad, más adelante. Y que dependiendo de su labor realizada, así será su beneficio posterior. Esto es algo que también crea diferencias entre criterios. El criterio del que siente que ha de obrar responsablemente en el cumplimiento de su propósito, aquí en la tierra, porque después no tiene otra oportunidad, y el criterio de quien piensa que su incapacidad de ser responsable se debe al karma que le ha tocado, y que más adelante cambiarán las cosas en su próxima oportunidad. Si esto fuese cierto, la ley del periodo del número tres, dejaría de ser ley. Esta ley nos dice, que toda creación ha de cumplir un propósito y para tal menester, ha de cumplir con un proceso -en tiempo -inicio, medio y término. Todo proceso implica una estructura base de cuatro posiciones, que espera ser satisfecha en el cumplimiento del propósito de la creación. Lo que nos indica la teoría de la reencarnación, es, que si eso no se logra en el primer proceso, existe otra posibilidad después. De ser esto cierto, toda la creación pasaría a ser relativa al cumplimiento de varios procesos, sin saber cuando se cumpliría el propósito, lo que nos impediría la aceptación de un principio absoluto. Del mismo modo que todo propósito es único, todo proceso para el cumplimiento del propósito es también único en su estructura. Todo acto contiene intencionalidad y significación. La intencionalidad y significación del acto, son inseparables. No se puede tener la intención de un acto que no sea aquel que justifique su significado intencional. No se puede tener la intención de caminar cuando te sientas, ni de ir hacia delante y hacia atrás al mismo tiempo. Cada acto responde a una sola intención, del mismo modo la vida, que es el conjunto de fuerzas que permiten la consecución de un propósito, es solo una, la de conseguir el logro de su único propósito, el propósito de ser auténtico enlace en el amplio cinturón de las especies, de ser uno, autónomo y responsable con las normas de la Creación, y para eso se dispone de un tiempo, no de dos, tres o cuatro. Todo proceso encierra un único desarrollo.
Esta teoría no tiene un fundamento esencial demostrativo sobre el cual mantenerse. Es un fantástico sofisma producto de una ambiente imaginario.
Todo propósito busca ser satisfecho desde su origen intencional, y para ello, existe contenido en el propósito un proceso determinado en tiempo y una estructura posicional
específica. No puede lograrse el cumplimiento del propósito, mediante procesos de desarrollo adversos, o independientes de la intención originaria.
El Propósito de la Creación es uno solo, independientemente de que se reconozca o se ignore, y dentro de ese propósito, cada especie cumple específicamente con su función. En la Creación, no existe el libre albedrío, o el anárquico planteamiento de dejar para el próximo, la función que cada ser debe cumplir. La Realidad opera de acuerdo a principios absolutos y no de acuerdo con premoniciones humanas. Opera de acuerdo con los Principios de la creación y no de acuerdo con la creación de principios justificantes.
Toda estructura funcional obedece a un único proceso
Vida es el conjunto de fuerzas, que permiten la realización de un propósito, por lo tanto la realización de un propósito no precisa de varias vidas.
La teoría del Misterio.- También crea conflictos el encontrarse con quienes creen que todo es un Misterio indescifrable, porque a Dios, nadie lo puede comprender y por lo tanto no hay más que aceptar nuestra ignorancia y seguir como estamos, hasta el momento en el que llegue el Iluminado y nos lleve de la mano al cielo.
¿Cuál puede ser el sentido del intelecto y de la razón humana, si no es, el de ser capaz de reconocer la ley? ¿Y cuál es el paradigma en función del cual se puede verificar la seguridad de la ley, si no es el absoluto? ¿Y qué es lo absoluto, sino aquello que es siempre y para todos válido? ¿No es acaso Dios, siempre y para todos válido? ¿Cómo podemos creer que no podemos comprender a Dios, cuando comprendemos lo que es siempre y para todos válido? ¿Se habría descubierto que la tierra es esférica, si Galileo hubiera creído, que todo es un misterio inexplicable, y que el hombre no está capacitado para comprender si es redonda o no? ¿Qué ocurrió con Galileo? ¿Porqué él en un medio donde nadie se atrevía a afirmar una realidad como esa, fue capaz de descubrir, lo que hasta ese entonces era un misterio? ¿Quién puede negar que surja otro “Galileo” explicando claramente las facultades de Dios? Y ¿no fue Jesús mismo quien dijo:”Todo esto os hablo ahora en parábolas y no me comprendéis, pero llegará el día en el que os hablaré claramente del Padre” Jn 16.25. El día que se hable claramente del Padre ¿seguirá siendo un misterio?.
Creer que el hombre no podrá conocer a Dios, es un acto de arrogancia, que ofende a Dios, porque le niega la posibilidad de ser reconocido por sus hijos. Precisamente esa es la esperanza descrita en Proverbios 13.12 “esperanza que se prolonga enferma el corazón, más el árbol de la vida es el deseo cumplido”. ¿Cuál puede ser el mayor deseo de Dios, sino el de ser reconocido por sus hijos?¿Y cuál será el mayor deseo del hombre sino el de reconocerse hijo de Dios? Al reconocerse ¿seguirán siendo un misterio? ¿Podría satisfacer a un padre el hecho de que sus hijos lo ignoren? Decimos que Dios es amor, ¿se puede amar ignorando al amor? Y cuando conoces el amor...¿seguirá siendo un misterio? Desgraciadamente el hombre adora a lo que ignora.
Lo cierto, es que todos nos acostumbramos a emitir juicios gratuitos, o prejuicios que pretenden indicar, o que pretenden afirmar, o que pretenden justificar lo irracional, o lo irreal.
La defensa de los extraterrestres, es también una presunción basada en una lógica reducida a lo meramente humano. En el cosmos hay muchos sistemas similares al sistema solar, y de entre todos ellos ¿cómo no va a existir alguno de características parecidas al sistema solar nuestro? Esta presunción, desemboca en el prejuicio, que declara la existencia de los extraterrestres. También en un árbol hay muchas hojas parecidas, pero no hay ninguna igual. Toda creación obedece a un único propósito. Cuando entendemos el Propósito de la Creación, los prejuicios y las presunciones se evaporan en él.
Presentir, prejuzgar o pretender, son actitudes previas al acto, juicio, o sentimiento, y por lo tanto, no debieran ofrecerse como realidades, puesto que no lo son. Pero todos sabemos que en ocasiones, es necesario ofrecer alguna opinión para no caer en ser tildado de ignorante. Deberíamos hacer caso a los consejos de nuestros antepasados para ir puliendo nuestro intelecto. Descartes nos aconseja, en sus reglas del Método, a “no admitir nada como verdadero, si uno mismo no lo reconoce como tal”. Es decir nos aconseja a no admitir en nuestros pensamientos, nada de aquello que contiene una porción, por mínima que esta sea, de duda. Sin llegar al extremo de los escépticos que no aceptan nada como verídico, porque todo es sujeto de ser dudado o despreciado. El hecho de que todo pueda ser dudado o despreciado, no cambia la realidad del acto en sí, es una simple apreciación humana del mismo.
Estas diferencias crean conflictos y escisiones interpersonales. Las relaciones no se dan como debieran porque en ocasiones no sabemos cómo deberían de establecerse.
¿Qué debo hacer cuando a los catorce años, me encuentro enamoradísimo de una niña de doce, pero ni mis padres, ni los de ella aprueban nuestra relación? ¿A quién sacrificar? ¿Me sacrifico yo, sacrifico mis sentimientos y la abandono, o sacrifico los sentimientos de las dos familias y me voy con ella a otro lugar?
Unos dirían: “¡Que se vayan a vivir sus vidas, si son ellos quienes en el fondo van a convivir y no sus padres!”. Otros por el contrario dirían, que se esperen hasta que sus padres los reconozcan y los admitan como pareja, para, de esa forma, hacer felices a todos los miembros de la familia.
Pero podrían pensar: Y…¿qué pasaría si después de esperar, resulta que sus padres siguen sin admitirlos? Sin duda es una situación difícil de resolver, especialmente cuando tienes catorce o doce años.
¿Qué hacer cuando en el ejercito se te envía a una guerra causada por los intereses de las altas esferas nacionales, políticos, empresarios, líderes religiosos, pero, a lo que tu no tienes ni la más cercana aproximación? ¿Te escapas y quedas como un cobarde y traidor a la patria, o vas a la guerra sacrificando tu identidad contraria a la violencia? ¿Qué dirías tú en este caso?
La vida nos pone en situaciones donde las relaciones no son nada claras de establecer y por lo tanto es preciso de conocimiento.
La historia nos dice que el hombre ha vivido permanentemente en crisis, a pesar de los escasos momentos de tranquilidad.
La paz completa en el mundo, no se ha dado nunca. Hoy, con los adelantos técnicos de que disfrutamos, estamos viviendo momentos de guerra. Guerras en Asia, en África, y en numerosos lugares donde la situación es de conflicto. Hoy, por ejemplo en los Estados unidos, la gente no vive en paz, a pesar de no estar envueltos en una guerra cuerpo a cuerpo. El temor al terrorismo es tan devastador como la guerra misma. Los problemas de la guerra, a veces van más allá de las víctimas humanas que de ellas se desprenden. La neurosis, la tensión y el miedo, son nuestros mayores enemigos. ¿Cómo podemos apartarnos de esa realidad cotidiana?
El ateismo. La escasa asociación del concepto divino con algo natural, normal y normado en función de las constantes que benefician siempre a todos. El relegar al concepto de “Dios” un simple significado inalcanzable, incomprensible e inimaginable, generalmente produce la desconfianza de quienes buscan respuestas confiables. (Del griego atheos a-negación theos-Dios).
El agnosticismo. El afirmar que no se cree en nada, porque se cree que es más sano no creer, que creer en algo que se desconoce. Hay quienes decididamente defienden la postura de que creen que no creen en nada. Así como existen quienes creen que no necesitan de nada porque necesitan no necesitar de nada.
Estas convicciones, sofismas o paralogismos, definitivamente afectan de una u otra manera, la sana convivencia de las relaciones interpersonales.
b) EL HOMBRE NO SE CONOCE
¿Quién soy, cual es mi identidad? ¿De donde vengo, cual es mi origen? ¿A dónde voy, cual es mi propósito?- Un alto porcentaje de la sociedad sufre crisis de identidad, no sabe quien es. Sabe que es un hombre o una mujer, pero no sabe cuál es su identidad humana. ¿En qué se diferencian de los animales? ¿Cuál es su capacidad humana?
Otro porcentaje padece crisis existencial. Se preguntan ¿Para qué existen? ¿Cuál es su razón de ser? Tal vez el porcentaje más elevado sea el de los que padecen crisis vocacional o motivacional, los desorientados por no saber qué hacer con su vida.
La visita al psicólogo es un hecho popular en nuestra sociedad actual. Se sabe que algo anda mal y que hay que arreglarse. Pero lo cierto es que el psicólogo tampoco sabe cómo resolver los problemas del hombre, porque él también ignora el sentido de la vida, la identidad original del hombre, o la razón de la existencia. El psicólogo ofrece la compañía en el trayecto, pero no la solución.
El mejor psicólogo es la empatía, la comprensión y la puesta en práctica de las leyes fundamentales de la creación. Cuando se comprenden en su totalidad las leyes fundamentales de la creación, el ser humano se modera, se ubica en su justa posición, y en su justa medida para cumplir con su función humana. La ignorancia de estas leyes hace del hombre un ser, desatendido, inseguro e ineficiente. Un ser que desprecia es despreciado, que desacredita es desacreditado, que descalifica es descalificado. Lo que conlleva a sentirse limitado e inestable y a obrar de manera irresponsable.
El hombre deambula en su vagar por pertenencia. Al no tener una aproximación a lo absoluto del valor, el hombre pierde el sentido correcto de pertenencia. Somos producto del absoluto y pertenecemos al valor absoluto, de eso no podemos aislarnos, pero lo ignoramos. Lo que no ignoramos, es ese mismo sentido de pertenencia, que nos arrastra a establecer enlaces interpersonales y es por eso, que es tan fácil ingresar en el primer club que encontramos.
La sociedad se fundamenta sobre la premisa de que el hombre es un ser social o de conjunto, y para facilitar las relaciones de conjunto, se creó un orden jurídico. Orden constituido por posiciones de poder y deber, de obligación y derecho. El único problema al respecto es el de que existen diversos derechos basados en razones también varias, por ejemplo. El derecho civil legislativo, basado en una razón legal. El derecho consuetudinario, basado en una razón de costumbres, el derecho canónico, basado en una mística, el derecho militar, el derecho económico, el derecho judío basado en el Talmud o Misnah, el derecho Musulmán basado en el Corán, y otros muchos más. Pero, ¿cual es el prioritario?¿Cuál priorizar al emitir un proyecto de ley, el derecho civil o el derecho canónico? La iglesia dice no al divorcio, pero la sociedad civil dice que sí. ¿Cuál es la opción válida, la civil o la moral?
Del conflicto de valores se deduce, que tanto el deber como el derecho, no se entienden de manera absoluta, lo que impide el orden social internacional. Por lo tanto las relaciones no pueden establecerse en su completación y ordenamiento universal, lo que produce crisis. Para evitar esta crisis es preciso de la comprensión completa de la mecánica ordenada de la relación. Es preciso comprender cuales son los requisitos fundamentales contenidos en la relación, tanto interposicional, como interpersonal.
c-LOS PRINCIPIOS DE LA CREACIÓN
El Universo espera la llegada de una cosmovisión compartida por todos, y basada en planteamientos ordenados de manera que beneficien a todos siempre y expresados en forma de constitución o legislación universal. Esta esperanza pudiera llegar a materializarse, en el supuesto de que el individuo considerase el encuentro con los valores absolutos, por sobre su propia y relativa apreciación de los valores morales, éticos y estéticos. El hallazgo de una convicción generalmente compartida, podría despertar el sentido comunitario de la sociedad y de ese modo, establecer una cooperativa actividad basada en el altruismo solidario que se desprende de las normas y principios naturales. Vamos a analizar esos principios que no solo son principios naturales constitutivos, sino que además se establecen en el desempeño de cualquier actividad, como reguladores de la creación.
1-PRINCIPIOS DE LA CREACION
Todo lo creado responde a ciertas pautas normativas constructivas que así lo permiten.
Al crear se está realizando algo. Al realizar algo, se precisan de condiciones intencionales y de consecuencias que responden a dicha intención. Esta realidad viene dada por el principio de conexión entre las categorías de causa y efecto.
Pero la intención creadora, realiza su consecuencia en base a la necesidad de quien pretende ser satisfecha con el acto o consecuencia que este realiza. Lo que nos da a entender que todo lo creado obedece a una necesidad propositiva, contenida en la categoría, o especie del origen creador. En este caso, la consecuencia obedece al principio de que todo lo creado se realiza, por y para el beneficio del creador o apreciador.
Para crear es preciso de posiciones causa y consecuencia y sujeto y objeto. Esta realidad nos muestra la existencia de un proceso en tiempo y de una estructura base de cuatro posiciones en espacio, inserta en el crear. Luego todo lo creado responde al principio de intercambio entre una causa y un efecto o entre un sujeto que ejecuta y un objeto o consecuencia realizada.
Todo lo creado responde a una causal originaria que lo afirma, lo reconoce o lo valida, en este caso, la creación responde al principio de correlatividad, correspondencia y recognición entre creador y consecuencia, entre necesidad y satisfacción, entre significado y recognición o entre eficiencia y beneficio.
Lo creado se realiza bajo la conducción o dirección de un sujeto intencional, ya sea su categoría de padre, maestro, líder o señor. De esta realidad conductual se desprende el principio del dominio sobre el centro.
Al crear se establece la aprobación del objeto creado lo que establece una realidad armónica entre sujeto y objeto o entre causa y consecuencia. De esta realidad se desprende el principio de la armonía contenido en la realización de actividad.
La armónica relación entre creación y creador establece identidades conductivas e identidades retributivas, lo que nos explica la existencia del principio de individualidad y relación.
Lo creado y aprobado por el creador motiva a quien lo realiza y debido a esta circunstancia el creador se siente motivado a seguir realizando. De esta realidad, se desprende el principio del movimiento circular en proyección.
Para crear es preciso de libertad, autonomía y responsabilidad. Esto nos dice que el principio de libertad responsabilidad y autonomía está inserto en el crear.
La consecuencia realizada se valida al ser la consecuencia intencional deseada, lo que nos da a entender que el valor es parte indisoluble del crear. De esta realidad se desprende el principio de que todo lo creado se realiza por y para el valor.
Hasta aquí, hemos destacado algunas razones insertas en el proceso creativo, pero ahora vamos a explicar los principios de la creación uno por uno, para comprender que la realización del acto, sea este cualquiera que sea, implica ciertos principios.
CREAR IMPLICA:
1 -VALOR INTENCIONAL Y POTENCIAL.
Crear es un proceso que encuentra en su desarrollo los elementos que le dan forma. Este proceso se inicia en la necesidad por encontrar valor, lo que implica que en la necesidad existe ya la capacidad de contenerlo, y esa capacidad vale, por lo tanto ya es valor, y espera el encuentro con el valor contenido en el objeto de la necesidad, por eso decimos que es una exigencia inexcusable la existencia del valor en todo lo creado.
2- CAPACIDAD DE DISCERNIR DE ENTRE LO BUENO LO MEJOR.
Para crear hay que decidirse por lo que es conveniente, esa decisión se toma luego de discernir de entre lo bueno lo mejor. Por lo tanto, para crear es necesario hacer uso de discernimiento y el discernimiento se evalúa en base a una conciencia del valor. Sin un estándar apriorístico comparativo del valor, difícilmente podría discernirse. Por lo mismo, decimos que valor y discernimiento son necesarios para crear.
3- ALTERNATIVAS
Crear es hacer algo voluntariamente y por lo mismo es necesario que existan alternativas. Sin alternativas no podríamos crear y sin libre voluntad, no podríamos optar por las alternativas.
4-LEALTAD Y SELECTIVIDAD VOLUNTARIA
Para crear, el sujeto o autor debe ser leal al propósito de crear durante todo el proceso de desarrollo creativo. Si abandona su propósito en medio del camino no hallará su labor cumplida. Lealtad es necesaria para poder crear.
5- VIRTUDES, CAPACIDADES Y HABILIDADES
Prudencia para optar por la alternativa válida, Fortaleza para cumplir con el proceso completo y Templanza para absorber las diferencias o dificultades del proceso creativo, son necesarias en el construir una realidad. Además, para crear es necesario de Capacidades sensibles o emocionales, capacidad de recognición o intelecto, y capacidad de dominio o voluntad, que apoyadas con las habilidades visuales, auditivas, olfativas, gustativas y táctiles, posibilitan la realización del acto creativo.
6-AUTONOMIA
Auto significa uno mismo y nomo significa ley. Autonomía es obrar de acuerdo con la razón de ser, de acuerdo con las normas de la creación. Cuando el creador opera en función del cumplimiento de las normas naturales, la creación se dice autónoma y el creador se califica también de autónomo con esa opción.
7- LIBERTAD Y ACCION RESPONSABLE.
Libertad para poder optar por la alternativa valida y acción responsable para cumplirla son dos aspectos insertos en el crear. Nada puede ser creado sino después de cumplirse responsablemente todo el proceso creativo.
PARA CREAR ES NECESARIO:
1-POSICIONES CAUSA Y EFECTO Y SUJETO OBJETO CON ALGO EN COMUN.
Todo lo creado obedece y responde a una necesidad causal intencional y se realiza mediante un sujeto constructor, lo cual implica posiciones ordenadas. Posición 1 causa intencional, posición 2 sujeto conductor, posición 3 objetos conducidos y posición 4 logro de la intención causal propositiva.
2- PROPOSITO CENTRALIZADO EN EL SUJETO
La creación no se realiza por si sola. El accidente arbitrario no es creación, es un suceso. Los sucesos no se crean surgen inesperadamente. El accidente se asocia con algo que ocurre cuando no lo esperamos, por lo tanto no es creado a voluntad intencional.
Para crear es necesario de un propósito y este ha de ser conducido y realizado por un sujeto director, por esto decimos que para crear es necesario de un propósito centralizado en el sujeto constructor.
3 - ORDEN Y LOCALIZACIÒN DE POSICIONES
Para crear es necesario establecer un proceso en tiempo y una estructura base de cuatro posiciones. Sin una secuencia ordenada o sin estructura funcional constructiva ordenada no puede existir creación alguna.
4- ARMONIA
Cuando se realiza el acto creado y se valida como tal, se establece una relación armónica entre causa y efecto y entre sujeto y objeto.
5- INDIVIDUALIDAD Y RELACIÒN
El proceso de crear implica relaciones entre causa y consecuencia y entre sujeto y objeto. Relaciones de similitud, reconocimiento y correlatividad que determinan individualidades conductoras, constructoras e individualidades conducidas o construidas.
6 - IDENTIDAD MANTENIMIENTO Y DESARROLLO
La realización de un acto implica el mantenimiento y desarrollo de una conducta constructiva, lo cual, modifica la identidad del creador y a la vez, modifica la identidad del objeto que se está realizando. El creador asume los beneficios que se desprenden de la experiencia del proceso creativo, y eso modifica la identidad de la persona que realiza el trabajo.
7-MOVIMIENTO CIRCULAR EN PROYECCIÒN
Cuando se realiza un acto y es validado, produce satisfacción, confianza y motivación. Esta motivación genera el deseo por volver a experimentar valor. La necesidad por encontrar valor es una constante inmanente, lo cual, obliga a estar permanentemente buscando la experiencia que lo posibilite.
AL CREAR SE ESTBLECEN:
1- BIENESTAR
El acto creativo consumado y aceptado como valido produce bienestar. Todo lo creado al ser aceptado, reconocido, o validado, existe por el beneficiar al creador-apreciador y para beneficiar al creador o apreciador.
2- CORRELATIVIDAD, RECOGNICIÒN Y PARECIDO
Todo acto realizado responde a una necesidad intencional, este hecho nos dice que entre la necesidad y la consecuencia realizada existe algo en común. Alguna base correlativa ha de existir entre necesidad y consecuencia para que esta última sea capaz de satisfacer a la anterior. Por eso decimos que al crear se produce similitud, recognición y correlatividad entre causa y efecto y entre sujeto y objeto.
3- INTERCAMBIO – DAR Y RECIBIR-
En el crear existen relaciones productivas de conformidad, comunicación e intercambio entre un sujeto y un objeto y entre la necesidad y consecuencia.
4- REPULSIÒN
Al realizar algo, se ejerce selectividad, discernimiento y prioridad sobre las alternativas, lo que obliga a optar por una y repudiar o rechazar a las otras. En este sentido, el rechazo no significa desprecio, falsedad o descalificación. El rechazar alternativas es lógico de la capacidad de optar por lo que se considera válido.
No por ello contiene ninguna connotación negativa.
5- PROCESO INICIO MEDIO Y TERMINO – ORIGEN DIVISIÒN Y UNIÒN.
Al realizar algo se establece un proceso origen, división y unión. Este proceso se inicia en el origen o necesidad de crear, luego se dividen las posiciones sujeto y objeto para repartirse equitativamente las funciones de constructor y construido o conductor y conducido, este es el intermedio del proceso y finalmente se realiza el acto, y al ser este validado se establece la unión ente causa y efecto mediante la unión entre sujeto y objeto, lo que da por terminado el proceso de creación.
6- ESTRUCTURA
La realización de cualquier acto implica el cumplimiento de una estructura base de cuatro posiciones. Posición 1 intencionalidad, posición 2 sujeto, posición 3 objeto y posición 4 logro o consecuencia.
7-RESPONSABILIDAD
Crear es realizar algo y para realizarlo hay que cumplirlo o completarlo. El deber cumplido es responsabilidad y todo lo creado obedece y responde a un deber cumplido.
Sin uno de estos principios de la creación aquí expuestos, la creación de cualquier acto no sería posible. Por esta razón he considerado de importancia el evidenciarlos.
PROPOSITO DE LA CREACIÒN
El propósito de la creación es siempre el mismo, satisfacer a la necesidad intencional del creador.
Asumiendo el principio de que toda causa es a su efecto así como el efecto manifiesta aspectos de la causa y luego de comprender los principios de la creación, podemos llegar a la conclusión de que todo lo creado contiene el propósito de satisfacer a su origen causal propositivo.
El propósito de cualquier propósito es el de ser satisfecho. La necesidad creativa espera siempre ser satisfecha. Por esto podemos concluir diciendo que el propósito de la creación es el de satisfacer a la intencionalidad que lo origina.
Necesidad es distinta del deseo, la necesidad es algo de lo cual nadie puede sustraerse mientras que el deseo es un impulso dirigido, por ejemplo la necesidad reproductiva, alimenticia o social es algo de lo cual la especie no puede sustraerse, pero el deseo por la elección del complemento, del alimento o del con quien te relacionas es algo determinado por el individuo.
La necesidad creativa contiene ese aspecto irreducible del deber ser satisfecha, y en ese satisfacerse existen diversos impulsos productos del deseo por el encuentro con el objeto de satisfacción.
En el crear se crece, se multiplican aspectos y se ejerce un dominio sobre los procesos y elementos de construcción.
Se crece en el proceso adquiriendo experiencia, se multiplica la realidad existente y se conduce el ejercicio creativo con el dominio del pensamiento, de las conductas y de las emociones que surgen en el quehacer.
1-CRECER
Se crece en el crear algo.
Al realizar un acto creativo se establecen las 4 posiciones (intención, sujeto, objeto y consecuencia) en el proceso (inicio medio y término) En el sexto principio de la creación decíamos que: “La realización de un acto implica el mantenimiento y desarrollo de una conducta constructiva, lo cual, modifica la identidad del creador y a la vez, modifica la identidad del objeto que se está realizando. El creador asume los beneficios que se desprenden de la experiencia del proceso creativo, y eso modifica la identidad de la persona que realiza el trabajo”. De donde se desprende que todo lo creado obliga a crecer a quien lo realiza.
El creador crece, siempre y cuando lo creado lo convenza, lo complete y lo satisfaga y siempre y cuando lo que realice sea apreciado por todos siempre. Cuando lo creado es siempre y para todos válido, decimos que el acto realizado corresponde con los principios de la creación. De este acto válido, autónomo y completo, se desprende la experiencia constructiva, que permite el crecer en el valor.
El autor crece al realizar objetos de bondad, objetos verdaderos y objetivos completamente cumplidos. Para eso el autor debe ejercer el dominio completo sobre sus sensaciones, conocimientos y conductas.
2-MULTIPLICARSE
Se multiplica en el crear algo.
Siempre y cuando se realiza algo, se multiplican aspectos de quien lo realiza. Aspectos sensibles, aspectos de significación y aspectos conductuales o habilidades. El séptimo principio de la creación, nos dice que se establece un movimiento circular en proyección: “Cuando se realiza un acto y es validado, produce satisfacción, confianza y motivación. Esta motivación genera el deseo por volver a experimentar valor. La necesidad por encontrar valor es una constante inmanente, lo cual, obliga a estar permanentemente buscando la experiencia que lo posibilite.” El deseo de todo propósito es el de sentirse satisfecho y para sentirse satisfecho ha de encontrarse con un objeto correlativo, reconocido y totalmente semejante con su esperanza. Ese objeto ocupa la posición del hijo o del efecto consecuente con la causa originaria. El deseo por multiplicarse es el poder más grande que existe. La fuerza de la reproducción es la más poderosa en el universo.
3-DOMINAR
Se domina en el crear algo.
El ejercicio del dominio sobre las estructuras que intervienen en el proceso creativo, posibilita la realización de lo creado. Dominar no es oprimir u obligar, es conducir seduciendo con afecto, persuadiendo con verdad y motivando con el ejemplo al objeto que se construye o al objetivo que se realiza.
El propósito de la creación permite la experiencia del dominio, de la multiplicación y del crecimiento del autor. Pero ese mismo desarrollo ha de ser consecuente con las leyes o normas naturales.
La Ley del Dar, nos dice que toda existencia, acción, y multiplicación en la creación, existe en función de, y para el beneficio del otro. Todo es fruto de un “otro causal” (causa, originaria) y existe gracias a un “otro posicional “ (sujeto-objeto).
En cualquier actividad o relación, el propósito o intencionalidad se ofrece al sujeto (se da por el otro) que la conduce y satisface, pero para eso, es preciso que el sujeto se ofrezca y satisfaga al otro o a lo otro (objeto) y este ha de ofrecerse, leal y obedientemente al sujeto (al otro) para la completación de la realización del otro (el logro de la intención). Del mismo modo el logro ha de darse al objeto, como al sujeto y al propósito. Si éste, (el logro) no corresponde con el propósito, ni con el sujeto, la relación se invalida. Aquí nos damos cuenta de la veracidad del significado de la ley del dar. Todo existe en función de y para el beneficio del otro. De la unión entre el uno y otro surge una estructura ígnea que es una emanación de la divinidad o todo. Surge el “nosotros” como necesidad y como razón compartida. El “nosotros imaginario”, posibilita la existencia del “yo” y del “otro”. Yo no existo sin un otro, y el otro y yo, tampoco existimos sin un nosotros que nos enlace.
En la creación también lo observamos. Todo opera, en base a un orden absoluto. La realidad es absoluta, cualquier realidad contiene la capacidad de ser siempre y para todos válida. Todo puede ser apreciado, así como también, todo puede ser despreciado, la diferencia está en que del aprecio se desprende valor y del desprecio no se desprende nada. Por lo tanto, si cualquier realidad puede ser apreciada siempre y por cualquiera de todos, esa realidad es absoluta con respecto al valor.
La Ley del Dar es la base fundamental y esencial de todas las otras leyes que se derivan de esta. Cualquier orden para que sea una realidad ideográfica o nomotética, se debe a la estructura y proceso de las funciones contenidas en la Ley del Dar. Por lo tanto el estudio y comprensión del proceso y estructura fundamental de la base esencial de la Ley del Dar, son determinantes y necesarios, para la asimilación veraz y completa de las múltiples reglas, principios y leyes que determinan la funcionalidad del universo.
Todo lo creado contiene o participa del movimiento. Movimiento es una constante universal. El movimiento opera en base, a la Ley del Dar. En el movimiento existen cuatro fuerzas. Fuerza Inicial, Fuerza Centrífuga Fuerza Centrípeta y Fuerza de Revolución u Orbita. Cada una de estas fuerzas cumple una función específica y determinante en el destino de su inmediata.
La fuerza inicial se identifica con la intencionalidad originaria de cualquier acto creativo. La fuerza centrífuga se identifica con la operación emisora de cualquier sujeto que pretende el logro de una intencionalidad. La fuerza centrípeta, se identifica con la posición receptora, o con el objeto que posibilita el logro de la intencionalidad, mediante su respuesta obediente o correspondiente. La Fuerza de Revolución u órbita se identifica con el logro del propósito intencional. Este orden intrínseco en la relación que permite el movimiento, es una constante universal y está también intrínseca en toda existencia, acción y multiplicación.
El orden de este movimiento se debe a siete fundamentos esenciales de la Ley del Dar.
Cada uno de estos fundamentos esenciales, es válido siempre y en toda actividad o relación, por lo tanto se entienden como ley.
Actividad es darse, es fuerza, es acción. En el darse podemos apreciar dos contenidos, por un lado, el dar implica regalar un –algo- a otro, y al mismo tiempo implica el perder –algo- de sí mismo. Cuando depositamos nuestra atención en el regalo que se le hace al –otro- sentimos el beneficio del saber que regalamos algo. Pero si nos centramos en el –perder- algo que nos pertenece, sentimos el dolor por lo que perdimos. El dar, para que sea sano ha de ser incondicional. Cuando se da, la posición correcta es la de fijar siempre la atención en el regalo y no en lo que perdí.
1-Ley de correlatividad.
_Todo lo creado, existe, en base, a la correlativa sincronía vertical, entre una causa y su efecto, y en base, a la correlativa sincronía horizontal, entre las posiciones de sujeto emisor conductor, y objeto retributor.
Básicamente explica esta ley, que es imposible establecer una actividad, movimiento o relación, sea cual sea, si no se ha establecido previamente, una correlatividad entre el sujeto y el objeto que intervienen en la relación.
Lo que determina al yo o al otro, es, el nosotros. El nosotros, no se declara manifiesto, pero ¿podría existir un yo y otro, sin un nosotros?
La ley de correlatividad, nos dice además, que en el universo, todas las cosas contienen elementos correlativos de valor emocional, intelectual y volitivo. Cualquier existencia, acción o multiplicación, contienen en potencia la posibilidad de ser apreciados como contenedor de sensaciones, es decir, como objeto que modifica la sensibilidad del apreciador; como contenedor de significado, es decir, se puede apreciar bajo el punto de vista intelectual. Y como contenedor de habilidades, servicio o utilidad.
Toda existencia acción y multiplicación, obedecen a un propósito específico, a pesar de que pueden muy bien, satisfacer a múltiples propósitos. Por lo tanto, contienen utilidad.
La Ley de Correlatividad, nos dice que las posiciones de causa y efecto y de sujeto y objeto son posibles, gracias a que entre ellas existe la correlatividad del valor que las posiciona dentro de sus afinidades indisolubles. La energía solidariamente compartida.
La correlatividad es el vínculo de unidad entre las diferencias en el proceso y estructura de la actividad. El grado de correlatividad máxima se establece en los momentos de plenitud absoluta y perfecta.
Todo lo creado existe, ante todo, para satisfacer a la intención del creador, y toda intención existe para el beneficio del objeto creado. Esta realidad debemos entenderla en función de las prioridades esenciales del propósito intencional. La correlatividad en la satisfacción es el motivo por el cual se establece la relación entre ambos.
Correlatividad, recognición, y similitud, son propiedades de intercambio, entre una causa y su efecto. “Toda causa es a su efecto, así como el efecto manifiesta aspectos de la causa”. La ley de la causalidad es un principio tan universal que su función se demuestra en todas y cada una de las secuencias de eventos que se examinen, sin excepción alguna. En vista de que los fenómenos examinados han sido y son pruebas de la existencia de la ley de la causalidad, ésta se transforma en una verdad necesaria.
“Todas las alteraciones se llevan a cabo en conformidad con la ley de la conexión de causa y efecto”. Si todo efecto es a su causa, algo debe contener que sea similar a esta. ¿Cuál es ese elemento correlativo? La causa al crear, contiene una intención que busca ser satisfecha. La intención de ser satisfecha existe por lo tanto contenida en la dicha causa creadora, y la cualidad que satisface existe contenida en el efecto creado. Por lo tanto, satisfacción es un elemento correlativo entre causa y efecto. Decimos que la cualidad que satisface es válida, a lo que designamos –valor- El efecto satisface porque es, y cuando es válido. Si el efecto es válido para la intención, podemos asegurar también que la intención es válida para el efecto. Luego, valor es el fundamento que establece la correlatividad entre origen y consecuencia o entre sujeto y objeto.
La validez del ser humano, se establece en función de la satisfacción de su Causa Creadora (Padres).
Si analizamos esta realidad, llegamos a la conclusión de que en la Ley del Dar existen dos destinos a cumplir, la satisfacción del creador primero y después, la satisfacción del objeto creado. Por lo tanto se desprenden de esta realidad, el derecho y el deber. El derecho del creador a ser satisfecho y el deber del objeto creado de satisfacerlo. El objeto que no satisface, no vale. El valor del objeto sólo surge en el momento que satisface a su creador-apreciador.
2-Ley de dar y retribuir.
_Toda existencia, acción y multiplicación, fundamentan su identidad, mantenimiento y desarrollo, en la acción de dar y retribuir, que se establece en el proceso origen división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones.
Esta ley nos dice que para que se establezca actividad, movimiento o relación, es preciso del intercambio, de un dar algo, y recibir algo, producto de la retribución. Es más, esta ley nos indica que toda existencia acción y multiplicación, existe en función de un dar y recibir, actúa en función a un dar y recibir y se multiplica en función a un dar y recibir. Por lo tanto, la ley del dar y recibir, está presente en todo lo creado.
Toda intención es en sí un anteproyecto del proyecto a realizar. La diferencia entre intencionalidad y acto, radica en el proceso y estructuras necesarias para su logro.
El proceso es un iniciarse en… para lo cual es necesario de la actitud de entrega sacrificial, (porque es preciso sacrificar otras alternativas), o auto negación del estado actual, para ofrecerse al desarrollo de la intencionalidad. Al ofrecerse, se da uno por la actividad, pero al ofrecerse, también se recibe la satisfacción de hacer lo que uno siente que ha de hacer, la satisfacción del deber realizado, y la satisfacción del cumplimiento del hecho. Dar y Recibir son requisitos imprescindibles e indispensables en la relación.
Toda intención conlleva un pretender, esa tendencia directiva obliga a entregarse, a darse al recorrido procesal de desarrollo del acto. Sin el cumplimiento completo de ese proceso, la intención no tiene validez. Toda intención ha de darse para recibir su logro. Todo creador ha de entregarse a su obra para cumplirla. Así como el padre ha de entregarse a la madre para tener familia. Ese darse, para recibir su cumplimiento, implica un dar y recibir.
Dar y recibir es producto también de la acción que conlleva una reacción de iguales proporciones. Se deduce que del acto se desprende un esfuerzo, y del esfuerzo se desprende la fortaleza de cumplirlo, si se aprecia de este modo, el esfuerzo satisface al sentirse fuerte. Pero eso exige de la actitud de aprecio.
Dar es quedarse sin algo, y al mismo tiempo es regalar algo a otro, dependiendo de en donde se enfatice. Si enfatizamos en el otro, lógicamente el otro recibe o gana algo, y si enfatizamos en uno, lógicamente el uno pierde algo. En el dar y recibir, quien da genera el cambio en quien recibe y por lo tanto es generoso, y quien recibe se beneficia con la entrega por lo que debería sentirse agradecido. El agradecer, agrada a quien ofrece, y el recibir, agrada a quien recibe. En este sentido dar y recibir es un beneficio compartido.
Dar provoca en quien recibe la necesidad de compartirlo. Dar motiva a retribuir. La generosidad se inicia con la entrega.
La creación obliga a compartir su infinita generosidad. Los nutrientes se transforman e intercambian con otras especies, los sistemas comparten aspectos, mediante un dar y recibir con otros sistemas. Todo lo creado invita al beneficio de apreciarlo. Necesidad y beneficio, deber y derecho, todo esto implica un dar y recibir.
La necesidad de darlo todo es imperante en el círculo de las especies. En el ambiente natural, nada pertenece a nadie. Las cosas son usadas y dejadas allí para que el próximo que las necesite, pueda hacer uso de ellas. Lo que les queda es la experiencia del hecho y eso basta para continuar su proceso de crecimiento en experiencia.
3-Ley del dominio sobre el centro
_Todo lo creado satisface obedece o completa la intencionalidad original de un propósito. Para realizar dicho propósito, es necesario de la existencia de un centro conductor de la iniciativa y de una periferia retributiva.
La ley del dominio sobre el centro nos indica que en toda relación existe un conductor que determina el sentido de la relación, y es, en base al conductor, que se establece el logro de la relación. Pero además la ley del dominio sobre el centro nos dice que toda existencia, acción o multiplicación, existen como estructura de un proceso conducido por el dominio sobre un centro.
El dominio sobre el centro es necesario para la realización de cualquier logro. Sin ese sujeto que conduce, dirige o realiza el logro de la intencionalidad, el propósito no puede realizarse. Todo propósito es uno, a pesar de que en el interior de ese mismo propósito único, existan elementos múltiples que intervienen en su realización, y que satisfacen a numerosos sub-propósitos contenidos en el propósito direccional. Por ejemplo: Veo un paisaje y a la vez que miro, veo colores, formas, distancias, tamaños, texturas, etc pero el propósito fue sólo uno, mirar el paisaje. A pesar de que vi también satisfechos numerosos sub-propósitos. Del mismo modo, es uno el Sujeto que conduce y dirige la acción, a pesar, de que en casos, como por ejemplo una empresa, el directorio esté compuesto por numerosas personas. El directorio sería el centro que ejercita el dominio de la conducción de la empresa.
Toda intención surge de un origen causal y es conducida por la dirección del mismo origen causal, lo que determina a un centro director, que domina la conducción de la consecución del logro intencional.
4-ley de repulsión
_Toda acción implica una reacción de igual intensidad. Para establecer la relación de dar y retribuir, es necesario repudiar toda opción opuesta al acto de darse.
La ley de Repulsión nos dice que ninguna relación sería posible, sin la unión de las posiciones activo y receptivo, pero, para que esta unidad se establezca, es preciso del repudio entre activos (activo con activo) o entre receptivos (receptivo con receptivo).
Dos sujetos con dos propósitos opuestos, no podrían relacionarse, así como tampoco podrían relacionarse dos receptivos, puesto que les faltaría el conductor.
La elección de una alternativa, supone el rechazo de cualquier otra alternativa. Este “rechazo”posibilita la unidad. En ningún caso debemos entender esta ley, como crisis o conflicto. Es una ley que complementa la unión, mediante la conducción selectiva.
Toda existencia acción y multiplicación, contienen afinidades y diferencias. Para que las afinidades o las diferencias establezcan la unidad, es necesario del repudio a la similitud de funciones con propósitos contradictorios. Por ejemplo dos hombres tienen igualdad en funciones, procrear depositando la semilla en la mujer, pero cuando el propósito del hombre es el de pretender depositar la semilla en otro hombre, este naturalmente es rechazado. Esta ley del repudio no debe tomarse como proposicional, sino como conductual.
Vemos en la creación que a toda acción, corresponde una reacción contraria del mismo poder. O a una tensión se le opone una resistencia. Esta oposición no es sustitutiva o aniquiladora, por el contrario, es complementaria. Sin la reacción, la acción sería imposible. La reacción es una situación estacionaria, o estática, frente al movimiento o acción y sólo puede darse la acción o movimiento, sobre la comparación o diferencia referente a la situación estacionaria o estática. La intencionalidad conlleva implícito el rechazo de toda alternativa ajena a la elegida.
5- ley del periodo del número tres
La ley del periodo del número tres, nos dice que toda existencia, acción y multiplicación, para llevarla a cabo, precisa, de un tiempo que se entiende en tres etapas, un inicio de la relación, una mitad de la relación y un final o término de la relación. Toda actividad se realiza mediante el proceso origen, división y unión. Lo que vendría a ser un periodo inicial, medio y término.
La intención contiene aspectos de significación y de hecho. Por este lado se entiende que cualquier acto, encierra en sí mismo tres propiedades. La propiedad propositiva, la propiedad cognoscitiva, y la propiedad efectiva. En otros términos, querer, saber y poder, han de existir en cada acto. Pero la realización del acto contiene en su proceso, un periodo de formación, otro de crecimiento y un tercero de completación.
6-ley del periodo del número seis
Esta ley nos indica que para que la relación se efectúe completamente, se han debido de establecer seis condiciones: Separación, fe, unidad, división, cautividad y preparación.
La primera condición es la de separación (1). Para establecer una actividad, un movimiento o una relación, la persona que inicia dicha relación, ha de separarse del estado en que se encuentra, ya sea separase del estado de reposo o del estado intelectual o pensante en que se encontraba, previo al inicio de la relación que pretende establecer.
Pero no basta con separarse de lo que estaba haciendo, además ha de tener fe (2) en la relación que pretende realizar. Por lo tanto es importante que establezca la unidad (3) con su fe.
Pero para relacionarse ha de encontrar al objeto de su relación y esto le obliga a repartir equitativamente funciones de sujeto y de objeto, lo que se entiende como división (4).
Además ha de permanecer cautivado de su idea o propósito de la relación durante todo el tiempo necesario para que se pueda conseguir el logro de su relación, a este periodo se le denomina cautividad (5).
Y finalmente, una vez establecidos los cinco requisitos previos, lo único que nos queda es un tiempo de preparación (6) para la unidad con el logro del propósito de la relación. Toda existencia, acción y multiplicación, han de seguir estas seis pautas de comportamiento para la consecución de sus realidades.
Este proceso no solo es cierto en la realización del acto. También podemos encontrarlo en la proyección histórica del curso providencial. La causa de un fenómeno es el antecedente, o concurrencia de antecedentes, con los que está invariable e incondicionalmente ligado
7-ley de responsabilidad
_La realización del proceso y estructura propositiva, de la actividad, sólo es posible, mediante el desarrollo responsable y completo de las funciones involucradas en la creación de la existencia, acción y multiplicación del objeto creado.
Esta ley nos indica que sin la debida responsabilidad de funciones, procesos y estructuras, sería imposible cualquier actividad, movimiento o relación. Por lo tanto para que cualquier existencia acción y multiplicación se establezcan, es preciso recorrer y satisfacer responsablemente cada uno de los siete requisitos aquí mencionados.
¿Cuál es la Responsabilidad del Propósito? Ser posible de realizar. El propósito ha de ser efectivo. Todo propósito busca ser satisfecho, por lo tanto la responsabilidad contenida en el propósito es la de -poder ser satisfecho-.
¿Cuál es la responsabilidad del sujeto? El sujeto debe ser leal y obediente al propósito, siempre y en todo el proceso de la consecución del logro, y ha de satisfacer completamente al objeto, que le permite la realización del logro, mediante la actitud de afecto, darse por el beneficio del otro; de persuasión mediante el uso de la verdad y de la motivación mediante el ejemplo de lo bien hecho.
¿Cuál es la Responsabilidad del objeto? Ser totalmente leal y responder completamente al sujeto con la actitud de satisfacerlo, significarlo y completarlo.
¿Cuál es la Responsabilidad del logro? Corresponder, coherente y completamente con el propósito.
Toda intención propositiva, presupone un proceso y estructura necesaria, para cumplir con la función de la intención, por lo tanto, podría decirse, que bajo el punto de vista del objeto, su función está predeterminada por el sujeto. Lo mismo ocurre en el caso del ser humano, pero la libertad de optar, posterga o aproxima el cumplimiento de su función.
El hombre y la mujer han sido creados por una causa originaria, cuya intención ha de cumplirse, independientemente de que al hombre y a la mujer les guste, les convenza o lo quieran realizar. Si no es ahora, se hará mañana. Si no soy yo, será otro, pero el propósito de la creación se cumplirá. El hombre puede negar la ley, pero la ley no puede negar la función del proceso de maduración del hombre. El hombre es el objeto de una intención original que ha de cumplirse. Para que eso se realice lo antes posible, debemos comprender los Principios de la Creación, y el ordenamiento correcto de las relaciones interpersonales.
Hemos explicado mediante estas siete leyes las bases constitutivas de la existencia, acción y multiplicación del ser.
d) ANÁLISIS DE LA RELACION
Todo acto conlleva significación, proceso, estructura e intención, puesto que toda intención opera y se realiza en función de un significado específico. Sin significado, la intencionalidad no podría existir, y consecuentemente toda intencionalidad significativa es o se transforma en acto o en un hecho objetivo. La intención se realiza mediante el estado de estar determinado y para estar en ese estado es preciso de esperanza, convicción, y validez.
intención conlleva: significación-proceso-estructura y acto
¿Dónde se inicia la intencionalidad y donde se termina para dar lugar al significado, y donde el significado se transforma en hecho? La realidad nos indica que intencionalidad, significado y hecho son indivisibles, e inseparables. Son tres aspectos en uno. Una sola dirección, pero con tres atributos contenidos en la dirección. De igual manera que para que surja la energía, es preciso de tres fuerzas fundamentales, Fuerza nuclear, fuerza electromagnética, y fuerza de gravedad. Estas tres fuerzas a su vez son indivisibles e inseparables. La fuerza nuclear opera en función de la gravedad o atracción, pero la fuerza de gravedad produce fuerza electromagnética, y esta a su vez precisa de gravedad.
Esta trinidad unitaria, parece darse en las relaciones interpersonales también. La trinidad de las fuerzas físicas, existen en función de la energía, así también la trinidad entre un yo (1) y otro (2) que tienen un propósito (3) entre ambos, se establece en función del cumplimiento del propósito. Es el “nosotros” el que determina al “uno” y al “otro”.
¿Qué es Relación? Re-la-acción, parece significar, algo así, como una acción de ida y vuelta. Re, se entiende como volver a hacer. Por lo tanto, -re la acción- significaría volver a hacer la acción. O acción que se da y se recibe.
Entendemos relación como un intercambio de vínculos, significados, intenciones o de hechos. Este intercambio, “dar y recibir” implica movimiento. Curiosamente hablando, movimiento es una constante universal, puesto que se da en toda existencia acción y multiplicación. Toda ley implica intencionalidad, significado y acto. La ley es una norma a cumplir que produce un beneficio. El cumplimiento de la ley se realiza mediante movimiento, derecho y deber, mediante distancias entre una causa y un efecto y distancias entre una posición emisora y una posición receptora. Luego, movimiento implica tiempo y espacio.
La ley posibilita la funcionalidad de la fuerza, y la fuerza, posibilita la existencia de la partícula. El movimiento entre partículas posibilita al átomo. El movimiento entre átomos posibilita las moléculas. El movimiento de moléculas produce sustancias sólidas, líquidas y gaseosas. La suma de sustancias en movimiento, permite la existencia de los minerales y vegetales. El movimiento contenido en los vegetales posibilita su crecimiento y la nutrición de los animales. El movimiento en los animales hace posible el ambiente y nutrientes para el hombre, quien a su vez si se mueve en torno a la ley fundamental del universo, puede realizarse como ser humano.
Todo es movimiento, y movimiento es una relación, un dar y recibir compensado.
La realidad subatómica, intermolecular, ínter especie, interpersonal, intergrupal, internacional, interplanetaria, interestelar o intergaláctica, están basadas en el mismo principio de movimiento compensado que posibilita la integridad universal. La compensación del movimiento se fundamenta en la Ley del Dar.
El ser humano necesita comprender cual es la perfecta mecánica que permite la relación correcta entre personas y entre todas las especies. Y esta mecánica se desprende de la conducta rectora del universo contenida en la actividad manifiesta en los principios de la creación.
e-REQUISITOS IMPRESCINDIBLES EN LA RELACION
Hablando de relación, debemos decir, que para que se establezca una relación completa, correcta y satisfactoria, es necesario comprender los siete requisitos siguientes contenidos en la relación, además es preciso entender que todo lo creado establece relaciones de una u otra manera con alguien o con algo, en este caso vamos a ver los fundamento de la relación y nos vamos a dar cuenta de que son los mismos principios de la creación que vimos anteriormente.
La ley de causa y efecto puede enunciarse afirmando que en la vida todo efecto tiene una causa específica. Proclama que todo sucede por alguna razón, se conozca ésta o no. Vivimos en un universo ordenado, regido estrictamente por leyes; esta idea es crucial para la comprensión del funcionamiento conjunto de todas las leyes o principios.
La ley de causa y efecto nos dice que hay determinadas causas del éxito y determinadas causas del fracaso; que hay causas específicas para la salud y para la enfermedad y que también las hay para la felicidad y la infelicidad. Si hay un efecto que desees vehementemente producir en tu vida, lo único que tienes que hacer es retroceder hasta sus causas y repetirlas. Si hay un efecto en tu vida que te esté originando desazón, actúa del mismo modo: retrocede hasta sus causas y elimínalas. Por esta razón es importante el comprender la mecánica de la correcta relación interpersonal.
Las personas, por sistema, hacen o repiten una y otra vez aquellas cosas o situaciones que les producen infelicidad y frustración, culpando a los demás y/o a la sociedad de sus problemas.
Se dice que no deja de ser una forma de demencia «hacer las mismas cosas del mismo modo con la esperanza de obtener resultados diferentes». En cierta manera todos hemos caído en esto en más de una ocasión. Lo que tenemos que hacer es enfrentarnos abiertamente a esta tendencia y tratar de corregirla, pero para eso es necesario disponer de los argumentos necesarios. Veamos cuales son los requisitos para una correcta relación interpersonal.
1-POSICIONES SUJETO OBJETO CON ALGO EN COMÚN (Base correlativa)
Para que exista cualquier relación es preciso de posiciones sujeto y objeto, con una
base correlativa entre ambos, es decir con algo en común.
Ninguna relación es posible sin establecer posiciones: propositiva, conductual, y efectiva o realizada. Sin propósito, necesidad, interés o deseo; sin una razón de ser; sin una intención por ser; sin una función que ha de ser, ya sea consciente o inconsciente, la relación no se establece. Tampoco se establece relación alguna, si entre el propósito que motiva la acción y el sujeto que ejecuta la acción, no existe algo en común. Alguna afinidad, sincronía o correlatividad. O si esta correlatividad no se establece entre el sujeto y el objeto, entre conductor y conducido. La lealtad al propósito se establece porque se le reconoce valido por alguna razón y al reconocerlo, se está compartiendo algo entre ambos.
2-PROPÓSITO CENTRALIZADO EN EL SUJETO
Para que se de la relación, es necesario de un propósito centralizado en el sujeto,
que conduce la acción.
Ninguna relación es posible, sin un centro conductor que dirige el proceso y establece la estructura necesaria para la consecución del logro propositivo, o impulso motivador de la relación. La relación no se establece sino a través de una intención motivacional, es esta intención propulsora, la que determina las posiciones y las funciones de cada posición. Pero es la posición conductora, o sujeto, la que se encarga de establecer completamente el proceso del desarrollo del logro propositivo. Por lo tanto, el propósito es centralizado en la posición del sujeto.
3-ORDEN EN LAS FUNCIONES Y LOCALIZACIÓN DE POSICIONES
Para que se establezca la relación es necesario de un orden en las funciones y
localización de posiciones.
Toda relación obedece o responde a una estructura base de cuatro posiciones,
1-propósito, 2 sujeto, 3 objeto y 4 resultado, o propósito satisfecho. Y a un proceso de tiempo determinado en tres etapas, inicio, medio y término. Estas posiciones, cumplen funciones específicamente determinadas en cada etapa del proceso de desarrollo del logro del propósito específico. Sin el ordenamiento posicional y sin el cumplimiento completo de cada función, la relación no es posible. (ver f )
4-ARMONIA
La consecución ordenada de las funciones y de las posiciones, establece la armonía.
Ninguna relación puede completarse sino es en armonía.
Una relación es armónica, cuando tanto el propósito, como el sujeto, el objeto y el resultado son, o están satisfechos. Claro que no podemos decir que el objeto que utilizo para hacer un dibujo, por ejemplo, el lápiz, se sienta satisfecho. El lápiz no siente, eso lo sabemos todos. Pero, cuando pretendo escribir una letra, la a, y el lápiz me lo facilita, yo me siento satisfecho de la función que cumplió el lápiz. Por lo tanto podemos decir que el lápiz satisfizo la necesidad de escribir. Es cierto que el objeto en este caso no se siente satisfecho, pero cumplió con la satisfacción del logro. Ahora, en el caso de establecer relaciones interpersonales, el propósito que conduce el sujeto, ha de satisfacer, convencer y completar, o motivar al objeto, en este caso una persona. De no ser así, la persona en la posición retributora u objeto, no aceptará la conducción del sujeto y por lo tanto la relación no se establece.
5-INDIVIDUALIDAD EN LA RELACION
La armonía produce individualidad activa emisora e individualidad receptiva o
respuesta retributiva, individualidades estas que son determinadas por la relación.
La relación implica activo emisor y activo retributor. Estos activos individualizan aspectos distintos. En uno se da la iniciativa conductual, y en el otro se da la respuesta retributiva. La individualidad emisora, dadora o directora es muy distinta de la individualidad retribuidora. Mientras que una impulsa, inicia, y promueve la conducción, la otra se liga a esta en su respuesta. Estas individualidades se pueden entender también como de riesgo y de seguridad. Sin ese riesgo inyector y sin esa seguridad administrativa, es imposible que se de la relación.
6-IDENTIDAD MANTENIMIENTO Y DESARROLLO
Toda relación produce identidad según sea el mantenimiento y desarrollo de la
misma.
Riesgo y seguridad, permiten la inversión y el ahorro necesario para continuar en activo. En la relación, el producto de este ahorro, las experiencias acumuladas durante el mantenimiento y desarrollo de la relación, producen una determinada Identidad. La identidad de la individualidad conductora, y la identidad de la individualidad conducida. Cada ser creado es único y por lo mismo, diferente al resto. No hay dos hojas iguales en un árbol, ni dos estrellas iguales en el firmamento. Esta razón se basa en la identidad propia de cada individualidad. Puesto que todo ocupa una sola posición en el espacio y un solo momento del tiempo. Nadie puede poner en el mismo lugar y al mismo tiempo a dos cosas independientes.
7-MOVIMIENTO CIRCULAR EN PROYECCIÓN
La relación completa produce un movimiento circular en proyección, puesto que
motiva a continuar relacionándose.
La consecución del logro, sea este cual sea, genera bienestar, alegría, estímulo grato, satisfacción. Es el instante donde la necesidad se realiza, donde la intención se manifiesta y donde el interés y el deseo se cumple.
Cumplir con el deseo, no sacia la voluntad. Satisfacer el interés, no sacia ni apaga al intelecto. Satisfacer una intención, tampoco apaga a la emoción El deseo cumplido, transforma el hecho en energía, el logro en alegría. Transforma al proceso y estructura completa en sensación, en conocimiento, en motivación.
El hecho, motiva a apreciarlo, y en la apreciación, se transforman los hechos en sensaciones y las sensaciones en nuevas necesidades o intenciones a realizar. Por eso, las relaciones completas, sanas y de confianza, generan la atracción de quienes participan de ellas. Siendo en ocasiones interminables.
Además de estos siete requisitos indispensables en la creación de cualquier actividad, es necesario reconocer otros siete pre-requisitos necesarios para que la relación se establezca:
1-Viabilidad del propósito. Causa y efecto- Sujeto objeto
2-Función, proceso y estructura. Intención proposicional
3-Tiempo velocidad y espacio. Libertad y opción válida
4-Prudencia, fortaleza y templanza. Conciencia de valor y conducta valórica
5-Seducción, persuasión y motivación. Valor esencial y valor potencial
6-Retribución leal y absolutamente obediente. Proceso y estructura
7-Correlatividad, recognición y concordancia. Similitud y concordancia
1-VIABILIDAD DEL PROPÓSITO
Todo propósito para llegar a ser, es necesario que sea viable, posible, realizable. Sin la probabilidad de “ser factible”, la intencionalidad en la necesidad no surge. Tenemos sed, porque hay agua, de no existir el agua, no tendríamos sed. Necesitamos de Dios porque existe, a pesar de muchos se niegan a encontrarlo.
2-FUNCIÓN PROCESO Y ESTRUCTURA
La relación es viable, siempre y cuando cumpla una función, mediante un proceso en tiempo y una estructura base de cuatro posiciones. Ninguna relación surge de la nada, o se establece por arte de magia en un instante indeterminado, o en un lugar inexistente.
3-TIEMPO VELOCIDAD Y ESPACIO
La consecución de un propósito puede ser más o menos acelerada, más o menos rápida, lo que involucra una velocidad en un tiempo y además, en un lugar o espacio que no debemos ignorar.
4-PRUDENCIA FORTALEZA Y TEMPLANZA
El uso de la prudencia, protege al sujeto que opta por una u otra alternativa, para poder discernir y optar por la alternativa válida. La alternativa elegida ha de ser siempre y para todo valida, lo que califica a la opción como absoluta. Al optar por la alternativa válida, debe recorrer el proceso completo hasta la consecución del logro, para lo que precisa en su curso, de firmeza y fortaleza. Pero en este mismo curso, pueden ocurrir hechos no contemplados en las expectativas del sujeto. Para evitar el abandono del curso del proceso de desarrollo del logro, el sujeto ha de hacer uso de templanza. Por lo tanto, templanza es un servidor que flexibiliza la actitud frente a los inesperados.
5-SEDUCCIÓN, PERSUASIÓN Y MOTIVACIÓN
El sujeto ha de seducir con afecto universalmente incondicional al objeto; ha de persuadirlo con verdad, o con el conocimiento que es siempre y para todos válido, y, ha de motivarlo con el ejemplo de lo bien hecho. De no ser así el objeto no estará satisfecho, ni confiado, ni motivado a retribuir voluntaria e incondicionalmente.
6-RETRIBUCIÓN LEAL Y ABSOLUTAMENTE OBEDIENTE
En una relación donde el sujeto seduce con el afecto universalmente incondicional, persuade con el conocimiento que es siempre y para todos válido y motiva con el ejemplo de lo correcto, el objeto seducido, persuadido y motivado, retribuye satisfecho, confiado y motivado al sujeto. Esta actitud de confianza, y de satisfacción, motiva al objeto a ser leal y obediente al sujeto. No por imposición de nadie, sino por la propia convicción de estar conectado a alguien que lo valora, lo comprende y lo motiva. La lealtad y obediencia del objeto, la produce la eficiencia, la veracidad y la determinación en el afecto incondicional del sujeto.
7-CORRELATIVIDAD, RECOGNICIÓN Y CONCORDANCIA
En una relación, todos los integrantes, pretenden establecer una correlatividad o afinidad emocional. Además se espera la confianza producto de la recognición mutua, y se espera también la concordancia en pareceres, criterios y sensibilidades. La relación es completa, o satisfactoria, cuando se produce esta correlatividad, recognición y concordancia.
Correlatividad vincular emocional entre las dualidades complementarias de contenido y consecuencia o entre sujeto y objeto, recognición del contenido valórico que es reconocido siempre y para todo valido y concordancia entre el acto intencional y la intención propositiva del mismo, son condiciones necesarias para el enlace que establece la relación.
En función de estos principios, podemos deducir los siguientes DEBERES Y DERECHOS NATURALES:
El deber de VALORAR APRECIANDO SIEMPRE TODO.
El deber de OPTAR POR LA ALTERNATIVA SIEMPRE VALIDA PARA TODO.
El deber de DISCERNIR DE ENTRE LO VALIDO LO MEJOR.
El deber de SATISFACER LAS CAPACIDADES Y HABILIDADES.
El deber de ser INCONDICIONALMENTE LEAL Y OBEDIENTE SIEMPRE Y EN TODO AL VALOR QUE ES SIEMPRE Y PARA TODOS VÁLIDO.
El deber, de ser UNO CON LA LEY, CON LAS NORMAS NATURALES O CON LOS PRINCIPIOS DE LA CREACIÒN. UNO CON LA RAZON DE SER QUIEN DEBE.
El deber de SER RESPONSABLE EN TODA OPCIÒN.
Estos deberes se resumen en: OPTAR INCONDICIONALMENTE SIEMPRE POR LO QUE ES VALIDO PARA TODO y CUMPLIRLO RESPONSABLEMENTE.
DERECHOS NATURALES:
El derecho a ser VALORADO RECONOCIDO Y APRECIADO SIEMPRE Y EN TODO.
El derecho a la LIBERTAD DE OPCIÒN VALIDA.
El derecho a la LIBERTAD DE PENSAMIENTO E INTENCIÒN VALIDA.
El derecho a SER CUMPLIDO.
El derecho a SER EDUCADO.
El derecho a CONOCER LAS NORMAS NATURALES Y PRACTICARLAS.
El derecho a la FELICIDAD RESPONSABLE.
1-Si tenemos el deber y el derecho a ser valorados, reconocidos y aceptados, NO DEBEMOS ACUSAR O DESMERECER A NADIE POR SER VALIDO.
2-Si tenemos el deber y el derecho a la libertad de opción, NO DEBEMOS IMPEDIR LA LIBERTAD DE OPCIÒN VALIDA DE NADIE.
3-Si tenemos el deber y el derecho al libre pensamiento e intención válida, NO DEBEMOS DISCRIMINAR A NADIE POR LO QUE PIENSE O REALICE QUE SEA VALIDO.
4-Si tenemos el deber y el derecho a ser cumplidos, NO DEBEMOS POSTERGAR LA MADURACIÒN DE NADIE.
5- Si tenemos el deber y el derecho a ser educados, NO DEBEMOS OCULTAR NUNCA LA VERDAD A NADIE.
6- Si tenemos el deber y el derecho a conocer la ley, NO DEBEMOS IMPEDIR QUE NADIE LA RECONOZCA.
7-Si tenemos el deber y el derecho a la felicidad responsable, NO DEBEMOS IMPEDIRSELO A NADIE.
Estos Deberes y derechos se desprenden del proceso y estructura de la función de ser especie.
FUNCIÓN PROCESO ESTRUCTURA
Término propósito
Intención medio sujeto objeto
Inicio resultado
Proposición tiempo inicio, medio y término Espacio
La verdad absoluta que es siempre y para todos válida, es clara, parca y convincente tanto para el científico como para el filósofo. Estos siete requisitos, junto con las siete leyes de la creación completan lo que conocemos como los principios de la creación, fundamentados en la Ley del Dar, que nos muestra, que todo existe por y para el beneficio del otro o de lo otro. Este grupo de principios conforma la esencia fundamental de lo Absoluto Originario.
El Absoluto se puede designar como “entidad” autónomo-selectiva origen y consecuencia, de la realidad electromagnética, que persigue, mediante el acto reflexivo, la consecución de lo que es válido siempre y para todo. Sin que esto pase a ser paradigmático, ni contradictorio, puesto que todo origen se refleja en su consecuencia y toda consecuencia es partícipe de su origen.
Cuando hablamos del mundo de la causa y del mundo del efecto, debemos comprender que no hablamos de dos mundos, sino de uno solo. Causa y efecto, son uno en el valor, por lo mismo, valor contiene origen y consecuencia, y sujeto - objeto.
Tal vez esto se entienda mejor con la comparación sobre el yo. Cuando afirmo la existencia del ser “Yo”, estoy también afirmando la existencia del ser “Otro” referente, quien junto con el ser “Yo”, producen la existencia del tercero invisible o “nosotros”. El “nosotros,” contiene en sí, al “Yo” y al “Otro”, siendo algo, dentro y fuera de los dos.
Causa y consecuencia, sujeto y objeto existen gracias al valor, en función del valor y por el valor. Por lo tanto causa y efecto, o sujeto y objeto, son porciones de un todo aglutinado, en la experiencia del valor producto de lo que satisface, de lo que significa y de lo que completa a cada partícipe del logro. Del mismo modo que el “nosotros” completa, significa y satisface a ambos, al “Yo” y al “Otro”.
Para concluir, podríamos afirmar la existencia de un Origen Creador, u entidad autónomo-selectiva, origen y consecuencia de la realidad electromagnética, que persigue, mediante el acto reflexivo (reflejo), la consecución de lo absoluto.
Un Ser sistémico que existe por la necesidad misma de Su Ser, (primus movens) Fuerza Primera que comunica el impulso con Su fuerza autónoma. Primera Fuerza Universal.
La razón que no razona en función de la Ley, es razón débil. Así como también es cierto que la razón que no razona en función del valor contenido en la Ley, es razón sin validez. Y la razón que no razona en función del valor de la libertad que produce el razonar en función de la Ley, es razón inútil.
El temor de humanizar a Dios hizo posible, e incluso priorizó, el uso de términos incomprensibles, para definir la naturaleza del Creador. Así como nosotros utilizamos términos, como por ejemplo: ”virtual, abstracto, o relativo”, cuya imprecisión y ambigüedad confieren un carácter y connotación imprecisa al significado, así también los cristianos, desde tiempos de Bizancio, hemos venido haciendo uso del “Misterio” en pro de garantizar a Dios la posición sobrehumana que lo caracteriza. Esto ha sido debido a que el impulso especulativo contenido en el raciocinio de la Ley, impide en ocasiones la recognición completa de la Ley.
Los tres capadocios, San Basilio de Cesárea, San Gregorio de Niza y San Gregorio de Nazianceno, presentan un interés muy particular en la comprensión del espíritu ortodoxo originario.
Gregorio de Niza dice:” Es el alma, la que adquiere una cierta comprensión de la doctrina acerca de Dios. No pudiendo por tanto esclarecer, mediante la razón, lo inefable y profundo de ese misterio: ¿Cómo es posible, se interroga el alma, que una y la misma cosa, sea nominable y escape al mismo tiempo a la denominación; cómo se ve separadamente y se concibe a la par como única unicidad?. Pero es de tal forma que, por una parte, el poder de la unidad del principio, no se escinde, al dividirse en diversas divinidades”.
Y San Gregorio de Nazianceno dice al respecto:” Aún siendo una e indivisible, la sustancia divina, parece estar sometida a la necesidad de la división. ¿Cómo veremos esta división? Igual que el alma, que es sustancia inteligible, produce una multitud de conceptos, sin ser por ello dividida, sin empobrecerse, al contrario, -se vuelve más rica- E igual que la palabra permanece inseparable del alma que la enuncia, aún encontrándose en el mismo momento en el alma de los que la escuchan, esperando, antes que la división, su unión con nuestra alma”.
La argumentación de una existencia primera, se fundamenta sobre la existencia de tres aspectos: Primero sobre el aspecto físico, que se desprende del hecho de que todo existe en movimiento y por ende, es preciso de un motor primario originario. Segundo, el aspecto teológico, que se desprende de la afirmación de un orden armónico, que por ende satisface a principios o leyes, ordenadas de acuerdo a un estándar o paradigma, lo que implica conocimiento y el tercer argumento para demostrar la existencia de Dios, es el aspecto histórico, que se desprende de la necesidad histórica del hombre independiente de su genero y raza, por venerar a un ser superior originario. Todo nos conduce en la dirección de un absoluto.
Lo absoluto se establece mediante relaciones correctas, completas, y perfectas, puesto que es válido siempre y para todos.
Lo absoluto contiene esa característica de ser siempre y para todos válido.
Toda intención busca la validez, toda actividad pretende ser realizada, toda iniciativa pretende ser satisfecha, todo intento pretende el logro. Tenemos que abrir nuestros ojos a la realidad y descubrir en ella el potencial absoluto que contiene.
Todas las cosas, bonitas o feas, verdaderas o falsas, buenas o malas, contienen el potencial de ser observadas, aceptadas o despreciadas.
Todas las cosas apreciadas nos ofrecen el valor emocional, cognitivo o utilitario que se desprende de la correlatividad, reconocimiento o correspondencia con el objeto apreciado. Por lo tanto todo puede ser apreciado y todo contiene en potencia la cualidad de producir valor. El valor está en todo y siempre que se aprecie, por lo mismo esta realidad es absoluta. Pero también es cierto que el valor puede ser apreciado, reconocido o valorado, y despreciado, ignorado o rechazado. La diferencia está en que el valor de la complacencia, no se establece mediante el desprecio, la ignorancia o el rechazo.
Por eso es la actitud apreciativa del hombre la que permite el hallazgo del valor y la actitud despreciativa del hombre la que impide el logro del valor.
Que el valor existe en todo y siempre, es absoluto, pero que el valor depende del apreciador, también es cierto. Hay personas que por ignorancia, por temor o por prejuicios, no llegan nunca a descubrir la experiencia de plenitud, significación y correspondencia con el valor. Estas personas padecen de insatisfacción, miedo y desconcentración en sus actos, lo que conlleva numerosas crisis. Crisis significa cambio, que se asocia generalmente al producto de una relación insatisfactoria, incorrecta, o insuficiente.
f-¿CÓMO SE ESTABLECE UNA RELACION COMPLETA CORRECTA Y SATISFACTORIA?
El ejercicio correcto de la relación, consiste en encontrar la satisfacción de cada una de las cuatro posiciones que involucra una relación. Posición origen o propósito, posición sujeto, posición objeto, posición resultado. Cuando todas y cada una de las posiciones se encuentran satisfechas o completas, la relación se determina como correcta o válida.
1-- Propósito --- intención – idea = posible- realizable
2-- Sujeto –emisor centrado--- leal y obediente al propósito y seductor, persuasor y motivador del objeto
3-- Objeto --- retributivo =seducido persuadido y motivado a retribuir voluntariamente al sujeto
4-- Logro del propósito = completo
En el establecimiento de una relación correcta, la función primordial y determinante es la del sujeto. El sujeto es el conductor de la acción y por lo mismo, tiene toda la responsabilidad en el caso.
El sujeto para conducir correctamente la relación debe: Seducir a su objeto con afecto, apreciándolo, y valorándolo; debe persuadir al objeto con verdad y coherencia y debe motivar al objeto, con el ejemplo de lo bien hecho, con atención y cuidado. El objeto que recibe afecto, verdad y bondad, responde motivado a cuidarle, confiado a creerle y seducido a valorarle, lo que permite al sujeto el logro de la satisfacción. Satisfacción que implica la satisfacción del propósito, así como también la del resultado, por lo tanto, para que la relación sea correcta, es preciso, que el sujeto seduzca, persuada y motive al objeto, hasta que este sea completo y por lo tanto, retribuya al sujeto con cuidados, confianza y valor. Dice un refrán que cuando el que manda pierde la vergüenza, el que obedece pierde el respeto, para que se establezca el respeto, el sujeto debe mantenerse leal al propósito de realizar al objeto.
Alternativas que pueden ocurrir en la relación:
1-En ocasiones, el sujeto no tiene suficientes recursos como para satisfacer al objeto.
el sujeto carece de recursos suficientes
Aquí es donde ocurre un hecho que puede tener consecuencias críticas. El objeto insatisfecho, hace lo que todo insatisfecho haría, exigir su derecho a ser satisfecho, mediante queja o acusación.
el objeto exige
¿Hay algo malo en exigir lo que te corresponde? Nada, pero la exigencia desposiciona al sujeto y puede hacerlo perder su dominio de posición. De caer en esa tentación, el sujeto se descalifica a sí mismo como sujeto conductor, puesto que pasa a ser objeto, conducido por el estímulo de la exigencia del objeto. El sujeto que se enfrenta a una relación donde el objeto exige ser satisfecho, debe primero, no perder su posición de sujeto de la acción. En otras palabras, no enganchar con el estímulo negativo de la exigencia, acusación o queja. Luego de mantener su posición, y tomarse la exigencia como un hecho reconocido como extralimitado, el sujeto, desde esa misma posición, ha de intentar de nuevo la relación, argumentando una dosis mayor de sensibilidad, de conocimiento y de motivación.
2- el objeto, libremente no responde
En ocasiones el objeto (persona) no desea retribuir al sujeto, porque, como muy bien sabemos todos, se nos ha dotado con libertad. A pesar de que el sujeto hace todo lo que puede por seducirle, persuadirle y motivarle, el objeto se niega voluntariamente a retribuir con obediencia y lealtad al sujeto, lo que produce en el sujeto, la sensación de ser pasado a llevar, ser ignorado, despreciado o descalificado. En este caso el sujeto debe mantener su posición sin acusar, o sin culpar al objeto. Debe continuar en su empresa de persuadir, seducir y motivar al objeto, pero si este no le responde después de siete intentos, el sujeto tiene toda libertad de buscarse un nuevo objeto que le retribuya con lealtad y obediencia.
Una relación puede estimularnos o deprimirnos,
¿Qué deprime más, el carecer de cosas materiales o el carecer del afecto de los seres queridos?...Una relación inconclusa nos frustra, ¿qué frustra más, el no lograr lo que se quiere, o el no lograr a quien tu quieres?... Una relación también puede alterar, ¿qué les altera más, el que se rompa un objeto o el que se rompan las relaciones interpersonales con tus afectos? Generalmente deprime, frustra o altera más, el fruto de las relaciones interpersonales que el producto de las relaciones con las cosas.
La relación entre un individuo y la creación, no causa alteraciones emocionales tan graves, como las alteraciones producto de relaciones interpersonales, intergrupales, internacionales o intercontinentales, en las que intervienen personas. Por lo tanto, es preciso comprender la correcta mecánica de las relaciones interpersonales, para evitar las alteraciones, frustraciones y depresiones producidas por el uso incorrecto de las relaciones.
“Somos la suma de nuestros actos, dice Aristóteles, y por ende, todo depende de nuestros actos. La virtud moral y la ética se adquieren con la práctica al igual que el dominio de cualquier arte”.
Las relaciones con el entorno, pueden significar un intercambio de energía y, por lo tanto de salud, o bien un desperdicio de la misma. Nuestra conducta cotidiana está basada en relaciones interpersonales, intergrupales, internacionales, etc.
Aristóteles también dice que: “nuestros hábitos son fundamentales. Aprendemos a ordenar nuestra alma mediante la práctica de la virtud. Tal como aprendemos a resolver los problemas de matemáticas, mediante la práctica de la aritmética.”
La práctica de cualquier virtud, por ejemplo: autodisciplina, compasión, responsabilidad, amistad, trabajo, coraje, perseverancia, honestidad, lealtad, fe, etc, precisa de dos, un individuo y una virtud. En la relación interpersonal, también es necesario al menos de dos personas. Lo común al hablar de “relación interpersonal”, es imaginarse a dos personas interactuando, ya sea mediante la conversación o mediante un intercambio afectivo, cognitivo o productivo. Es imposible establecer relaciones interpersonales con una sola persona. Dios también fue consciente de esta realidad y es por eso que dijo: ” No es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea para él” (Génesis 2-18) ¡Demos gracias que fue así.!
La relación es una necesidad vital que se hace sentir cuando no se establece:
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido”
De esta forma se lamenta Neruda y nos transmite una sensación dolorosa al perder el objeto de su relación. Y Machado, un hombre simple y solitario dice:
“ Converso con el hombre que siempre va conmigo”
Incluso en la soledad necesitamos relacionarnos, aunque sólo sea ”conmigo”.
La relación interpersonal es fundamental para el mantenimiento y desarrollo de la vida humana. Por esta razón es tan ansiada.
El deseo por una relación está siempre presente en el hombre, pero las relaciones producen en ocasiones resultados adversos a nuestros propósitos o expectativas.
Cuando no obtenemos el cumplimiento del propósito de nuestra relación, nos frustramos y caemos en la desesperación. Alguien sugirió como solución a los problemas de la relación este consejo:
“ Cuando se trata de superar perturbaciones como la ira, el temor, la tensión etc, debemos fijar nuestra atención en la cualidad opuesta a la que se desea vencer. Así por ejemplo para superar el temor, debe cultivarse la conciencia del coraje. Para superar la ira, debe cultivarse la conciencia de la paz. Para superar la debilidad, debe cultivarse la conciencia de la fortaleza”.
Estos consejos son útiles para corregir situaciones, pero cuando analizamos las relaciones con detenimiento, nos damos cuenta de que la relación es un mecanismo complejo, donde existen implícitos varios elementos, sin los cuales la relación sería imposible de establecer. Vamos a analizar el contenido de la relación para comprender cómo establecerlas de manera sana y eficiente.
Existen relaciones interpersonales expresadas en sentido vertical como por ejemplo la relación entre padre e hijo o hijo padre, la relación patrón y empleado, o, empleado y patrón, anciano y joven o, joven y anciano y relaciones expresadas en sentido horizontal como entre colegas, amigos, hermanos, cónyuges etc.
Las relaciones verticales se establecen por diferencias entre contenidos.
Es natural que frente a alguien que sabe más, tiene más experiencia, tiene más fuerza o es más sensible que uno, se actúe con una aptitud más receptiva que impulsiva, es decir que procure recibir por sobre dar, esto no impide que se dé, pero predominantemente uno adquiere la aptitud receptiva, o retributiva. Ser retributivo, en el correcto sentido de la palabra es ser leal y obediente al superior. Esto no es en ningún modo el seguir porque sí, como corderito. Se trata de saber entregarse al superior para ser conducido o dirigido por él. La lealtad es saber ponerse en las manos del otro. La obediencia se demuestra respondiendo a las direcciones del otro. Se sobreentiende que el otro, superior quiere lo mejor para el conducido. Esto determina que la relación sea vertical.
En una relación horizontal, donde no existen diferencias notorias, sino que se establece un intercambio de igual a igual, las posiciones son determinadas por el ser activo o receptivo, retributivo, sin el condicionante diferencial. Esto permite una relación horizontal.
Además de las diferencias en el sentido posicional, también existen diferencias en el sentido temporal. Se establecen relaciones con el pasado, con el presente y con el futuro. La variación de las relaciones, como podemos apreciar es amplia en todas direcciones arriba- abajo, izquierda-derecha, al frente-atrás.
El “nosotros” en la relación.-
Cuando hablamos de “ relación “ nos imaginamos generalmente a “dos”. Y pensamos que con “dos ” es suficiente para que se establezca una relación. Pero la relación del “dos y nada más” no es posible.
Decimos que las cosas se relacionan y que nosotros nos relacionamos con las cosas. Cuando pensamos en el nosotros y en las cosas, generalmente vemos un “Yo” y un “Otro”, pero hay algo más entre los dos y con los dos; existe un tercero invisible que los posibilita en la relación. Este tercero es el “Nosotros” .
El “Nosotros” con lo que implica es superior al “Yo” y al “Otro”. Es superior porque implica a ambos, y es gracias al “Nosotros” que se establecen el “Yo” y el “Otro”.El nosotros es ese vínculo, esa correspondencia mutua, esa confianza o conocimiento, interés, intenciones o labores compartidas. El “nosotros”, es como la cáscara del huevo que protege a la yema y a la clara. Sin la cáscara, no hay huevo. Sin el nosotros, no hay tu ni yo.
En la relación interpersonal, también es necesario de un “tercero invisible” pero siempre presente. La omnipresencia del tercero posibilita la relación entre los otros dos.
Este tercero es determinado por el valor contenido en el propósito de la relación. Valor es una experiencia cooperativa. Para que surja el valor, han de cooperar el sujeto con el objeto, en la satisfacción del propósito.
“Aquel día comprenderéis que Yo estoy en Mi Padre, Vosotros en Mi y Yo en Vosotros”. (Juan 14-20) El “Yo” coopera con el Padre, el Padre coopera con el vosotros, y el vosotros con el “Yo”.
Si analizamos esta frase de Jesús, adjudicando contenido a esta forma de expresarse, podemos encontrar algo curioso. “Yo estoy en mi Padre”. Veamos qué sentido podemos encontrar a esta afirmación. Si en lugar de entender que Jesús está en el cuerpo físico, o en el espacio ocupado por Su Padre, entendemos que Jesús está inserto, en la virtud o en los valores del amor incondicional, de la verdad y de la bondad, que representan a Su Padre. “Yo estoy en mi Padre” pasa a ser “Yo respondo a la virtud, al verdadero amor, a la verdad y a la bondad de manera responsable con la virtud que encarna el Padre”.
“Vosotros en Mí” bajo este punto de vista, representa, que vosotros estáis en los valores que Jesús personifica, amor, verdad, bondad, etc. Y “Yo en vosotros”, por supuesto que si compartimos los mismos valores, Jesús se manifestaría también a través del valor, en cada uno del “vosotros”. Por lo tanto “Yo estoy en mi Padre” es lo mismo que decir :Yo estoy en el “Nosotros”. Puesto que el nosotros como valor está en el “Yo” y en el “Vosotros”.
g-REQUISITOS PARA ESTABLECER UNA RELACION CORRECTA
Toda relación necesita de posiciones emisor y retributor, sujeto objeto, Yo, y otro, intencionalidad y logro, causa y efecto, origen y consecuencia.
-Bajo el punto de vista de la relación, tanto el “Yo” o sujeto como el “Otro” u objeto, tienen el mismo valor, ambos adquieren por el mérito de establecer una relación un valor mutuo, el valor del “Nosotros” que incluye además al propósito y al logro en cada uno.
Por lo tanto sujeto y objeto, intencionalidad y consecuencia, son meras posiciones con el mismo valor pero con distintas funciones. Para que sea posible la relación entre ambos es necesario de la correlatividad entre los dos dualidades. Me explico: El “Otro” debe contener un “algo” que necesita, que interesa o que motiva al “Yo” a establecer la relación. Y el “Yo” a su vez, debe contener un “algo” que necesita, interesa o motiva al “Otro”. Por lo tanto entre el sujeto y el objeto debe existir correlatividad. La misma correlatividad ha de existir entre la intencionalidad y la consecuencia resultante.
Hasta ahora hemos comprendido que para establecer una relación interpersonal es necesario de posiciones “Yo” o sujeto, y “Otro” u objeto, y que el “Yo” debe contener algo de interés para el “Otro”, y el “Otro” algo de interés para el “Yo”. Pero con esto no basta para establecer la relación completa entre ambos. Existe otro requisito necesario para completar la relación se trata del “propósito”.
No existe relación alguna sin un propósito, nada es creado de la nada. Ya sea consciente o inconsciente, conocido o ignorado, toda relación tiene un porqué, una razón de ser, un propósito.
“ Y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera” Génesis 1-31.
Esta cualidad de “ser bueno” existe contenida en el valor que satisface las necesidades intereses o deseos. La creación de Dios complacía Su propósito por eso lo califica como bueno.
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SENTIMOS SABEMOS HACEMOS
Sentirse bien complace Saber la verdad complace Hacer lo correcto complace
AFECTO SINCERIDAD RESPONSABILIDAD
Amor Verdad Bondad
Querer Deber Poder
INTENCIÓN SIGNIFICACIÓN HECHO
Emoción intelecto voluntad
Filosofía Ciencia Producción
Ministerio de educación Ministerio de la Familia Ministerio de la producción
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Todo lo creado es consecuencia de un propósito y toda relación interpersonal se establece, en base, a una intención (Principio de Similitud).
Este propósito está centralizado en el sujeto o en la posición emisora, conductora o directora de la relación. El sujeto en una relación es aquel que conoce, conduce o está más próximo al propósito de la relación. Es más, las posiciones sujeto objeto son determinadas por el propósito de la relación. Es el “Nosotros” quien determina las posiciones del “Yo” y del “Otro”. La necesidad del otro, o por lo otro; el interés en el otro o por lo otro; y el deseo de realizar algo, determina las posiciones de sujeto y de objeto. Es el principio de la creación el que determina al hombre como sujeto de la creación. Es la ley del estado, la que determina las obligaciones (sujeto) y derechos (objeto). Es la oferta, la que determina al productor (sujeto) y el producto realizado (objeto). Es la demanda la que determina las posiciones de comprador (sujeto) y vendedor (objeto). Es el mercado quien determina las posiciones de compra (sujeto) venta (objeto).
- En el “Nosotros” como escuela de enseñanza, es la enseñanza la que determina que la persona que más conoce se encuentra en la posición sujeto o Profesor, y quienes quieren aprender, se encuentren en la posición objeto o alumno.
-En el “Nosotros” como Familia Los Padres son posicionados como sujeto por el sentido de Familia porque conocen, comprenden o son quienes completan el propósito de establecer una familia y los hijos ocupan la posición receptiva u objeto, sin que esto quiera decir que debemos tratarlos como objetos, porque como antes vimos el sujeto y el objeto tienen el mismo valor en la relación, ninguno es más o menos válido que el otro. Quien esta más próximo o conoce y conduce la relación está ocupando la posición sujeto, mientras que quien responde, obedece o es conducido hacia el propósito en la relación, ocupa la posición objeto. Las posiciones son establecidas por el propósito y en el instante donde se establece la relación y no antes ni después. Sin establecer un dar y recibir no puede realizarse la relación, por lo tanto es, en base, a la necesidad, interés o deseo por dar, que se establecen las posiciones de emisor y receptor o sujeto y objeto.
En una relación intervienen tiempo y espacio; en el tiempo acumulamos las experiencias, realizadas en el espacio. La acumulación de las experiencias recopiladas en el tiempo, producen las diferencias en jerarquía, mientras que las situaciones activo, receptivo, creadas en el espacio producen las diferencias de posición (categorías). Por ejemplo en una conversación con mi padre, existe una posición jerárquica de sujeto puesto que mi padre tiene más edad que yo, él es quien me creó y me crió, y a pesar de que no conozca tanto de arte como yo, ha tenido muchas experiencias a lo largo de su vida, que yo aún no alcanzo a experimentar. El es mi origen causal, eso nadie lo puedo negar, razón suficiente para posicionarlo como mi sujeto. Pero, cuando tocamos el tema del arte, asumo yo la posición de sujeto.
Lo importante en la relación no son las posiciones sino el afecto, la intimidad y el vínculo que se produce al valorar al otro. En una relación donde se ofrecen afecto, sinceridad y valor, las posiciones se establecen pero no se sienten. Valorar al otro, comprender al otro y apreciar al otro, producirían en cada uno la necesidad de entregarse sin cuestionarse en ningún momento en que posición se encuentran.
En una relación tanto el sujeto como el objeto existen para el propósito. El “Yo” no
existe para él, ni el “Otro” para si mismo. En una relación, ambos existen para el “Nosotros” o para el propósito. Si uno de ellos abandona el propósito de la relación por priorizarse a sí mismo, la relación no se establece. Cuando el “Yo” o, el sujeto no está por el propósito o el “Nosotros”, tanto el sujeto como el objeto desaparecen de la relación. La relación no se establece.
Aparentemente, con un sujeto y un objeto, entre los cuales se establece una correlatividad o interés y se centran en un propósito, se obtendría una relación interpersonal, pero esto no es totalmente correcto. Para establecer una correcta y completa relación interpersonal, es necesario de otro requisito. El requisito del orden y localización de posiciones.
Si el sujeto emisor o conductor, emite o conduce la dirección en un sentido y el objeto receptor abandona su posición receptiva y, emite o conduce la relación en sentido opuesto, el propósito de la relación no se logra. O, si por el contrario, el sujeto se transforma en receptor y no emite o conduce al objeto, tampoco se establece relación alguna. Luego, para establecer una correcta relación tanto el sujeto emisor como el objeto receptor deben establecer sus posiciones ordenadamente, localizándose en sus respectivas posiciones.
El cumplimiento responsable de estos requisitos produce una relación armónica.
RELACION
PROPOSITO
SUJETO BASE CORRELATIVA OBJETO
RESULTADO
La perdida de cualquier requisito antes mencionado, nos imposibilitaría la relación.
Si pensamos un poco en lo que hemos explicado, nos damos cuenta de que cualquier relación precisa de posiciones activo-emisor y activo-receptor que contengan una afinidad entre ellos. Además la relación se establece por un propósito que determina las posiciones de activo o receptivo, y cuyo propósito es conducido por el activo-conductor o sujeto. Si se establecen estas posiciones y se cumplen las responsabilidades del activo y del receptivo, la relación se constituye como tal.
La correcta implementación de la mecánica de la relación interpersonal, establece la reconciliación y la solidaridad entre las posiciones activas y receptivas, o emisoras y receptoras. La verdadera reconciliación es el producto de la respuesta leal al afecto del sujeto, y la verdadera solidaridad es la comunión con el afecto.
Esto que hemos visto es esencial para establecer correctas relaciones y para evitar un gran número de problemas causados por la ignorancia de este conocimiento. En la vida debemos perseguir lo esencial a través de lo superfluo. Lo superfluo nos entretiene, lo esencial nos posiciona.
La relación incluye además individualidad y relación, es decir la posición activo-conductor contiene una individualidad diferente del activo-receptor. El conductor es emisor, es quien destina un contenido o forma. El receptor por el contrario es el destinatario del contenido o forma, por lo tanto son individualidades distintas pero a su vez contienen la capacidad de intercambio; reciben y a su vez, dan, por eso que la relación posibilita la individualidad y relación de cada posición sujeto u objeto.
En la relación, tanto el sujeto como el objeto son entes dinámicos, no estáticos. Tanto el uno como el otro precisan de un mantenimiento y desarrollo que permitan la identidad de cada uno de ellos. El mismo proceso de la relación, nutre, mantiene y desarrolla la identidad de ambos. Los elementos de intercambio en la relación son precisamente los que generan los “nutrientes” que mantienen y desarrollan la identidad de cada posición.
Esta identidad, mantenimiento y desarrollo toma lugar, a nivel interno y a nivel externo. Tanto el nivel interno, como el nivel externo exige o precisa de un desarrollo vertical y de un desarrollo horizontal.
La relación también produce resultados que estimulan nuevas necesidades o intereses, lo que enancha el radio de interés en la relación, estableciéndose de este modo un movimiento circular en proyección.
Resumiendo diríamos que los requisitos para establecer una relación son:
1- posiciones sujeto /objeto y base correlativa = triple afinidad
2-propósito centralizado en el sujeto = intencionalidad incondicional
3-orden y localización de posiciones = iniciativa lealtad y responsabilidad
4- armonía = alegría
5- individualidad y relación = valor por posición
6-identidad mantenimiento y desarrollo = valor por ser único por identidad
7-movimiento circular en proyección = multiplicación del valor
Si actuamos con el respeto a la individualidad con quien emprendemos una relación, si potenciamos las afinidades de manera responsable, respetando la posición del otro por su cualidad de ser único, y multiplicamos el valor que se desprende de las relaciones que establecemos, estoy seguro de que nos encontraremos a las puertas de la felicidad en esa relación. Lo único que necesitamos es establecer correctamente las relaciones interpersonales que iniciemos, debemos concentrarnos en ubicarnos primero que todo en las relaciones por eso que debemos entrar primero con las orejas y luego con la boca en la relación. Dios nos dio dos orejas y una boca, tal vez para advertirnos de que es mejor escuchar primero para posicionarse, antes de desubicarse frente al otro.
Para ubicarse correctamente es necesario comprender la mecánica de una correcta relación interpersonal.
Vivimos constantemente en el temor de que nuestras relaciones con nuestros afectos puedan cambiar o terminarse. En ocasiones ese mismo temor nos obliga a sobreproteger a los otros, con ambiciones egoístas que conducen la relación hacia la esclavitud y dependencia.
La primera característica de una correcta relación es la libertad. Somos únicos y libres. Somos la manifestación de nuestras virtudes y pertenecemos al valor. El valor está por encima del “ tú o del yo “ Ni el tú ni el yo, pueden adueñarse del valor, el valor no se posee, el valor se manifiesta mediante relación.
Por eso es de vital importancia el profundizar en la correcta implementación de las relaciones.
h-¿PORQUE ES NECESARIO ESTABLECER RELACIONES?
Desde tiempos remotos, se ha considerado al hombre como un ente social. Los griegos por ejemplo, consideraban al hombre como un ser para los otros, un ente colectivo que recibía su identidad de la relación con los demás por lo tanto era necesario descubrir el orden universal que modulaba la identidad del ser, para poner al hombre en su correcta posición universal, esto motivó a los helénicos, a adentrarse en el estudio de la sociedad, que no es otro que el estudio de la conducta, pues a ello se reduce esencialmente la política.
Todo lo que existe a nuestro alrededor está en movimiento, o participa del movimiento. Movimiento es una constante universal. La tierra se mueve, las partículas, átomos, moléculas, sustancias sólidas, líquidas y gaseosas se mueven. Todo ello se mueve porque existe espacio. Cualquier objeto que se mueve está estableciendo una relación con el espacio-tiempo.
Tiempo es la distancia entre una causa y su efecto y espacio es la distancia entre un sujeto y un objeto, ambas distancias determinan la trascendencia e inmanencia del contenido proposicional.
Pensando un poco en esto, nos damos cuenta, de que el universo es una multi-red de relaciones interconectadas en función de una cohesión. Por ejemplo: el propósito con la dirección, la dirección con la fuerza, la fuerza con la energía, la energía con la partícula, la partícula con los átomos, los átomos con las moléculas, las moléculas con las sustancias las sustancias con las células, las células con los minerales, los minerales con los vegetales, los vegetales con los animales, los animales, vegetales y minerales están relacionados con el hombre y el hombre se relaciona con el propósito de la creación descrito por el Principio de la Creación, propósito que dirige la fuerza etc.
Movimiento es una constante universal y lo que posibilita el movimiento es la relación entre un inicio y un término, un centro y periferia (+) y (-) o sujeto y objeto, por lo tanto relación es una constante universal. Toda relación implica un intercambio, un algo que se da, y un algo que se recibe, a esto se le denomina actividad, por lo tanto actividad es una constante universal, así como también es una constante universal el propósito de la relación, y la cohesión.
Debemos entender aquí que cuando el propósito de la relación es la ruptura, o cuando la relación produce división, esa misma división anula la relación, debido a que para que exista la relación, es preciso de correlatividad y orden posicional entre un sujeto y un objeto. El conflicto anula el orden y por lo tanto anula también la relación. Consecuentemente, es imposible establecer relaciones de conflicto. El conflicto es una alteración de la relación, es producto de ir en contra de la relación.
En toda relación, tanto el sujeto como el objeto, buscan satisfacerse.
Ambos se entregan a la relación por recibir o por hallarse en la posesión de un bien.
El propósito de cualquier relación es el de conseguir la posesión de un bien.
Salimos con alguien porque pretendemos la posesión de los bienes que ese alguien representa, o nos sentimos en la posesión de un objeto de belleza porque es bello, o de conocimiento porque es inteligente o de cualquier otra satisfacción. Nos casamos porque pretendemos la posesión de un bien, por la familia, por el afecto que eso lleva consigo, además por el conocimiento del cónyuge, o por su belleza, o por sus bienes.
Cuando el sujeto posee un bien producto de la respuesta del objeto y cuando el objeto se siente en posesión de un bien fruto de la dirección de un sujeto, ambos se sienten satisfechos y posibilitan la continuidad en la relación.
La posesión de un bien en la relación les posibilita asegurar su individualidad y prolongar o continuar la relación en busca de nuevos propósitos. Además la satisfacción posibilita el desarrollo sano de su identidad y el mantenimiento de nuevas relaciones interpersonales.
El ser humano espera cumplir sus deseos en todas y cada una de las relaciones que emprende. “La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: más el árbol de la vida es el deseo cumplido. (Proverbios 13-12). Lo que motiva a iniciarlas es la esperanza en la posesión de un bien.
Felicidad es el estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien, y el propósito del individuo es ser feliz. Esta es la razón del porqué espera de cada relación el sentimiento de posesión de un bien. Bien que puede ser percibido emocionalmente, intelectualmente o animosamente.
La razón del porqué se necesita de la relación, es muy simple. Somos producto de una relación, nuestra existencia se mantiene, sobre la base de una multiplicidad de relaciones y buscamos relaciones constantemente, para obtener valor. Somos producto del valor, existimos por el valor y vivimos para el valor. Valor es la cualidad que satisface y para que uno se satisfaga es preciso de la relación con un objeto de satisfacción.
La relación es una constante universal que es anterior al hombre y a la creación. La creación se debe a la relación. Por eso es fundamental el asimilar los principios que permiten la relación.
Cada ser creado es único, en su estructura, lo que produce diferencias, pero además es similar en su proceso operativo, lo que produce afinidad. Afinidad en función y diferencias en estructura, posibilitan la relación que permite la conexión de los contrastes y la unidad entre ambos. El único modo de conectar las diferencias es mediante el uso de relación. Relación es por lo tanto el intercambio de diferencias y de afinidades que conllevan a la unidad.
Debemos asumir la relación como contenedora de los requisitos básicos para la actividad, movimiento y existencia de cualquier proceso creativo. Si nos ubicamos en la relación en la debida posición y desde la misma cumplimos con la función correspondiente a dicha posición, se habrá completado la garantía de la satisfacción .
i-¿CÓMO SE ESTABLECE UNA CORRECTA RELACION
INTERPERSONAL?
Una relación se inicia sobre la asunción de un propósito, una intención, o un deseo por satisfacer conocer o realizar algo. Esta actitud genera una conducta de entrega por la realización de lo esperado. Esta conducta es incondicional. El sujeto intencional ha de ofrecer su atención, conocimientos y cuidados al objeto de atención, al objeto de conocimiento o al objeto a crear. De esta oferta, o entrega se desprende el hecho incondicional. Al iniciar la relación interpersonal, el sujeto ofrece algo. Sin la oferta del emisor, no puede establecerse relación alguna. Este “algo”, atención, interés, signo, etc, transforma al sujeto en incondicional. Por lo tanto, toda relación está basada en una conducta incondicional, de donde se desprende la afirmación de que el eje conductor de la relación, es la incondicionalidad.
En una relación interpersonal deben cumplirse todas las responsabilidades, la del propósito, la del sujeto, la del objeto y la del logro.
Sin la completación del logro, no existe el propósito satisfecho. El requisito del propósito es el de ser realizable, ser posible, ser viable. La responsabilidad del sujeto es doble, por un lado, radica en ser leal y absolutamente obediente al propósito o intención a realizar y por otro lado en darse por el beneficio del objeto hasta completarlo, satisfacerlo, convencerlo o motivarlo.
La responsabilidad del objeto es la de retribuir o responder con lealtad, obediencia y respeto, satisfecho, convencido o motivado.
La completación del objeto, produce la realización del logro del propósito, lo que completa la estructura base de cuatro posiciones. (1)Propósito (2) Sujeto (3) Objeto (4) Resultado. Producto de esta mecánica se establece la repartición equitativa o justicia.
Esta justa medida, complace a las cuatro posiciones que intervienen en la relación y genera una nueva expectativa. De esta forma se establecen relaciones completas, basadas en la observancia de la incondicionalidad.
La incondicionalidad está fundamentada en el afecto.
Afecto es todo impulso opuesto a las especulaciones del sentido intimo o de la razón propia del ser. Afecto es darse por el beneficio del otro.
El sujeto debe respetar al objeto VINCULÁNDOSE CON AFECTO
seduciéndolo con afecto, PERSUADIENDO CON VERDAD
persuadiéndolo con verdad o con MOTIVANDO CON EL EJEMPLO
conocimiento verídico y
motivándolo con el ejemplo de lo bien hecho, pero por sobre todo, con la pretensión de producir un bien o de beneficiar al objeto, apreciándolo, creyéndolo y cuidándolo.
Es la satisfacción del objeto la que posibilita una respuesta voluntaria, incondicional o leal al sujeto afectuoso, sincero y motivante. Si el objeto no está satisfecho porque no recibió afecto, verdad o bondad del sujeto, difícilmente se sentirá motivado a responder incondicionalmente al sujeto.
Debemos comprender, que tanto el sujeto como el objeto pretenden sentirse satisfechos al establecer una relación. A nadie se le ocurriría iniciar una relación, asumiendo o comprendiendo que no vas a lograr satisfacer tu propósito.
¿Quién compraría un número de lotería, sabiendo que ya pasó el sorteo y que el número ganador del sorteo no corresponde con el que te ofrecen?
Pero ocurre en ocasiones que la pretensión del sujeto no satisface las expectativas del objeto. Cuando el objeto no está seducido, es decir no recibe suficiente afecto, o no está persuadido, en otras palabras desconfía del sujeto,
o no está suficientemente motivado “TU, NO ME QUIERES”
por el ejemplo del sujeto, “TU, NO ME COMPRENDES”
la tendencia natural del objeto en esa relación “ME TIENES ABURRIDO”
es, a exigir su derecho, a ser satisfecho
“derecho a ser feliz”.
Esta exigencia es natural. Es la pura manifestación del celo a lo que le pertenece. Le pertenece ser satisfecho, convencido y completo para ser feliz. Lo único que exige es ser feliz, eso es natural, tanto el sujeto como el objeto fueron creados para sentirse en paz, seguros y en unidad. Cuando el objeto no está satisfecho responde con algo parecido a esto: “¡Tú no me quieres!” en el caso de falta de afecto. “¡Tú no me comprendes!” en el caso de no concordar conocimientos o, “¡Tú no haces nada para motivarme!” o “¡Me tienes aburrido!” En el caso de falta de motivación.
Estas exigencias son naturales y no tienen nada de “malo”.Son la reacción consecuente con una acción insatisfactoria. Son un derivado de la insatisfacción producida por la ineficiencia del sujeto. No existe mal alguno en la exigencia. El mal surge de la respuesta inapropiada del sujeto a la exigencia del objeto.
La responsabilidad frente a estas quejas es enteramente del sujeto.
El sujeto, es quien conduce y dirige la relación. Si el objeto no responde es porque no está recibiendo el afecto, el conocimiento o la motivación que precisa para responder con lealtad al sujeto.
Para el sujeto es un gran desafío el recibir una respuesta negativa o exigente a sus pretensiones. El sujeto se sabe sujeto director de la relación. Se cree seguro y suficiente.
Su posición lo dignifica como conductor o, como quien sabe, donde y como lograr su intencionalidad o propósito, después de todo, es él, quien lo pretende conseguir.
Por otro lado, todo ser es o ha sido creado como objeto de bondad, es decir bueno. Por lo mismo le extraña la exigencia del objeto, que afirma con su actitud, la insuficiencia, la desconfianza y la descalificación de su identidad.
La respuesta exigente del objeto o la queja proveniente del objeto, produce en el sujeto una sensación de indignación.
El sujeto se siente indigno de ser dirigido o conducido u obligado a modificar su propósito. La queja del objeto viene a decirle en otras palabras que el propósito que el sujeto pretende en esa relación, no lo va a lograr de la manera en cómo el sujeto lo pretende. Esto lo descalifica.
Cuando el objeto, se extraposiciona o invierte su posición frente al sujeto, este, se siente pasado a llevar.
El sujeto procura seducir, persuadir y motivar al objeto con lo que tiene. El exigirle, es como decirle que no es suficiente en su posición de sujeto, lo que desposiciona y pasa a llevar al sujeto de la acción.
Es lógico esperar en esta situación, que el sujeto responda indignado con un ¡Ubícate! o, ¡Posiciónate, porque sí estoy calificado, y si sé a donde quiero llegar!.
El sujeto se siente indigno por la exigencia rebelde del objeto y lo natural en este caso, es reforzar su posición de sujeto, para posicionar de nuevo al objeto como receptivo.
¡EXIJO SER ¡UBICATE! ¡ME SIENTO
SATISFECHO! INDIGNADO!
Este reforzar su posición tiene dos alternativas una correcta y una incorrecta.
La manera incorrecta de reforzar la posición del sujeto es: Pasando a llevar al objeto por la fuerza. Si el sujeto se sobre posiciona por sobre el objeto, el objeto se siente indigno, al ser posicionado por debajo del sujeto, y responde con exigencias o quejas. Esta forma de reforzar la posición del sujeto no funciona, la relación se deteriora y fracasa.
El sujeto que ignora al objeto, tiende a iniciar sus relaciones con arrogancia, prejuicios y violencia. La arrogancia lo posiciona por sobre el otro. Los prejuicios le permiten ocultar su ignorancia, e impiden la asimilación y comprensión del mismo y del otro. La violencia es una manera de revelarse contra el “nosotros” o de no asumir sus errores. Tanto la arrogancia, los prejuicios y la violencia, son herramientas para sobrevalorar al “Yo” por sobre el “nosotros”.
Es necesario comprender, que en una relación intervienen, jerarquías y posiciones. La jerarquía tiene que ver con la verticalidad de la relación, es decir, con el estrato, con el quién está arriba y quién abajo. La posición tiene que ver con la horizontalidad, con el quién se establece como emisor y quién como receptor. Emisor, receptor y sujeto objeto, deben armonizarse al establecer la relación. La armónica relación vertical y horizontal depende de la aceptación y respeto mutuo.
Si el sujeto emisor acepta y respeta a su objeto receptor la armónica relación se establece. El sujeto en este caso asume que: su primer paso en la relación es el afecto, lo que implica que se acepta al “otro” tal como es. Por lo tanto ni se le exige, ni se le ignora. Se le respeta.
En este punto es necesario comprender que el error es posible en la relación y que no hay nada malo en ello. Errar no es problema, el problema surge de la actitud errática frente al error. El ridículo, si lo pensáis un poco, lo experimenta quien se ríe y no quien se viste de manera diferente. El error es un mero alto en el proceso, un camino inútil, una alternativa inválida. La actitud de acusar, de culpar o de castigar al que yerra, es lo malo que envuelve al error. El error es siempre reparable, pero la actitud de culpar o de acusar y castigar, sólo puede repararla quien la ejerce.
El sujeto
En una relación, el sujeto ha de ser absoluta y totalmente leal y obediente a la necesidad propositiva intencional, lo que implica una actitud de fortaleza y abnegación por establecer o realizar el logro predeterminado. Esta lealtad, abnegación y obediencia completa durante todo el proceso de transformación del propósito en realidad sustancial, se convierte en el valor que satisface al sujeto. El valor que satisface no se establece en caso de abandono de posición o de la función del sujeto. Por eso el sujeto debe mantener siempre el dominio de posición para así cumplir con la función de sujeto creador.
La tentación de abandono que aparece al sentirse incapaz, inadecuado, ignorante o insuficiente, por muy difícil que esta se nos presente, debe ser siempre superada.
Todo lo que necesitas lo puedes realizar, de no poderlo hacer tampoco lo necesitarías.
El sujeto debe superar la tentación de abandonarse. Esta tentación surge para calificar al sujeto como tal. El sujeto incapaz no puede ser considerado como tal. Lo que califica al sujeto es el objeto cumplido, el objeto realizado. El maestro puede ser, o decirse ser muy bueno, capaz y suficientemente sabio, pero si no tiene un discípulo que lo avale, no existe tal profesor.
El sujeto debe ser capaz de negar sus pretensiones personales y postergarlas priorizando todo aquello que sea considerado como necesidad natural.
La necesidad de crecer obliga a la conducta exploratoria, que permita el máximo de experiencias cognoscitivas, necesarias para asimilar las conductas que son siempre y para todos validas. La investigación analítica orientada hacia el encuentro con los valores absolutos, o con los planteamientos esenciales de los fundamentos de la creación, permiten el encuentro de las normas naturales que rigen el orden universal dentro del cual nos encontramos.
Al ser humano le gusta moverse, cambiarse de lugar, viajar, conocer nuevos espacios, superar las fronteras, esta necesidad por crecer en experiencia puede ser anulada si el sujeto se abandona al criterio relativo a sus propias debilidades. Al criterio relativo a su habilidad inmadura de juzgar. Para madurar es necesario superar la tentación de la flojera.
La flojera aparece cuando hemos abandonado nuestra posición de sujeto. Cuando nos transformamos en el objeto de la frustración. Al abandonar nuestra posición de sujeto conductor del proceso de satisfacción, nos transformamos en el objeto de la tentación que nos frustra, debilita, duele y deprime.
¿Qué motiva el abandono de posición?
Al sujeto le motiva el abandonar su posición de conductor de las necesidades naturales, el preferir lo personal por sobre lo universal, priorizar lo valido para uno por sobre lo que es valido para todos siempre, lo relativo a su persona por sobre lo relativo a las especies. El temor a perderse a sí mismo al beneficiar a todos siempre es un sentimiento producto de una razón inmadura.
Todo lo creado por la naturaleza existe por y para el beneficio de su especie. Aún más todo lo creado por la naturaleza existe por y para el beneficio de todas las especies. Esta realidad transforma al individuo en el objeto de la voluntad de beneficiar a todas las especies. Si por beneficiar a todas las especies, el ser humano debe sacrificar sus propias intenciones personales, este ser, debe obrar siempre en pro del beneficio de todas las especies, negando su propio criterio y obrando en pro del beneficio universal.
Las normas naturales nos dicen que el sujeto ha de obrar siempre de manera incondicional frente a la necesidad intencional que pretende realizar. Este altruismo solidario ha de ser completo, desde que inicia el proceso de realización del objeto hasta que lo establece como tal.
1-El sujeto actúa basado en una necesidad heredada y generada por su propia condición de ser humano. Condición esta que fue creada, no por él mismo, sino por un origen creador de dicha necesidad. Lo que implica que la conducta del sujeto sea totalmente altruista e incondicional.
2-El sujeto debe realizar al objeto, para lo cual ha de auto negarse, ofreciendo lo necesario para realizarlo. Por lo tanto actúa incondicionalmente.
3-El sujeto debe vincular, convencer y motivar al objeto para que se realice, en este proceso debe dar todo lo que tiene de afecto, conocimiento y conducta ejemplar para provocar en el objeto la libre voluntad retributiva. Esta actitud del sujeto es completamente incondicional.
4-El sujeto para ser satisfecho ha de hacer que el objeto valga, sirva o corresponda con lo que el sujeto pretende de él. Para que el objeto contenga el valor de corresponder con el sujeto, el sujeto debe dárselo primero, lo que demuestra la incondicionalidad del sujeto.
5-El sujeto recibe valor del objeto creado, lo recibe como retribución incondicional, por eso decimos que la relación sujeto objeto está basada en la incondicionalidad.
6-La incondicionalidad es el elemento en común o base correlativa entre sujeto y objeto.
7-La actitud incondicional manifiesta por el sujeto, proviene de la incondicionalidad originaria del sujeto. Por lo tanto la posición del sujeto es determinada por la actitud incondicional de realizar, convencer y completar al objeto.
El sujeto debe ser en todo caso incondicional, altruista y solidario para establecer una verdadera relación de intercambio con un objeto.
El objeto
El objeto cosa, ha de ser completamente realizado y ha de corresponder completamente con la intención que lo realiza, pero ha de responder completamente realizado. Lo que nos indica la abnegada dedicación que debe practicar el sujeto, esto lo hace incondicional o altruista solidario.
El objeto persona, ha de ser completamente realizado para ello el objeto se transforma en aliado, en cooperador del juicio, o del producto, en el complemento del sujeto, a cuya necesidad, interés o deseo satisface. Pero el objeto, para transformarse en tal, ha de retribuir o responder al sujeto, libremente motivado, convencido, o vinculado con el sujeto. Este logro de asociación incondicional y voluntaria indica que el sujeto ha debido operar de manera totalmente incondicional y por el beneficio del objeto, lo que transforma al sujeto en altruista solidario.
J-¿CÓMO REFORZAR LA POSICIÓN DEL SUJETO CONDUCTOR?
La manera correcta de reforzar la posición sujeto es:
Primero: El sujeto debe mantener el dominio sobre su posición de sujeto de la relación, sin perder los estribos, relajándose frente a la queja o exigencia del objeto, porque es una de las dos posibilidades que obtiene en cualquier relación. En la relación existe el logro y el error. Tanto el uno como el otro son necesarios para el desarrollo de las relaciones humanas o interpersonales.
Al error no se le debe atribuir ninguna connotación “maligna”, el error es parte del logro. Errar es no acertar, e implica el deseo por acertar, por lo tanto es distinto de maldad que vendría a ser el errar deliberadamente. El error cuando es reconocido como tal, posibilita la dirección correcta. Por lo tanto el sujeto al iniciar una relación debe naturalmente pretender el logro, pero además, debe saber asumir el error o la insuficiencia porque es una de las dos posibilidades que ofrece el objeto con el que interactúa. Esta comprensión le facilita el mantener un correcto dominio sobre su posición.
Todo objeto puede corresponder o no corresponder con las expectativas del sujeto. Este ha de interiorizar estas opciones. Pretender que el objeto, siempre y en todo, satisfaga al sujeto, sin considerarlo como independiente y libre de retribuir o no, es una privación de la libertad del objeto. El sujeto ha de seducir, persuadir y motivar al objeto, pero por sobre todo, debe considerarlo con el debido respeto a ejercer su derecho a la libertad. Lo que produce en ocasiones, el hecho de que pueda exigir o asentir con la intencionalidad del sujeto.
Segundo: Es necesario que el sujeto indulte o exima de culpa al objeto, siendo consciente de que la respuesta del objeto al exigir al sujeto, es producto de la insuficiencia del sujeto para con el objeto; insuficiencia en afecto, en conocimiento verídico, o en motivación.
Indultar no significa aceptar el error como válido, o aceptar al objeto extralimitado como inocente. Significa que no se le debe castigar por su extralimitación.
El objeto se extralimita, por un lado forzado por la insuficiencia del sujeto, y por otro lado, forzado por la propia insuficiencia en el dominio de sí mismo. Por lo tanto la actitud debe ser compasiva, puesto que el objeto responde de ese modo, por la suma de la insuficiencia propia, más la insuficiencia del sujeto. Esta práctica se conoce como tolerancia.
Tolerancia no es permitir o aceptarlo todo. Tolerar es respetar la respuesta del otro, pero respetar no implica compartirla o aceptarla. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que tolerar es disimular algunas cosas que no son lícitas, sin consentirlas expresamente.
Tercero: El sujeto debe encontrar cual fue la insuficiencia que causó la exigencia y comprendiendo la insuficiencia debe mostrar una actitud compasiva además de comprensiva hacia el objeto que exige o se queja. Esto es así, porque se asume que la persona no es en sí mala, sino que su extralimitación, fue causada por una insuficiencia de la que el sujeto es también responsable. La responsabilidad del sujeto frente a la extralimitación o exigencia del objeto, es la de no enganchar con ella, la de mantenerse al margen, sin responder alterado.
Cuarto: El sujeto debe llenar o satisfacer la necesidad, interés o deseo del objeto hasta que responda al sujeto con lealtad (unidad), de manera correcta (responsablemente) y motivado por su propia decisión (libertad).
MANTENER INDULTAR O ACEPTAR SATISFACER
DOMINIO EXIMIR DE CULPA COMPRENDIENDO AL OBJETO
SOBRE SU AL OBJETO LA INSUFICIENCIA
POSICION DE MANERA
DE SUJETO COMPASIVA
1 2 3 4
Este cuarto aspecto es fundamental para reforzar la posición del sujeto.
Tradicionalmente, se ha entendido que con el perdón, es suficiente para ser aceptado por el objeto, pero de acuerdo con la mecánica que hemos visto, el objeto exige ser satisfecho y para ello debe ejercerse un afecto, sinceridad y motivación suficiente para que el objeto responda con lealtad y confianza de manera voluntaria. De esta manera se refuerza la posición del sujeto y la relación continúa de manera ordenada.
Perdonar, es eximir la deuda, ofensa o falta que toque al que remite. Pero, con eximir la ofensa, no se satisface la necesidad del ofendido.
Si mi intención, es vender mi casa para comprarme un auto y mi deudor, me paga con un cheque sin fondos, podría perdonarlo eximiéndole de culpa por el error, pero eso no satisface mi intención de comprarme el auto. Debe volver a darme el pago acordado para satisfacer mi intención de poseer el auto. Perdonarle no es suficiente para satisfacer mi intención. Dios podría perdonar al hombre su pecado original, pero con eximirle, no satisface su necesidad de hallar un hombre puro. El hombre ha de restaurar su pureza, para poder ser aceptado por Dios.
La comunicación en la relación interpersonal, está basada en la intimidad de los sentimientos, del afecto, de la acogida por sobre los juicios intelectuales. No se puede satisfacer al otro, a no ser que establezcan una base correlativa entre ambos y eso es estar sincronizados. La base correlativa esencial en la relación, o en la comunicación, es la “frecuencia emocional”. Cuando sincronizamos con alguien emocionalmente, todo lo demás se da por añadidura. Pero cuando emocionalmente no sincronizamos, de nada nos sirven las ideas, o las buenas intenciones.
La relación correcta está basada en el afecto, la sinceridad y la responsabilidad.
Obrar por el bien del otro es apreciarlo emocionalmente, reconocerlo intelectualmente y aceptarlo volitivamente. Significa recibirlo tal cual es, con todos sus errores y con todas sus virtudes. Las virtudes por supuesto que son fácilmente escuchadas, comprendidas y valoradas, pero no así los errores. Esta es la razón del porqué nos cuesta tanto, el mostrarnos acogedores, empáticos o agradables frente a una actitud errática.
Por eso, la aceptación, comprensión y apreciación del error, como un desacierto en alguien que pretende acertar, nos facilita el mostrar una actitud correcta de acogida, de empatía y de valoración de la posición objeto, por sobre el error emitido por este.
El error es momentáneo, el valor es absoluto y eterno. No debemos rechazar al objeto de valor por un simple error emitido por este. Debemos apreciar o escuchar, reconocer o comprender y aceptar valorando siempre al objeto, sin que esto signifique aceptar el no acertar por acertado.
Las posiciones sujeto-objeto verticales implican jerarquía que permanece en el tiempo, mientras que las relaciones horizontales implican responsabilidades posicionales en el espacio donde se establece la relación. Jerarquía y posición son una constante en la relación.
Por ejemplo entre un padre y un hijo, la posición en el tiempo o jerárquicamente hablando del sujeto, es la del padre, pero si el hijo inicia una conversación con su papá sobre sus opiniones, el hijo está posicionalmente ocupando el lugar del sujeto y su padre debe obrar responsablemente desde la posición de objeto receptor a la conversación de su hijo. Existe una posición jerárquico-atemporal y una posición temporal. AMBAS POSICIONES DEBEN SER RESPONSABLEMENTE ESTABLECIDAS.
El orden universal está determinado y organizado sobre la base de una jerarquía. Jerarquía que contiene dos atributos, uno individual y otro universal. Todos los seres tienen dos propósitos uno de conjunto y otro individual.
La jerarquía de la creación también tiene dos sentidos, el atemporal y el temporal. En la jerarquía de la creación el primer hijo, es siempre el primer hijo y el último hijo es siempre el último, esto obliga a que existan diferencias en posición (no en valor) entre el adulto y el joven. La sensibilidad, el conocimiento y la experiencia se acumulan en el tiempo, por lo tanto es fácil pensar, que quien más tiempo ha existido, más posibilidades de adquirir una mayor sensibilidad, conocimiento y experiencia ha tenido. Independientemente de que este haya aprovechado o no dichas posibilidades, el anterior siempre y en todo precede al posterior.
La relación se establece con el intercambio afectivo, sincero y responsable.
Para que esta relación sea posible, es preciso que cada posición, ejerza el respeto por el otro y la responsabilidad posicional frente al propósito.
Sin ejercer una lealtad responsable y obediencia absoluta al propósito, no podemos localizar nuestra posición y por lo tanto invertimos el dominio sobre la posición, lo que impide la relación. Además de lealtad responsable y obediencia absoluta al propósito, es necesario de honesta sinceridad y honradez.
Ser honesto es ser real, genuino, auténtico. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, ocultador. La honestidad inspira respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir a la luz de la sabiduría. La deshonestidad busca la sombra del encubrimiento, el ocultamiento, la ignorancia. Es una disposición a vivir en la oscuridad de lo ambiguo e ignorante.
Debemos comprender que el uso del lenguaje está destinado a lograr la mutua comprensión, y a percibir información sobre los hechos cualquiera que estos sean. Si alguien dice cosas que no son ciertas se frustra esta finalidad.
Mentir es una herramienta de ocultamiento. Y cuando se emplea a menudo, se degenera en vicio maligno.
¿Cómo se desarrolla la honestidad? Con el ejercicio repetido de la sinceridad y de la transparencia hasta afincarla en nosotros como disposición. La honestidad debe ser tomada en serio, puesto que es una condición fundamental para establecer verdaderas relaciones.
Seducir con afecto desarrolla la sensibilidad, persuadir con verdad desarrolla el conocimiento y la sabiduría y motivar con el ejemplo desarrolla el entusiasmo y el deseo por vivir bien.
Inmanuel Kant dijo :” la honestidad es mejor que toda política ”. Pero debió añadir que la mejor política es la basada en la honestidad.
La construcción y mantención del valor o de la virtud precisa de mucho esfuerzo. Crear implica siempre tiempo, espacio, necesidad, interés y deseo o una dosis de emoción, una dosis de intelecto y una dosis de voluntad lo que es sinónimo de esfuerzo. Sin es-fuerzo o “fuerza que es” no es posible realizar nada. Por el contrario, destruir no precisa de tanto tiempo, ni de tanta emoción, ni de tanto intelecto y basta con un poquito de voluntad. Construir un edificio de 100 pisos nos tomaría un gran espacio y un largo tiempo con muchas necesidades, intereses y deseos que satisfacer, pero destruirlo, tomaría el espacio necesario para colocar una carga de dinamita, un segundo para explotarla y la única necesidad interés o deseo de ubicar la carga explosiva. Con un ¡¡¡PUMB!!! se destruye.
Si al calculista del mismo edificio se le olvida colocar la correcta proporción de materiales para cimentar el edificio, ese pequeño descuido basta para ¡¡¡PUMB!!! destruir el edificio. Como vemos, para destruir basta un ¡¡¡PUMB!!! Pero, para construir es necesario de algo más que eso, es necesario ordenar las diferencias. Sin ordenar las diferencias es imposible la construcción.
Para desarrollar la virtud de la inocencia, debemos evitar la culpabilidad. La inocencia hay que cuidarla cada día, en cada momento, en cada instante. La inocencia es un valor, la culpabilidad un defecto. Basta una sola culpa para ser culpable. Robar, aunque sólo sea una vez y una cosita chica, basta para transformarte en ladrón. Matar sólo una vez, aunque sólo sea a un ser chiquitito, te transforma en asesino. Mentir sólo una vez, aunque sea la mentira más pequeña, te transforma en mentiroso. Basta un pequeño error, para hacerte incorrecto.
El hombre puro es el tesoro más bello del universo, el hombre honesto, es la inteligencia más atractiva del universo, y el hombre bondadoso, es el artista más grande de la creación. Todos podemos transformarnos en este hombre, el único requisito es el de dirigirnos hacia el desarrollo de la virtud y del afecto para superar poco a poco todos los defectos.
Pureza es entereza, autenticidad, integridad. Ser puro es ser auténtico, natural, humano. El hombre puro es aquel cuya emoción está satisfecha con el afecto por los demás. El hombre puro es aquel cuyo intelecto está satisfecho con la verdad, el hombre puro es aquel que obra consecuentemente y de manera responsable con el afecto y con la verdad. Luego el hombre puro es afectuoso, sincero y bondadoso. Ser casto es ser puro, honesto, y virtuoso. La pureza, honestidad y virtud, nos llega o se nos va, a través del “otro” o de “lo otro”, por lo tanto, es necesario comprender para apreciar.
Debemos comprender que el afecto para ser satisfecho necesita de un “otro “ a quien ofrecer su incondicionalidad; que la verdad para ser satisfecha, precisa de un “otro ” a quien analizar para conocer, y que la bondad para ser satisfecha, precisa apreciar lo bueno de un “otro ”.
Es el “otro” quien posibilita nuestra dicha, nuestra sabiduría, y nuestra virtud. Por lo tanto debemos ver al otro con el mayor respeto.
Cuando en una relación, alguien obliga, se produce un desgaste. Las Leyes Naturales producen beneficio sin desgaste, mediante seducción afectiva, honesta persuasión y motivación bondadosa. La relación correcta es fruto del convencimiento. Por un lado, el sujeto inicia la relación, sobre la base del convencimiento, de que esa relación le va a producir un “bien”. Por otro lado el objeto sólo responde de manera correcta, sobre el convencimiento de que lo que recibió del sujeto, le produjo un “bien”.
Pensad qué ocurre cuando tenéis frente a vosotros un objeto de temor, por ejemplo un peligro. ¿Iniciaríais una relación con algo o alguien a quien teméis? Nuestra reacción natural frente al miedo es la de permanecer inmóvil o la de huir rápidamente. En ningún caso es natural establecer una relación, por esa razón cuando nos vemos obligados a establecer una relación en una situación de temor, nuestro cuerpo tiembla.
La actividad, cualquiera que esta sea, pretende siempre y en cada lugar ser satisfecha, y se satisface mediante la unidad. Unidad entre sincronías o correlatividad emocional, unidad entre criterios o recognición intelectual, y unidad entre correspondencia o parecido entre lo creado y lo pretendido. A esta unidad correspondiente, recognitiva, o correlativa, se le denomina valor.
Valor es la cualidad contenida en el objeto apreciado, que satisface la necesidad, el interés o el deseo del sujeto que lo aprecia. Por lo tanto, toda actividad pretende la unidad.
En esta pretensión por la unidad, existen dos alternativas, una válida, legal, lícita y permitida y otra inválida, ilegal, ilícita y no permitida. Pero como el ser humano está dotado de libertad, esta segunda alternativa, a pesar de ser inválida para quien puede discernir, para quien aún no es capaz de discernir, es una alternativa más, y por disponer de libertad, el ser, también puede optar por ella.
Primero está la pretensión por la unidad en su “justa medida” y segundo la pretensión por la unidad”extralimitada”. La conciencia del individuo tiene la facultad de optar por una u otra a voluntad. La fuerza conductual en esa decisión, radica en el desarrollo de la sabiduría de quien está optando. Es muy distinta la forma en que opta por una misma alternativa, el adolescente que el anciano. Es distinto también el desarrollo de los servidores en el adolescente, que en el anciano. El anciano ha experimentado, o al menos ha tenido mucho más tiempo, para desarrollar el dominio sobre la prudencia, sobre la fortaleza y la templanza que el adolescente.
La conciencia humana tiene la capacidad de optar por una u otra alternativa a voluntad, puede optar por la “justa medida” en la actividad, o puede optar por el “extremo” en su actividad. El o los extremismos, conducen al fracaso, mientras que la justa medida, produce la repartición equitativa del beneficio mutuo. La opción por obrar en su “justa medida”, produce la unidad en el valor, y por lo mismo satisface plenamente. La opción de obrar en extremo, imponiéndose sobre el objeto, satisface parcialmente al ego, en ese instante y lugar, pero produce el rechazo y rencor de las otras tres posiciones que establece la actividad. La posición objeto se siente sobrepasada, así como el propósito y el resultado. En esta opción, el resultado no se satisface plenamente, quien únicamente se satisface en el instante y parcialmente, es el sujeto extralimitado (el ego).
Las dos opciones están motivadas por la fuerza del celo. Celo es la fuerza que une. Un animal, decimos que está en celo cuando pretende unirse con su complemento para reproducirse. La fuerza que une es el celo. Pero se puede optar por la unidad incondicional o por la unidad condicional.
En la opción, por unirse incondicionalmente, tanto el sujeto, como el objeto, propósito y resultado, son satisfechos. Mientras que en la unión condicional, o condicionada al sujeto, realizada por la fuerza, (con violencia), o por arrogancia (prepotencia), o por rabia, (egoísmo), el sujeto pretende satisfacerse a costa de imponerse sobre el objeto, sobre el propósito y sobre el resultado. Consecuentemente, nadie resulta satisfecho.
La opción válida en cualquier pretensión, intencionalidad o iniciativa, es siempre y para todo “la justa medida”. La medida que satisface al propósito. Cuando la actividad satisface al propósito, tanto el sujeto como el objeto y el resultado son satisfechos. Cuando el sujeto pretende satisfacerse él, por sobre satisfacer al propósito, la actividad se transforma en fracaso.
La actividad pretende siempre la unidad. El sentido de la unidad existe contenido en la fuerza del celo. El celo es la fuerza que une. El celo en su justa medida satisface, mientras que el celo extremo, frustra.
¿Qué es lo que extralimita a la fuerza del celo?. La fuerza centrípeta que se une a la fuerza centrífuga, acelera el movimiento orbital y la actividad se sale de su orbita extralimitándose. Cuando la fuerza de rotación se suma a la fuerza de translación, se acelera la intensidad del movimiento, sacando a la orbita de su justa medida. De igual modo, cuando atribuyo a la intencionalidad del propósito, una intencionalidad personal, el propósito deja de ser tal y se transforma en mi propio deseo personal. Cuando el sujeto prioriza su propia satisfacción por sobre la satisfacción del propósito, el propósito se parcializa y se establece la desigualdad en la complacencia. Consecuentemente la frustración del objeto, del propósito y del resultado.
El celo correcto es aquella fuerza por la unidad completa, siempre y para todos. Es la fuerza que une en su justa medida. Que une y satisface perfecta y completamente al propósito, sujeto objeto y resultado.
Este tipo de celo correcto es incondicional, porque el sujeto conductor de la actividad, se niega a sí mismo por el beneficio del propósito, porque el beneficio surge del bienestar de todos y porque el sentido de complacencia va más allá del placer momentáneo, depositándose como sentido de plenitud, o máxima plenitud total, siempre y para todos.
El celo incorrecto, (recelo) pretende el predominio posicional, por sobre el predominio funcional. Al celo incorrecto no le importa nada el desarrollo y completación del propósito. Al celo incorrecto lo que le importa, es el desarrollo y completación de la posición conductora, le importa más el yo que el nosotros, le importa más el ahora que el siempre y por supuesto que le importa más el bienestar del ego, que el bienestar del todo y siempre. El celo incorrecto transforma la fuerza que une en violencia que desune; transforma la recognición en subordinación y transforma el afecto en rabia.
El celo incorrecto (recelo) nos conduce a tomar al otro para uno mismo, destruyendo con ello a todos los afectos ligados y emocionalmente vinculados a ese otro.
Por ejemplo el celo incorrecto o egoísta, (recelo) ve a una muchacha como única en el cosmos, como sola para él. Al celo egoísta no le importa su familia, ni sus amigos, ni sus antepasados, ni sus descendientes. Nada importa al celo egoísta, solo la muchacha. A esta muchacha aislada y fragmentada de sus vínculos emocionales, el celo egoísta, la ve como únicamente suya. Quiere poseerla y para eso tiene que robar de la muchacha todo vínculo afectivo. Este robo suele pasar inadvertido para quien pretende la posesión de la muchacha. El ladrón se siente justificado por el deseo, que confunde con el amor.
Al ignorar que el amor es darse por el beneficio del otro, acepta que el amor es recibir del otro su posición. Y la posición de la muchacha, la entiende el ego, como suya. Debe poseerla porque el la quiere poseer. No por hacerla feliz a ella, sino porque ella pueda hacerle sentir a él ese instante de placer.
Al poseer a la muchacha la roba el vínculo afectivo de su madre, porque su madre, de quererla, pasará a despreciarla, por entregarse a una relación no aprobada por ella. Al poseer a la muchacha le roba el vínculo afectivo de su padre, porque su padre pasará de quererla, a despreciarla por entregarse a una relación no aprobada por el padre. También le robará el vínculo afectivo de sus hermanos y amigos quienes se sentirán avergonzados de su deslealtad y desobediencia hacia sus padres, lo que rompe la confianza con sus hermanos y amigos. La roba el vínculo afectivo con sus antepasados quienes en lugar de servirse de ella como objeto de inspiración hacia la integridad, pasan a verla como desintegrada por el egoísmo. Lo mismo ocurrirá con su descendencia, a quienes ya nunca más podrá honesta y honradamente hablarles de su pureza. En otras palabras, el celo egoísta se robó la vida de la muchacha al tomarse su amor para sí mismo. El celo egoísta es el gran enemigo a temer y del cual debemos protegernos con fortaleza y valor.
El sujeto que intenciona su propuesta es porque está determinado a realizarla y por lo tanto, es considerada por él válida. Con esa propuesta espera vincularse, convencer y convencerse de que es una opción válida y servir con la eficiencia de las bondades que el propósito contiene. La intención propositiva del sujeto es honesta porque espera que le una, que le valga y que le sirva para vincularse, convencer o beneficiar al objeto. Pero cuando este sujeto, encuentra la negativa oposición del objeto que rechaza, no cree o descalifica la propuesta honesta del sujeto, ya sea que lo rechaza por vibras emocionales, o por diferencias en criterio, o falta de interés en la propuesta, o por estar sencillamente en otra y no desear la proposición, el sujeto, cuya intención era sana y honesta de beneficiar al objeto, transforma el celo conductor de su honestidad, en recelo desvincular y muy posiblemente en violento rechazo del objeto. Así vemos como el celo custodio del orden se transforma en recelo creador y multiplicador del desorden.
El recelo produce desvinculación o rechazo emocional; desacredita, desconfía y devalúa la veracidad del postulado; y refuerza la presión sobre el opuesto con violencia, ansiedad o angustia.
El recelo es el opositor al celo. El celo es el protector custodio de la unidad, del valor y de la bondad, el recelo por el contrario, es el extremo donde la prudencia se transforma en imprudencia, donde la fortaleza se transforma en violencia y donde las diferencias priorizan por sobre lo absoluto. El celo es el poder de la moderación en unidad, valor y paz; el recelo es el poder de los extremos separatistas, diferenciales y egoístas.
El celo se transforma en recelo cuando la conciencia original del ser humano se lo permite, por esta razón para evitar los errores producidos por el recelo el ser humano debe reconocer la normanita natural de las conductas naturales y practicarla.
k-RABIA E INOPERANCIA, ARROGANCIA Y SUBORDINACIÓN, VIOLENCIA Y DEPRESION
La rabia no es más que una exigencia impositiva que pretende la unidad a toda costa. Es un pretender la unidad por sobre las diferencias del otro. La rabia es una fuerza característicamente emocional, que surge al impedirse la correlatividad entre sintonías o sincronías emocionales. Brota también, producto de la ruptura del vínculo o afinidad.
La rabia no es legible o explícita. Su apariencia surge como producto de “malas vibras”. Emana de la ruptura de circuitos, de la incapacidad de adaptación al otro o a lo otro.
La rabia en el otro nos indica su fuerte deseo por la unidad (deseo extremo). El polo opuesto de la rabia sería la inoperancia, el mutismo selectivo, la aparente insensibilidad. Cuando estas reacciones se dan voluntariamente, es decir en momentos o lugares específicos. Cuando no son actitudes generalizadas en el individuo, tienen la misma significación que la rabia, un deseo extremo por la unidad. El mutismo selectivo es una característica de fortaleza volitiva y de dominio en la persona que lo manifiesta, pero es una actitud extrema y por lo tanto incorrecta en el orden del comportamiento de la actividad.
La rabia frecuente y sin control se transforma en histeria, hipocondría, neurastenia o depresión que acaba por sí sola con el individuo a quien pertenece. La inoperancia extrema deprime, hunde, desalienta abate y deprime, hasta acabar por si sola con el individuo, al cual le pertenece. Estas alternativas extremas son ineficaces y transitorias.
La justa medida sería el afecto (darse por el beneficio del otro)
La Arrogancia no es más que una exigencia impositiva que consiste en llamar la atención del otro hacia la sabiduría del uno o sujeto. La arrogancia pregona al otro ¡Mira todo lo que yo sé! Por supuesto que este pregón se realiza sin darse cuenta de ello. La arrogancia es un fuerte deseo por la unidad con la sabiduría del conocimiento. Pero la exigencia o fuerza en extremo, transforma al deseo en imposición, y conlleva rechazo. El polo opuesto a la arrogancia sería la el sometimiento la resignación, la humillación, en una palabra, la subordinación. El subordinado a voluntad, también es un activo extremo. Es tan fuerte su deseo de unidad en el conocimiento, que jamás va a intentar dudar de lo que le informan. Tanto la prepotencia, como la humillación del subordinado, acaban distanciando al contenedor, de la verdad. La prepotencia conduce hacia el prejuicio y el acatamiento conduce a la pleitesía, ambos extremos acaban por terminar con el individuo al cual le pertenecen.
La violencia no es más que una exigencia impositiva, que opera para realizar algo que corresponda con lo deseado. La fuerza de la violencia se utiliza, generalmente después de asimilar la inoperancia del conocimiento. También brota como producto de la sobre estimulación, mental o fisiológica. La violencia igualmente indica un fuerte deseo por la unidad, pero un deseo extremo que produce temor y rechazo en los otros. El polo opuesto de la violencia es el recato, pero el ser cauto en extremo también puede acercarse a una pasividad e inactividad holgazana, tanto la violencia como la holgazanería, acaban marginando a quienes las profesan, con lo que se ven imposibilitados de establecer actividades productivas.
Lo expuesto aquí, nos indica que a pesar de que existan extremos y extremismos, la funcionabilidad de toda actividad, se mantiene entre los márgenes dictados por la justa medida. Todo aquello que rompe la relación, que impide la actividad, contiene algún elemento extralimitado. Lo importante no está en impedir los extremos, lo importante está en hacer todo lo posible por mantener la actividad en activo, y corregir los extremismos que broten de las posiciones que intervienen en la actividad. A esta capacidad se le llama diplomacia.
Esta teoría explica la sociabilidad empírica de la multiplicidad de las personas, donde yo soy yo mismo porque estás tú que eres tú y uno y otro estamos en el interior del nosotros. Ese yo-tú y nosotros se establece a nivel abstracto en el mundo de lo interno así como a nivel histórico social en el mundo de lo externo. Lo que hemos visto en esta sección es un ejemplo de filosofía práctica.
Resumiendo, podemos decir que la cualidad esencial del hombre y de la creación, reside en el correcto establecimiento, de la estructura base de cuatro posiciones, contenida dentro de la normativa de la Ley del Dar.
¿Qué es la Ley del Dar? La Ley del Dar, nos dice que para que exista armonía, conocimiento y producción, es necesario establecer una correcta relación de dar y recibir horizontal, entre un sujeto y un objeto y vertical entre un propósito y un resultado. La unión de ambas direcciones vertical y horizontal, es esencial en la producción, comprensión y armonía del universo.
Cuando el hombre armoniza, comprende y realiza de acuerdo con la Ley del Dar, pasa a una dimensión distinta de la actual; una dimensión donde no necesita ni de religión, ni de leyes sociales ni de regulaciones laborales. El hombre comienza a ser Humano. El ser humano no necesita de religión porque está en unidad con el valor absoluto, no necesita de leyes porque obra de acuerdo y en consonancia con la ley del dar, y no necesita de estructuras sociales que le indiquen cómo obrar o ubicarse, porque es un ser ubicado. El ser verdaderamente humano es un ser feliz, racional y libre, en una palabra es auténtico.
Obviamente ese “ser” no se ve a nuestro alrededor y no se ha visto hasta ahora porque nadie supo como debía de ser el “ser”. Pero ahora que sabemos cómo ha de ser el hombre, estamos a las puertas de verlo aparecer. Esta realidad es ya un hecho. Quien comprenda en profundidad, la correcta mecánica de la ley del dar, podrá iniciar su desarrollo hacia la felicidad, la razón y la libertad, de esta manera luego de hacer propia la ley, se transformará en “humano maduro”.
Hasta ahora, pensar en un mecanismo racionalmente empírico que posibilite ser feliz fue inconcebible, precisamente por ignorar el significado auténtico del amor, a lo sumo fue un dogma de fe, un misterio. Ahora está muy claro y por lo tanto es fácil de creer. Esta realidad posibilita finalmente la autenticidad e integridad del ser.
El deseo por la purificación del ser ha sido objeto de atención a lo largo de la historia humana. El cristianismo por ejemplo, ha buscado ese acercar al hombre a su condición original, mediante símbolos de purificación. El cómo purificarse, fue siempre un “ musterion “ palabra griega que significa “Misterio”. El primer teólogo latino, Tertuliano, tradujo y trasladó la palabra griega “musterion” por la palabra latina “ Sacramentum” que significa -- lealtad del soldado hacia el comandante—.
En el siglo XII Pedro Lombardo llegó a un consenso, donde se limitaron los símbolos sacramentales a siete, siendo esto finalmente aceptado por la iglesia en el siglo XIII. Los Sacramentos sirven para aproximarnos al sentido de lo pleno, lo puro, lo auténtico. Hoy no basta con aproximarnos, debemos realizar el valor de la pureza, de la autenticidad, y de la plenitud.
Alguien dijo que : “nadie tiene derecho a exigir que se crea en su verdad”, pero yo digo que;” aquel que no crea en La Verdad, pierde todos sus derechos, porque quien no cree en la realidad objetiva, no tiene derecho a exigirla”.
l-RESPETO
La valoración comprensión y aceptación de la posición complementariamente opuesta a la de uno, es respeto. Respeto es saber aceptar en el otro, aquello que yo no comparto. Es saber aceptar la diferencia instantánea que nos separa, por saber la enorme cantidad de afinidades universales que nos une. Comprender la esencia de la actividad, y los principios de la creación, facilitan el respeto por el otro.
Respetamos al “otro” o a “ lo otro ” porque lo apreciamos, nos interesa o nos es útil. Todos los seres o cosas en la creación son, o, tienen la cualidad de ser apreciadas, estudiadas o utilizadas, por lo tanto todas las cosas son meritorias de nuestro respeto. Esto involucra la valoración, comprensión y aceptación de que cada cosa, por ínfima que esta sea contiene siempre algún valor.
En el mundo del verdadero amor, aquel que trate de sobresalir por sobre el otro menospreciándolo o ignorando su valor recibe la peor calificación posible, ese estándar de ser mejor que el otro, o estar por encima del otro no funciona en el mundo del afecto. Uno debe estar siempre ocupado en mejorar su propio estándar comparándose con lo que él es y procurando mejorarse siempre, no para ser mejor que el otro, sino para acercarse a lo que él mismo puede llegar a ser. ¿De qué manera puede uno llegar a ser? La formula para llegar a ser auténtico es estar centrado en los valores del Origen Creador (Valores Originales) el valor original existe por y para el todo, en otras palabras los valores originales son universales. El hombre debe centrarse en los valores universales del afecto, obrar por el beneficio del otro o de lo otro, de la verdad, asimilar y exponer aquello que representa una realidad, de la bondad, realizando objetos de valor, para lograr de esa manera la plenitud de su individualidad, reflejando de ese modo la naturaleza original del Creador. Esa posición es la correcta para establecer el respeto por el otro o por lo otro.
ll-ERROR
Etimológicamente hablando, error significa concepto equivocado, que no pertenece a la realidad; juicio falso o acción desacertada, que no corresponde. Por este significado se le atribuye una connotación de invalidez.
Pero no siempre contiene esa atribución de “ser malo”. La equivocación es una de las dos probabilidades existentes frente a un acto. El acto puede ser correcto o equívoco. Si el equivoco, es producido por un desvincularse (insensibilidad) no saber (ignorar) o un no poder (insuficiencia), a pesar de existir la sana decisión de hacer lo correcto, el error es meramente una respuesta insuficiente, incorrecta, o incompleta. En este caso el error es admitido o apreciado como parte del querer el bien y no llegar a él. Este error, no podemos decir que sea válido, pero es aceptable. Ahora, si el error es provocado, afirmado o utilizado para destruir, confundir o hacer sentir dolor al otro, en este caso, el error contiene una carga negativa que debe corregirse. El error en este caso es inaceptable.
Frente a cada genuina interrogante, existe una gran diversidad de falsas soluciones (error) y sólo una respuesta completa, verdadera o satisfactoria; una vez descubierta, esta solución, es final, permanece válida para siempre. Cada una de esas “falsas” soluciones pueden ser emitidas con la mejor voluntad, porque quien las emite las comprende como ciertas. Esta realidad, es un hecho que debemos aceptar, debido a que cada uno, tiene su propia individualidad e identidad. Las opiniones sobre procesos o estructuras, permiten esa variedad interpretativa, pues dependen del nivel de desarrollo de quien las emite, o del punto de vista de quien las aprecia. Pero las opiniones sobre el propósito de la creación y sus principios, ha de ser universal y absoluto. En ese aspecto no puede aceptarse error alguno.
Para establecer una correcta y completa base de cuatro posiciones, es preciso de la acción de dar y recibir durante un tiempo de formación, crecimiento y completación del resultado. Obviamente, durante este tiempo, la acción de dar y de recibir, que se establece para desarrollar el mecanismo de la base de cuatro posiciones, no siempre es satisfactorio. Durante el logro del resultado, es posible que surjan apreciaciones inadecuadas, indebidas o inoportunas, que muy bien, podríamos considerar erráticas. Pero que no por ser erráticas, son meritorias del desprecio de quien las emite.
Por ejemplo: en una relación matrimonial, la esposa le dice al marido que está agobiada por su trabajo. Su marido le responde de buena fe y con toda su mejor voluntad, sin que exista nada malo entre los dos: deja de trabajar, yo suplo con mi trabajo. La esposa lo escucha y se ofende, sale corriendo hacia su habitación se cierra de un portazo y tira el pijama del marido al pasillo, para que duerma en el sillón. Aparentemente todo estaba bien, no había ninguna razón para responder de esa manera, pensó el marido. Pero lo que su esposa le estaba diciendo, era, que en ningún momento se quejó de que su trabajo no le gustaba, sino, que necesitaba sentirse acogida. Necesitaba que su agobio fuese recibido por su marido y nada más. El marido no acogió su agobio, sólo le ofreció una solución que no correspondía.
La acción del marido fue errática pero no por eso podemos decir que fue mala. Simplemente no fue la correcta. Esto es necesario que se dé en las relaciones para poder diferenciar y discernir de entre las posibilidades adecuadas, la que corresponda o sea la optima en ese momento.
Luego, volviendo a lo anterior, durante el tiempo necesario para la consecución del logro para establecer la base de cuatro posiciones , (1) propósito, (2) sujeto, (3) objeto, (4) resultado- es posible, y no solo posible, sino también necesario errar. El error afirma lo correcto. El error es una posibilidad, es un juicio no admitido, por lo tanto no contiene valor. No se puede decir que el error es bello o feo, verdadero o falso, bueno o malo. El error es una de las dos alternativas existentes frente a un logro.
El ser humano fue dotado de libertad y para ejercer la libertad es necesario que exista opción. Opción es plural, implica dos. Opto por uno u opto por el otro. Si opción fuese singular no existiría. No se puede optar a menos que tengas alternativas. De tener solo una alternativa, estoy obligado a tomarla, pero no puedo optar frente a una sola alternativa.
El hombre fue dotado con libertad, para establecerse como responsable en el ejercicio de la incondicionalidad. Fue dotado también, con la capacidad de discernir de entre lo bueno lo mejor, por lo tanto, si existen diferencias de opción, también deben existir diferencias en la satisfacción, corrección o correspondencia. A esto se deben las múltiples variantes en la apreciación. Por ejemplo, lo que aprecio puede satisfacer mis necesidades inmediatas pero no las necesidades a futuro, o lo que realizo corresponder con lo que en este momento quiero hacer, pero mañana puedo encontrar eso mismo insuficiente.
El hombre ha sido creado con la capacidad de percibir y distinguir entre lo suficiente y lo insuficiente, lo correcto y lo incorrecto y lo útil y lo inútil.
Durante el proceso de desarrollo del ser, no siempre se vincula emocionalmente con lo que aprecia, por eso que en ocasiones sentimos insatisfacción o dolor. Nuestro estándar de criterio valórico, aún no está maduro y por lo tanto, emitimos juicios incorrectos, por eso nos sentimos confundidos. Nuestra aptitud inmadura, no siempre es la más apropiada, por eso sentimos rechazo. Tanto el rechazo como la confusión o el dolor son insuficiencias que producen vacío. El vacío, la insatisfacción, la incorrección o la acción indebida, nos dice que estamos en presencia de un error. El error, repito es aceptable. Pero el error no comprendido produce una actitud de rechazo.
Es natural sentir rechazo frente a algo que no es útil, correcto o pleno, pero también es natural asumir el error como un intento fallido. El error no es más que una insuficiencia emocional, una apreciación incorrecta, o una dirección inapropiada.
La determinación del error la realizan los sentimientos íntimos del ser, por eso que debe ser acogido, comprendido y determinado.
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Tenemos sentimientos de: plenitud, placer, satisfacción o suficiencia, cuya sensación es agradable y placentera, por lo tanto produce actitudes de alegría, seguridad y motivación que posibilitan el afecto y la felicidad del individuo, lo que entendemos como estar en posesión de un bien o valor. El valor estimula.
También tenemos sentimientos de vacío, displacencia o insuficiencia, que producen una sensación desagradable, dolorosa y que conlleva tristeza, inseguridad e inhibición, lo que produce una actitud de egocentrismo, y lógicamente hace sentir infeliz a quien lo experimenta. A esto lo llamamos error. El error no estimula, el error inhibe, cuando se muestra, no es aceptado, por lo tanto no es un valor. El valor estimula, el error inhibe.
El error debe ser aceptado como error y no como valor. Cuando tomamos el error como valor (testarudez, terquedad, obstinación, porfía, venganza) el error produce los estímulos lógicos del seudo-valor, pero estos estímulos, generalmente acaban en violencia, puesto que esa fuerza está fuera de orden, fuera de control, sin dominio. Se cree por ejemplo, que es bueno vengarse del criminal, pero después de vengarse, se da cuenta de que con su venganza, se transforma él mismo en criminal.
Este tema del error ha de ser bien asimilado, porque existen situaciones de conflicto donde uno se siente atrapado y sin saber cómo operar, por ejemplo: El hijo debe lealtad y obediencia absoluta al padre. Pongámonos en la situación donde el padre pide al hijo que cometa un delito. ¿Qué puede hacer el hijo para no errar? Si comete el delito, obedece al padre siéndole leal, pero está infringiendo la ley. Si no comete el delito, desobedece al padre, siéndole desleal. ¿Qué es más importante la ley o la lealtad al padre? Aquí debemos precisar, de qué violación, y de a qué ley se trata. No es lo mismo violar una ley canónica que una ley de transito o las leyes de la creación. Un padre verdadero jamás puede violar las leyes de la creación, a pesar de que en algún momento esté violando las leyes civiles o canónicas. Si tu padre te pide violar las leyes de la creación, obviamente este padre, no está obrando como un padre verdadero, por lo tanto, la alternativa es clara, no delinquir. Si por el contrario, para cumplir con las leyes de la creación, es preciso violar alguna de las leyes sociales, entonces es mejor mantener la lealtad y obediencia al padre. Comprender la validez del cumplimiento de los principios de la creación, permite, al enfrentarse a una situación compleja, optar por la alternativa válida.
m-EL CORRECTO DESPRECIO
Aunque nos parezca extraño, existe una manera de despreciar que es correcta.
Apreciamos aquello que nos es grato, interesante, motivante, en otras palabras, aquello que nos produce valor, y despreciamos, todo lo que no nos ofrece motivación, interés o valor. Nos agrada lo afectivo, lo honesto, lo decente y nos desagrada lo indecente, lo falso y lo ingrato. Esto es una actitud común en el ser humano.
Frente a lo grato, actuamos con atención interés o deseo por conseguirlo, por conocerlo, por unirnos con ello. Pero frente a lo ingrato, lo falso o lo despreciable, se actúa con rechazo.
El correcto rechazo es el simple apartarse de “ello” (lo no valórico), el no aprecio, el no-interés, el no tomarlo, el no desearlo. Ese rechazo no contiene actitud punitiva o castigadora. Esa actitud es natural. Se desprecia lo que no se aprecia, sin culpar, acusar o involucrarse en ello. Ese es un desprecio sano. El simple repeler sin intención discriminante.
Pero existe un desprecio insano, el desprecio punitivo, el desprecio donde se castiga al ofertor de lo despreciable, donde se discrimina. Se castiga mediante varias alternativas, por ejemplo con el desdén, con el desaire, con el prejuicio o con la violencia. Castigar lo despreciable implica primero, involucrarse en ello, para tomar medidas de acción punitivas después. Este desprecio es insano, no es desprecio, es venganza.
Esta lógica es muy interesante de comprender:
Cuando afirmamos lo inapropiado como válido, aceptamos el error como conducta válida, lo que produce estímulos inadecuados. Mientras la relación continúe en esos términos, la multiplicación de objetos erráticos seguirá incrementando el desorden, hasta que el desconcierto manifiesto, obliga al esfuerzo de volver a ordenarlo. Esta decisión, esfuerzo y tiempo utilizado en restituir el orden, es precisa para indemnizar el producto del error.
Cuando aceptamos lo falso como verdadero, aceptamos el prejuicio como verdad absoluta, lo que produce confusión. La expansión de la confusión obliga al esfuerzo de corrección, esfuerzo que tomará más o menos tiempo en ser restituido o indemnizado.
Del mismo modo cuando aceptamos lo insuficiente como suficiente, aceptamos con ello lo parcial como total, lo incompleto como perfecto, lo que aumenta y multiplica los vacíos y las insuficiencias emocionales, hasta que la rabia o la depresión, nos obligan a tomar las medidas necesarias para nuestra sanación. Esto también nos toma tiempo y esfuerzo, con los que indemnizamos la enfermedad.
Todo error debe ser corregido, ya sea emocional, intelectual o volitivamente. Corregir un error toma tiempo y esfuerzo además de concentración; este esfuerzo duele, en algún sentido. A ese dolor o esfuerzo necesario para restituir la situación a su orden natural, se le conoce como indemnización. Por ejemplo: si chocamos un auto por detrás, debido a que por error no se mantuvo la distancia correcta, el que erró debe pagar con un valor (plata o esfuerzo) su error. Nadie lo castiga a pagar. El cometió el error y su propio sentido de responsabilidad, lo estimula a restituirlo con una indemnización. Es lo más natural del mundo. Si no practica su responsabilidad, por ser inmaduro, entonces es la ley la que lo obliga. (idealmente debería ser la ley o el cuerpo judicial y ejecutivo la que lo educara en el desarrollo de su madurez)
Como vemos el error aceptado por valor ( en este caso el conductor errático aceptó la estrecha distancia entre ambos como buena y por eso chocó, de no haber aceptado la distancia como válida no habría chocado) precisa de esfuerzo, sacrificio y dolor para ser retribuido, o para indemnizar las consecuencias del error. Por el contrario si el error es aceptado como error, se evita el esfuerzo, dolor y sacrificio de la indemnización, porque se restituye voluntariamente, sin el sentido de obligación, sino por decisión propia.
Recordemos que el sentimiento ya sea pleno, cierto o apropiado es siempre auténtico. Autentico proviene de perteneciente al autor. Es deber del hombre reconocerlo e identificarlo, hacia ese fin debe dirigirse la educación del hombre. La educación no sólo debe nutrir el intelecto, por sobre esto debe nutrir y desarrollar el sentido de la responsabilidad, para eso es preciso comprender los aspectos espirituales que componen al ser.
La comprensión de la relación, nos indica los fundamentos esenciales de la Ley. Cuando hablamos de las Leyes de la Creación o de los Principios de la Creación, nos estamos refiriendo a las siete leyes contenidas en la actividad, puesto que la actividad es vida. Y vida es el conjunto de fuerzas que permiten la realización de un propósito. Estas siete leyes aquí mencionadas permiten la consecución del valor y por eso han de ser asimiladas y distribuidas entre la comunidad, para que cada humano pueda transformarse en autentico antes de su ascensión espiritual.
n-ETICA EN LAS RELACIONES INTERPERSONALES
Cualquier relación, se establece con el propósito de crear vínculos. Entendiendo como significado de vínculo la unión con un “otro”. En toda relación existe una dinámica en desarrollo, dirigida hacia la consecución de un logro consciente o inconsciente. Esta dinámica se establece entre las distancias en tiempo y espacio necesarias para establecer la relación, inicio y término, yo y tu, propósito y resultado.
La relación interpersonal se establece sobre la necesidad, interés y deseo del individuo por sentirse satisfecho. El individuo necesita satisfacer sus necesidades emocionales. Necesita entre otras cosas, sentirse vinculado, seguro, único, acogido, protegido, respetado, comprendido, validado, etc. También se interesa por conocer la verdad de todo aquello que le circunda. Y se motiva a crear objetos que le satisfacen por lo bien hechos. Todo individuo se satisface en la posesión de un bien. Esa necesidad de complacerse en la posesión de un bien, es lo que motiva a establecer las relaciones interpersonales. Así comprendemos que la relación interpersonal se establece sobre la necesidad, interés y deseo del individuo por sentirse satisfecho.
Vamos a ejemplarizar la dinámica de la relación interpersonal en dos áreas, en el encuentro interpersonal y en las relaciones laborales.
*Etica del encuentro personal:
El encuentro entre dos personas, es una necesidad antropológica y a la vez es una exigencia ética. La relación armónica entre dos personas, genera una dinámica nutritiva que fomenta el intercambio en expansión. Para facilitar la armónica relación interpersonal, el individuo debe por sobre todo comprender el fundamento de la base de cuatro posiciones. La dimensión ética de la relación interpersonal, se establece sobre el cumplimiento de los siguientes requisitos:
1- Descubrir y tratar al otro como un “ Tú” igual a ti. De esta manera se establecen las posiciones sujeto, objeto en relación horizontal, de igual a igual en valor, pero con el respeto que merece cada posición. El “Tu” es también un ser humano, un individuo con identidad propia, un “ser producto de una tradición y porción integrante de un sistema familiar afectivo, con carácter, conocimientos y experiencias distintas a las tuyas “, un microcosmos con entidad de contenido y forma, capaz de emitir juicios de apreciación independientes y con un valor cósmico, puesto que es un ser humano.
Esta apreciación en el encuentro posibilita el establecimiento de una base correlativa entre ambos.
2-Manifestarte en la relación como un “Yo” auténtico, verídico y con el debido dominio de la posición establecida, modulando nuestras inclinaciones, o juicios sobre el respeto a la relación armónica. Para lo cual es necesario de un criterio o sentido común amplio y tolerante.
3- Establecer un “Nosotros”, eje de la comunicación interpersonal. La nostridad permite subyugar mi “Yo” por el beneficio del “Nosotros”. Sin el establecimiento del “Nosotros “ es fácil caer en prioridades personalistas que rompen la relación. El predominio del uno por sobre el otro, desestabiliza la horizontalidad y la relación pierde su equilibrio y orientación.
* El “otro” no puede ser tratado como un objeto (cosa). Debe ser tratado como persona en la posición receptiva. El otro receptivo es un activo que pretende ser satisfecho con sensaciones de placer, con conocimiento verídico, y con estímulos motivantes o productos satisfactorios. El “otro” adopta diferentes modalidades según sea tratado como “objeto” o como “persona”. La comunicación o la convivencia entre personas será distinta dependiendo del trato que se les de.
Existen diversas formas de hacer del otro un objeto por ejemplo:
Ignorándolo. La persona existe físicamente, pero no como persona. Es un “Don nadie” Estoy con él, pero es como si no existiese. Me da igual lo que sienta, lo que piense o lo que haga. Es decir, el otro es un “multiforme nadie”, un mero uniforme.
Utilizándolo. El otro pasa a ser un útil, objeto que sirve. Me sirve por o para algo. La instrumentalización del hombre es común en las relaciones laborales, pero también se da en las relaciones interpersonales. Cuando el “otro” pasa a ser un útil lo transformamos en objeto cosa.
Compitiendo. Viendo al “otro” como un rival. El “otro” puede serme un obstáculo, un algo que se interpone en mi dirección. La rivalidad conlleva acción, acción que va, desde el evitar al “otro” porque no me es grato, hasta la violencia. Al ver al “otro” como rival, se desequilibra la igualdad y la relación se altera. El “otro” pasa de ser persona a ser obstáculo u objeto.
Despersonalizándolo. Es un objeto a contemplar. El “otro” se transforma en “ello”. Es un mero espectáculo, lo observo desde mi posición de ajeno a él, de espectador. Para contemplarlo es necesario retirarme del “otro”, es decir creo una distancia. Esta distancia por supuesto impide una armónica relación.
La relación permite la amistad, amistad es comunicación y la comunicación debe establecerse sobre el principio de hacer sentir al otro, de hacer comprender al otro, o de beneficiar al otro con lo que se expresa. Santo Tomás entendía la amistad como el querer hacer para el otro, lo que le sea bueno. La amistad constituye el núcleo de cualquier relación interpersonal.
Hemos visto que es necesario descubrir en el “otro” un “Tu” personal y humano igual en valor. Pero no puede existir un “Tu” sin un “Yo”. Este yo, no puede ser deficiente, debe ser auténtico. Vamos a ver algunas formas deficientes del “Yo”:
El Rol Social. El “Yo” se muestra en ocasiones como un “pretendo”. Pretendo ser un rico, un conocedor, un igual en logros etc. El estatus obliga a desempeñar un papel o rol social. Obliga a vestirse de una u otra manera, a cortarse o dejarse el pelo, a usar o no usar términos etc. Esto no es del todo malo, lo malo es cuando el rol social despersonaliza al individuo y este pasa de mostrar su verdadero “Yo” a mostrar su “Yo” social.
La relación interpersonal no puede basarse únicamente en posiciones sociales, la relación sería un drama, o una comedia, pero nunca una relación cordial, íntima o verdadera. El rol social es un útil del “Yo” y no el “Yo” un útil del rol social.
El Yo como Transformador. Cuando el otro, queda reducido a objeto de la operación transformadora. Si la intención es transformar al otro, el “Yo”, se desplaza de su equilibrio horizontal y pasa a tomar al otro como de menor valor.
Cuando se transforma al otro en un objeto, se violenta su ser, su identidad, su valor.
El hombre es persona cuando el “Yo”, trata al otro como un “Tu”. Así es posible establecer una relación interpersonal.
En una relación interpersonal intervienen la Individualidad y la Identidad, la Individualidad se establece y la Identidad se posee. La Individualidad es determinada por la posición establecida frente a un propósito y la Identidad es la suma de sensibilidades, conocimientos y experiencias que configuran al ser. La Individualidad debe establecerse de igual a igual con la diferencia posicional. La identidad determina el establecimiento de la individualidad posicional.
Para que se establezca la relación interpersonal es necesario establecer instancias o momentos, donde se verifiquen o establezcan intercambios afectivos, cognitivos o cooperativos. Se inicia la relación, mediante el establecimiento de instancias cooperativas, luego se establecen instancias cognitivas, y por último se establecen instancias afectivas. Lo que impide este orden armónico son las aptitudes conflictivas creadas por actitudes egoístas, odio, rencor, envidia, etc.
El hombre es un ser social, un ser de verdad y de bondad. Por eso necesita establecer el “Nosotros” en la relación.
* El Nosotros.- El siglo XX nos muestra un espíritu de cooperación e intercambio. Naturalmente el siglo XX, debe este espíritu a los siglos anteriores: al cosmopolitismo del siglo XVI; al afán humanista del siglo XVII y a los movimientos o ideologías sociales del siglo XVIII y XIX.
El “nosotros” es distinto del “tu” y del “yo”, comprende e incluye a ambos pero es una identidad distinta. Es una tercera entidad. Esta entidad se establece únicamente cuando el “tu” y el “yo” se relacionan. Si analizamos un poco esta realidad del “nosotros”, llegamos a la conclusión de que el “nosotros” adquiere identidad propia, independiente del “tu” y del “yo” a pesar de incluir a ambos. Es en el “nosotros” donde el “yo” es realmente “yo”. El “yo”, implica una entidad distinta del “tu”. Sin el “nosotros” el “yo”, carece de identidad.
Para identificar al “yo” es necesario de un “tu”, esto crea el “nosotros”. Tanto el “yo” como el “tu”, existen gracias a un “nosotros”. Es el “nosotros”, quien posibilita el “yo” y el “tu”. En otras palabras, el sujeto en una relación existe, porque existe un objeto del cual se distingue. El activo existe porque hay un pasivo del cual diferenciarse. Pero por sobre el sujeto y el objeto, está el propósito que los une y por el cual, se establece la relación. Por lo tanto la relación, es un elemento ajeno al sujeto y al objeto, pero que incluye a ambos.
Por sobre el activo y pasivo existe el movimiento, es el movimiento quien determina las posiciones activa y pasiva, pero además el movimiento incluye a ambos, activo y pasivo. Según esto nos damos cuenta de que tanto el sujeto como el objeto se deben a la relación. Sin relación se perderían las posiciones sujeto, objeto. El activo o pasivo también se deben al movimiento, sin movimiento no existirían activo ni pasivo. Del mismo modo tanto el “yo” como el “tu”, se deben al “nosotros”. Sin el “nosotros”, no existirían ni el “tu” ni el “yo”.
o-ACTITUDES FUNDAMENTALES DE LA CONVIVENCIA HUMANA
Hemos visto la importancia del “nosotros” en una relación. Y quizá se han dado cuenta de lo lejos que estamos actualmente del ordenamiento posicional armónico, en las relaciones interpersonales. La historia providencial, ha venido reestructurando las actitudes fundamentales de la convivencia, de acuerdo a la necesidad socio cultural de cada época. Actualmente podríamos destacar las siguientes:
El Respeto al Otro- Por lo que es y por lo que representa, un ser igual a mí. Respeto es no exigir, u obligar imponiéndole al otro de ninguna manera, que opere como yo opero, o como yo espero que opere.
La empatía- El encontrar la sincronía emocional con el otro.
La apreciación por lo que significa- independientemente de que la persona sea más o menos de lo que yo soy, tenga más o menos de lo que yo tengo, o sepa más o menos de lo que yo sé. Toda persona significa ser objeto de los atributos absolutos de belleza, verdad, y bondad y en cualquier momento, independientemente de lo que presente en el momento del encuentro, ese ser puede, porque tiene las capacidades para serlo, puede transformarse o adquirir aquellos valores de los que en ese instante carece. Por lo tanto toda persona debe ser apreciada por lo que significa, “ser íntimamente ligado con lo absoluto”.
La Veracidad - Permite la comunicación interpersonal y la confianza.
El Servicio - Aceptando la definición del hombre como ser para el nosotros.
La Igualdad - En el valor de la diversidad. Somos igualmente capaces de apreciar las cosas de maneras diferentes, al ser ambos tu y yo, individualidades únicas.
La Acogida - De todo hombre o mujer, por su indispensabilidad para establecer relaciones.
La Tolerancia- Frente a opiniones, culturas, razas o ideas distintas.
La Templanza- El ser capaz de flexibilizarse, frente a una reacción inesperada y adaptarse a las circunstancias, sea cual fuere, es una actitud de madurez.
La Solidaridad- Que permite establecer correlatividad con otros.
La Fortaleza- El iniciar y terminar aquello que se inicia, es la garantía de la responsabilidad.
De entre todas estas actitudes, necesarias para establecer una sana convivencia, tal vez sea la tolerancia, el punto de partida que nos permite iniciarnos correctamente en el camino de la convivencia.
Tolerar es permitir que el otro sea. Es una demostración de respeto y aceptación. Es una manera de acoger al otro por sobre las diferencias que este contenga. Pero, tanto la tolerancia extrema, como la intolerancia extrema, producen efectos destructores en la relación. El tolerante, liberal y dialogante en extremo, aparece desposicionado por su extrema tolerancia, pasa de tolerante, a no estar ni ahí. Y el rígido intolerante aparece como fanático intransigente. La actitud extremadamente tolerante, es considerada por algunos como el principio de la disolución, y la actitud intransigente, es por cierto la disolución consumada.
La tolerancia debe establecerse por respeto al libre pensamiento y expresión del individuo. Tolerar la opinión, no es necesariamente compartirla. Es posible tolerar el error, pero no por tolerar, debemos aceptar al error como acierto. La debida tolerancia es la tolerancia de la persona, de su pensamiento palabra y obra. Tolerar una opinión es permitir la comparación. Para comparar es necesario tolerar las diferencias, pero no es necesario admitir dichas diferencias como igualdades.
La tolerancia posibilita el diálogo necesario para facilitar la convivencia.
Sólo a través de la tolerancia en la comparación, es posible emitir un juicio verdaderamente justo. Frustrar el diálogo, sería paralizar y destruir la tendencia natural del hombre, al encuentro con los demás. Mediante el diálogo se verifican criterios.
La convivencia se altera, no sólo, a nivel de ideas, también por diferencias de intereses o propósitos, pero tras estas diferencias que producen intolerancias, está la dosis egocéntrica.
El egoísmo es la dosis generadora de la intolerancia. La única contra resistencia al egoísmo es la convicción del hombre como ser para los demás. El auto convencimiento de ser para los demás, se gesta tras el compromiso de servicio al “otro”. Podría creerse que el principal obstáculo que impide la convivencia es el prejuicio. Pero el prejuicio es una afirmación de un juicio, y eso no es malo, lo que impide la convivencia, no es el prejuicio sino la intransigencia.
p-ETICA Y LAS RELACIONES LABORALES
La importancia de los valores en las relaciones interpersonales es esencial. Los valores son el imán que polariza posiciones en las diversas relaciones humanas. La necesidad por un valor o la recepción del valor, posibilita la creación o apreciación de las cosas, permite el movimiento de acción, o reacción necesario, para satisfacer cualquier propósito.
Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface la necesidad del sujeto.
En el valor se encuentra contenido el elemento afectivo, cognitivo o volitivo, que posibilita la satisfacción de la necesidad, interés o deseo del sujeto.
Hay quienes se preguntan, si el valor existe contenido en las cosas u objetos, o por el contrario, es este creado por el sujeto que lo aprecia. Unos responden que el valor está en el objeto y otros que en el sujeto.
La verdad está fuera y dentro de ambos. Cuando hablábamos del “nosotros” como contenedor del “tu” y del “yo”, comprendimos que ni el “tu” ni el “yo” existían sin el otro o sin el “nosotros”. En el valor ocurre lo mismo, el valor no está ni en el objeto ni en el sujeto, el valor se encuentra en el propósito satisfecho. Es el propósito de las cosas lo que les da valor, y el valor del propósito se experimenta cuando este se realiza.
Ese propósito está dirigido por un sujeto, que aprecia al objeto, con la actitud de compararlo, con el propósito que le motiva a apreciar al objeto. Si el objeto satisface su propósito, el objeto tiene valor. Si el objeto no satisface su propósito, el objeto carece de valor.
El valor, es el imán de convergencia y unión en todo proyecto. La madurez de un proyecto o la madurez de un individuo, se puede medir en referencia a los valores que contienen. El individuo vale tanto como los valores que posee. Los valores nos permiten o nos impiden realizar nuestras metas. El individuo con el valor de la perseverancia, con el valor de la auto estima, con el valor de la paciencia y con el valor de la tolerancia, está mejor dotado para consumar su empresa que el individuo flojo, inseguro, irritante, impaciente, irrespetuoso e intolerante.
Una empresa consta generalmente de tres aspectos: Identidad, mantenimiento y desarrollo. La identidad de una empresa tiene que ver con el rubro, materiales, servicio u ocupación que se realiza. El mantenimiento tiene que ver con la parte nutriente o administrativa, capital, factor humano, organización etc.
El desarrollo tiene que ver con la captación de clientes, con la promoción y ventas de productos o servicios. Estos tres aspectos, serán eficientes y se desarrollarán, siempre y cuando estén al servicio de un propósito, que beneficie las necesidades, los intereses o deseos del productor y del mercado.
El objetivo de la empresa debe satisfacer al sector hacia el cual se dirige y para eso es necesario el uso de valores. Para lograr sus objetivos las empresas establecen metas y estrategias tácticas.
En la empresa existen posiciones de liderazgo y de seguimiento. Tanto el líder como el seguidor, deben ocupar sus posiciones acatando los valores respectivos a sus posiciones. El líder es quien conduce, para lo cual debe seducir con afecto, persuadir con claridad y veracidad y motivar con el ejemplo de responsabilidad al seguidor. El seguidor debe responder a las direcciones del líder con respeto, lealtad y responsabilidad. Del cumplimiento de estas dos funciones, se establece el logro de los propósitos de la empresa.
Esta relación no siempre se establece tan ordenada como aquí se expuso, existen otros perfiles de un líder que podríamos ejemplizar a continuación.
El Autócrata- dictador (más que líder, Jefe). Este individuo se caracteriza por los siguientes “valores”: egocentrismo, desconfianza, imagen de seguridad para tapar su inseguridad, rigidez, dirección ciega.
El Administrador- También más jefe que líder, se destaca por los valores de eficiencia, reglamentos, disciplina, trabajólico y lealtad a sus propósitos.
El Carismático- Este personaje es el típico visionario, con los valores de tomarse el trabajo como misión o vocación. Suele ser entusiasta y creativo, busca trascendencia en lo que hace y lo realiza con empatía, generalmente encuentra prestigio por su labor y dedicación.
El Democrático- Se caracteriza por su facilidad de diálogo, es sumamente participativo, comparte su responsabilidad con el servicio, con la dignidad humana, con la igualdad y por sobre todo con la comunicación.
El Flojo- Este es el caso del cómodo, que no está ni ahí con nada. Nada le preocupa, nada le motiva y nada le produce valor, porque sencillamente no lo sabe apreciar. Es el típico cínico, dubitativo e irresponsable.
Generalmente hablando podríamos decir que cualquier propósito se realiza sobre el establecimiento de dos funciones: el bien común y el respeto a la dignidad de las personas. Cuando se establecen posiciones de respeto a la dignidad, procurando el bien común, la relación armónica se establece.
Esto es cierto en las relaciones interpersonales, laborales o comunicacionales.
La pureza del hombre descansa en su autenticidad. Un hombre auténtico es aquél cuyo dominio de su posición como objeto del valor es absoluto e incambiable. Un hombre auténtico es aquel cuya conciencia del valor está ligada íntima e inseparablemente con el paradigma de lo absoluto, del estándar de lo que es bueno, verídico y válido siempre y para todo. Por lo tanto la pureza del hombre radica en el dominio de su posición.
El hombre auténtico, se orienta, mediante el parámetro del Ideal de la Creación. Sin la
comprensión del Ideal de la Creación, el ser humano está perdido, desorientado y
deprimido.
La personalidad original del hombre, debe mostrar a un ser libre, sin limitaciones sin barreras ni prejuicios. Un ser capaz de armonizar con todo y siempre. Un ser abierto a todo y siempre. Un ser afectivo al todo y al siempre. Un ser incondicional al todo y siempre. Ese es un hombre de personalidad originalmente libre.
La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser seguro, un ser sin dudas, sin vacilaciones. Un ser que reconoce lo verdadero, lo cierto lo verídico. Un ser que conoce su razón de ser, su origen, su identidad y su propósito. Ese es un hombre de personalidad originalmente seguro.
La personalidad original del hombre debe mostrar a un ser responsable, un ser que realiza, priorizándo su deber, por sobre su querer hacer. El hombre que cumple su deber, es un ser cumplido. El ser que reconoce la verdad es un ser reconocido y el ser sin límites en el afecto es un ser que siente satisfacción. Satisfacción, reconocimiento y cumplimiento son los calificativos del ser normado. Ser satisfecho, reconocido y cumplido, es ser humano. En eso reside la autenticidad.
El hombre auténtico es aquél que ha cumplido sus funciones como:
Padre
Funciones del padre:
1- Proveer de liderazgo, lealtad al valor absoluto, a lo que es siempre y para todos válido.
2- Protección en todos los ámbitos, emocionales, intelectuales y productivos.
3- Autonomía en el cumplimiento de sus derechos y deberes.
Para realizar esto necesita: valor, seguridad en sus convicciones y el cumplimiento de su
deber con responsabilidad
Madre
Funciones de la madre:
1-Proveer de lealtad y obediencia al marido y liderazgo en la conducta de sus deberes.
2- Protección en todos los ámbitos, emocionales, intelectuales y productivos.
3- Autonomía en el cumplimiento de todos sus derechos y deberes.
Para realizar esto necesita: valor, y seguridad en sus convicciones y el cumplimiento de su
deber con responsabilidad.
Hijo
Función de los hijos:
1- Lealtad y obediencia absoluta a los Padres y liderazgo en la conducta de sus deberes.
2- Protección en todos los ámbitos, emocionales, intelectuales y productivos.
3- Autonomía en el cumplimiento de todos sus derechos y deberes.
Para realizar esto, necesitan de: valor, y seguridad en sus convicciones y el cumplimiento
de su deber con responsabilidad.
Como lema para obrar correctamente podríamos adoctrinarnos en la consecución del máximo plural unitario. En otras palabras Alcanzar el máximo de satisfacción, mediante la satisfacción del máximo todo (toda la creación) para establecer la unidad universal o máxima que es siempre y para todos válida.
q-COMPARANDO EL PROCESO ORIGEN DIVISIÓN Y UNIÓN Y LA ESTRUCTURA BASE DE CUATRO POSICIONES CON LOS ATRIBUTOS FÍSICOS DE LA FÍSICA.
Decimos que es físico, aquello que podemos medir, pesar, o contar.
Cualquier cantidad de sustancia puede medirse de dos maneras: por su volumen en el espacio, o por su masa, producto de la presión resultante del tiempo utilizado en el proceso de su creación. Dentro del margen físico de las intensidades en velocidad, tiempo y espacio.
La parafina, por ejemplo, se compra de acuerdo con el volumen (en litros) o sea, la cantidad de espacio que ocupa, pero las patatas, se compran de acuerdo con la masa (peso en kilos) es decir en cantidad de materia o densidad contenida en la bolsa.
La densidad es determinada por la presión o tiempo del proceso estructural de su creación.
Curiosamente, al comprimir o calentar una sustancia, su volumen puede variar, pero su masa permanece constante. Masa, podría compararse, con la estructura base de cuatro posiciones, que siempre se mantiene para el logro de cualquier actividad, y Volumen, podría compararse, con la amplitud entre las distancias de causa - efecto, y sujeto - objeto.
El volumen de una relación intensa, donde se aproximan las posiciones, de propósito, resultado y sujeto - objeto, sería de una densidad mayor, y por lo tanto un volumen menor, que el volumen de una relación distante, entre un propósito a futuro, en el que intervienen un sujeto a gran distancia del objeto.
En toda actividad, la estructura base de cuatro posiciones es constante, mientras que la relación tiempo o espacio son variables, o mejor dicho elásticas.
Hablando de elástico, la materia contiene también la capacidad de ser elástica, a lo que se le denomina plasticidad.
Algunas sustancias, como la masilla, la plastilina, o la masa del panadero, cambian de forma al ser oprimidas por otra fuerza, y conservan la nueva forma adquirida por la opresión. A estas sustancias se les denomina, sustancias plásticas. La maleabilidad y la ductibilidad son tipos distintos de plasticidad. Por ejemplo, un metal es maleable cuando puede moldearse y extenderse en hojas delgadas sin romperse, y se dice que es dúctil, cuando puede estirarse en forma de alambre. El platero por ejemplo, moldea la plata que es maleable, martillándola hasta darle la forma deseada. El cobre es dúctil al poderlo estirar hasta obtener alambres más finos que el cabello. La ductibilidad o maleabilidad de la materia es comparable a la templanza contenida en la estructura base de cuatro posiciones, y dominada y conducida por la función de la posición sujeto.
La posición sujeto, además contiene la capacidad de darse en mayor o menor grado, de igual modo la materia contiene la capacidad de ser buena conductora o mala conductora del calor. La conducción es una característica del sujeto. Los metales son buenos conductores del calor, lo transmiten o intercambian con facilidad, a causa de su estructura atómica. Tal vez sea por esto, que Jesús era la “roca” y a Pedro lo denominó como piedra, sobre esta “piedra” construiré mi grupo de gente.
Sustancias como el plástico o la madera, poseen una baja capacidad de conducción térmica, por lo que son buenos aislantes, muy útiles para recubrir y proteger a los conductores térmicos, por eso los mangos de los utensilios de la cocina son de madera o de plástico. El agua también es un buen conductor térmico.
La fuerza de gravedad, también es importante en el cuento de la materia, porque es ella, quien determina el peso, en función de su densidad y volumen. La fuerza de gravedad, es similar a la fuerza centrípeta, o recibir, que se produce en el acto de darse por el beneficio del objeto. Acción imprescindible en la consecución del logro o completación de la estructura base de cuatro posiciones.
El Dar y Recibir se encuentra en toda la creación física. Esto no es un invento de ningún ideólogo, ni de filosofo o religioso alguno, esto es una realidad tan física como la vida misma.
Toda fuerza produce tensión, a toda tensión se le opone una resistencia de igual poder. Acción y reacción, o tensión y resistencia, podemos comprenderlas como una acción de dar y recibir. La razón del porqué nos cuesta tanto, ordenar la posición de dar, en la posición de sujeto y recibir en la del objeto, es porque a lo largo de la historia, el hombre ha priorizado el recibir y lo ha posicionado en la posición que debería estar ocupando la acción o el dar. Hoy día el recibir ocupa la posición conductora de las relaciones humanas, el dar no llega ni a ser cuestionado. Todo opera en función del “en qué me beneficia a mí” “qué recibo yo de esto” “qué me importa a mí”, y no en función de “Cuando beneficio a todos, mi beneficio está también incluido en ello” “Cuando me intereso por el todo, mi sabiduría está satisfecha” “Cuando siento las necesidades y retribuyo a dichas necesidades del todo, mis propias necesidades son satisfechas”, esta forma de pensar es revolucionaria o reaccionaria, no es lo normal, en la mente del ser humano actual.
En toda relación existen límites, los límites entre unidad y rechazo. Los márgenes de la unidad son los rechazos que causan ruptura. El desprecio, la rabia, la arrogancia o prepotencia, la violencia. Todas estas manifestaciones rompen la unidad. Curiosamente la chispa eléctrica, es producto de la fricción, fricción que en la naturaleza se da, cuando una nube que flota sobre una bolsa de aire, asciende porque el aire se calienta y sube hasta los límites de la atmósfera, donde el aire se enfría y cae vertiginosamente, hacia la superficie de la tierra, al hacerse más pesado el aire frío. De este frotamiento térmico surge la chispa eléctrica, exactamente igual que de la unidad entre propósito y resultado y sujeto y objeto, de donde surge el valor.
Los átomos se enlazan para aumentar su estabilidad. Normalmente son más estables cuando en su capa orbital externa hay ocho electrones, formando lo que se llama un octeto estable. Esto es similar a la estabilidad familiar. La familia estable es aquella donde el cuarteto formado por el ideal del bisabuelo y bisabuela (posición 1 propósito) se ve realizado por el abuelo (posición 2) y la abuela (posición 3) en el padre o madre (posición 4) Pero este cuarteto se completa en el segundo cuarteto compuesto por la realización del ideal del abuelo y la abuela en la posición propósito (1) mediante la dirección del Padre en la posición sujeto (2) y de la madre en la posición objeto (3) que se completa en el hijo /a posición (4) estos dos cuartetos encuentran la estabilidad en el octeto posicional:
8-bisabuelos bisabuelos abuelos
7-abuelo (1) (1)
6-abuela abuelo abuela padre madre
5-padre (2) (3) (2) (3)
4-abuelo padre hijo
3-padre (4) (4)
2-madre
1-hijo.
Cuando un átomo, pierde o gana uno o más electrones de su capa orbital externa, se produce un enlace iónico. En el proceso el átomo adquiere carga eléctrica y se convierte en un ión. Si pierde electrones la carga es positiva, y el átomo se llama catión; el anión es el átomo que adquiere electrones y que tiene carga negativa. Esto también es un hecho curioso de analizar. El átomo que da o pierde electrones produce una carga positiva, (catión) mientras que al recibir electrones se produce una carga negativa (anión). Los iones de cargas opuestas se atraen entre sí y forman enlaces iónicos difíciles de romper.
La electricidad contiene calor, luz y aire, de forma similar el valor contiene tres aspectos el emocional o amor, el intelectual o conocimiento y el activo o bondad. Existen tres tipos de fuerzas, nuclear, electromagnética y de gravedad, la fuerza nuclear es un tipo de fuerza hacia fuera o centrífuga, mientras que la fuerza electromagnética es una fuerza de intercambio, electro, hacia fuera, dar, y magnética o hacia adentro, recibir. Y por último la fuerza de gravedad es una fuerza receptora o centrípeta. La fuerza de gravedad, genera todo tipo de energías cinéticas o de movimiento. La fuerza electromagnética produce todo tipo de energías de contenido eléctrico y la fuerza nuclear genera todo tipo de energías de carácter físico- químico. Sabemos que el cerebro emite estímulos eléctricos vía neurológica a los sentidos y estos envían estímulos eléctricos al cerebro. El cerebro transforma los estímulos eléctricos en ondas de alta frecuencia. Podría decirse que el cerebro está entre dos ambientes: Por un lado recibe mediante los sentidos, impactos de partículas y dichos impactos los transforma en ondas o estímulos neuroeléctricos, que son apreciados por las capacidades emocionales, intelectuales o volitivas y estas determinan la retribución acorde a las necesidades contenidas en el estímulo. Para lo cual es preciso de libertad o autonomía, de razón y de dominio, factores estos que nada tiene que ver con la física. ¿Es por lo tanto, la electricidad un tipo de energía, o es la energía un tipo de electricidad?
El fundamento base de cuatro posiciones se cimenta en la afirmación de que “Todo es uno siempre y para todo” cualidad esta que se encuentra en la energía. Todo es energía y la energía se encuentra en todo. Ni se crea ni se destruye, por lo tanto es siempre, siempre es.
Tanto la inmanencia como la cualidad sempiterna de la energía nos indica su cualidad absoluta. Se podría terminar esta frase diciendo que es absolutamente cierto que la energía es omnipresente y eterna. Pero además fluye. Es el producto de fuerzas en movimiento lo que implica diferencias entre causa y efecto y sujeto objeto. Por lo tanto energía es un ordenamiento sistémico, compuesto por un proceso que posibilita la fluidez de la fuerza en una u otra dirección específica y por una estructura de posiciones y jerarquías. El estudio de la energía debe y puede hacernos comprender la estructura, jerarquía y procesos a seguir en la conducción de la actividad humana.
El propósito de los propósitos es el de ser satisfecho, el propósito del hombre debe ser satisfecho, y por lo tanto primero es necesario que sea comprendido, y finalmente realizado.
r-LA LEY COMO FUERZA MOTOR UNIVERSAL
Hemos hablado de la Ley del Dar y hemos tratado de dar una visión de cómo esta ley opera en las relaciones interposicionales e interpersonales. Esta Ley del Dar, se manifiesta en cualquier existencia, acción o multiplicación que se realice o que se lleve a cabo. Toda actividad opera en estricto rigor, basada en la estructura y proceso del sistema operativo de la Ley del Dar. Desde la fuerza, que es movimiento en dirección, pasando por la energía, átomos, moléculas, sustancias, vegetales, animales, el hombre, y toda la creación, maniobra de acuerdo al sistema operativo de la Ley del dar o Principios de la Creación. Basados en el proceso origen, división y unión y en la estructura base de cuatro posiciones
Por ejemplo los cuatro compuestos básicos para la vida orgánica terrestre, el carbono, el oxigeno, el hidrógeno y el nitrógeno, originarios de los compuestos elementales Agua (H20) Anhídrido carbónico (CO2) Metano (CH4) y Amoníaco (NH3), conforman una estructura base de cuatro posiciones, donde se remiten los siete requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión, dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del número seis y responsabilidad. Curiosamente, la combinación de estos compuestos con la ayuda de la energía de las radiaciones ultravioleta del espacio, produce por fotosíntesis, los tres grupos de sustancias constitutivas de los órganos vivos: carbohidratos o hidrocarburos (azúcar, almidón, celulosa) grasas y proteínas, necesarias para formar las moléculas específicas del protoplasma celular.
En el cosmos, la radiación cósmica, ocupa la posición de centro conductor o sujeto de la estructura base de cuatro posiciones (sistemas solar, galáctico, interestelar, etc.) Esta estructura opera en función de un proceso a cumplirse en tres grandes etapas, (inicio, medio, y completación) Esto es posible gracias a la acción del movimiento.
El movimiento, se mantiene activo en función del sistema operativo de la Ley del Dar. Para que exista movimiento es preciso de una fuerza inicial, o propósito intencional, una fuerza centrífuga o centro conductor sujeto, una fuerza centrípeta u objeto retributor, y una órbita o revolución producto de la interacción entre las fuerzas de acción y reacción. El movimiento también conforma una estructura base de cuatro posiciones, donde se remiten los siete requisitos de: correlatividad, dar y recibir, acción y repulsión, dominio sobre el centro, proceso en tres etapas, normativa del número seis y responsabilidad.
Si todo es energía y la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma sin cambiar su cualidad de ser energía, y la energía para ser, precisa de movimiento y el movimiento contiene y se fundamenta en todos los requisitos contenidos en la Ley del dar. Podemos afirmar sin equivocarnos que Todo el universo opera dirigido por la intencionalidad del cumplimiento de la Ley del Dar.
El origen creador contiene un orden absoluto o Ley que posibilita el cumplimiento del Propósito de la Creación. Propósito que satisface a una necesidad emocional original, Ley que satisface a un interés cognitivo original y Creación que satisface a una voluntad de poder original.
s-EL AMOR
El problema fundamental de las religiones y filosofías, reside en la escasa comprensión del amor.
Los postulados parciales sobre el amor, han facilitado la diversidad de entidades religiosas, y de aproximaciones filosóficas incompletas, lo que ha llevado al hombre a tomar una postura escéptica sobre nuevos postulados. Donde existe más de una visión, hay división.
¿Cómo explicar los límites del amor?
Es fácil postular que Dios es amor, y que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos, pero ¿cual es la debida conducta en el amor? Si he de amar al prójimo, ¿por qué no debo amar a mi vecina del mismo modo que amo a mi mujer?¿Dónde fijar los márgenes del amor? ¿Qué significa amor absoluto? ¿Cuándo y cómo es válido el amor siempre y para todos? Estas preguntas son las que debemos responder, si pretendemos la esperanza de un reino criteriado. Una de las metas más importantes de la ciencia es demostrar relaciones causales. Primero es necesario comprender qué es amor absoluto. Este concepto de absoluto es relativamente nuevo en nuestro vocabulario.
Absoluto es algo que es siempre y para todos válido. De ser siempre y para todos válido, ha de ser válido para la persona, así como también ha de ser válido para Dios. El amor válido para Dios, es aquel que corresponde, es reconocido y es correlativo con el amor de Dios, y sobre este supuesto, es invariable e incondicionado.
Dios es el Creador y al crear, se dió incondicionalmente por hacer al hombre completo, responsable, autónomo y libre. Libertad, es la capacidad de optar por la alternativa válida. Autónomo significa ser uno con la ley, y responsable es quien realiza su deber de manera voluntaria e incondicional.
El amor absoluto, por lo tanto ha de ser libre, uno con la ley, e incondicionalmente responsable. Para que el amor sea libre, ha de ser válido, uno con la ley e incondicional.
En el amor verdadero, se establecen la persona y el valor, el individuo y el enlace. El amor absoluto, para existir, necesita de personas, un hombre y una mujer. Sin un hombre y una mujer no puede brotar el amor absoluto, y sin el amor absoluto no pueden existir ni el hombre ni la mujer, en el más amplio y completo sentido de la palabra.
Amor es la fuerza que une las dualidades contenidas en todo lo creado. Todo lo creado es movimiento y movimiento implica 4 fuerzas: inicial, centrífuga, centrípeta y revolución; 3 dualidades (+) (-) positivo y negativo, causa y consecuencia, sujeto y objeto; 2 direcciones, vertical y horizontal, y 1 sentido propositivo, estas diez (10) categorías se establecen en el enlace que obedece y responde a la razón de su existencia. Ese enlace gestor de estas categorías que responden a la razón de ser movimiento es una fuerza que une, y porque une, une de acuerdo al orden absoluto, complace a la razón de ser.
El amor es fuerza y beneficio al mismo tiempo, es necesidad y complacencia, es querer dar y querer recibir, es esperanza y experiencia. Pero el amor es también un deber y un derecho, un deber que madura en la experiencia y un derecho que exige ser completamente satisfecho.
El amor, en su proceso de maduración es inmaduro y una vez realizado y ordenado con las normas absolutas de la ley, podemos decir que es maduro, verdadero y autentico. El amor autentico autónomo y altruista es maduro porque produce orden, ley y gozo. El verdadero amor beneficia a todos siempre y se establece cuando el hijo acepta, reconoce y se ofrece voluntariamente al padre natural y espiritual, o en caso de que el padre natural no sea su padre espiritual, al padre espiritual, para que lo bendiga en matrimonio, estableciéndose de este modo el más alto nivel de lealtad en el amor entre padre e hijo, y de acuerdo con el principio de la creación el sujeto (hijo) debe entregarse incondicionalmente a la misión de realizar a su objeto de amor ( esposa), seduciéndola con afecto, persuadiéndola con la verdad y motivándola con el ejemplo de lo bien hecho, de esta conducta constante se desprenden la lealtad, la confianza y el vínculo que producen orden, autonomía y gozo. Estas experiencias ligan y el enlace beneficia a todos siempre, lo cual transforma al amor en verdadero.
De la unión libre, incondicional, autónoma y responsable entre el hombre y la mujer, surge el absoluto, o amor válido siempre y para todos.
El amor absoluto produce relaciones absolutas entre padres e hijos y entre esposo y esposa. Lo absoluto contiene un atributo temporal y otro espacial. Es siempre y para todos válido.
¿Dónde se inicia y se termina el amor?
El amor ni se inicia ni se termina. Ni se crea, ni se destruye. El amor es una experiencia.
Amor y placer son dos experiencias paralelas. El placer es físico, el amor es psíquico. Cuando el amor es absoluto, SIEMPRE Y PARA TODO VÁLIDO, se unifican en la experiencia la plenitud psíquica con el placer físico. Esta experiencia es completa y perfecta.
Cuando el amor es egoísta, SOLO VÁLIDO PARA UNO Y EN EL AHORA, plenitud y placer se escinden. El cuerpo experimenta placer, pero psíquicamente se experimenta el mayor vacío.
Amor es la fuerza que une. Une las dualidades verticales de propósito y consecuencia o de causa y efecto, en otras palabras une al padre y al hijo, y también une las dualidades horizontales entre hermanos o entre sujeto y objeto o entre esposo y esposa. El completo amor, se establece en la unidad vertical y horizontal completa. Es decir cuando se experimenta la unidad conyugal y paternal completa. ¿En qué consiste esto? El amor se experimenta en distintos grados, escalas o estratos. En el estrato infantil, se experimenta un tipo de amor distinto del que se experimenta en el estrato de los abuelos.
Para que el amor sea completamente maduro y uno con lo que es siempre y para todos válido, ha de recorrer el proceso de desarrollo completo, estableciendo la estructura base de cuatro posiciones y satisfaciendo las funciones en cada etapa.
El amor para ser maduro, ha de ser uno con la ley. La Ley nos dice que todo está en función del beneficio del todo y siempre, por lo tanto el amor ha de ser total y completamente incondicional, para ser uno con la ley.
Ser incondicional en el afecto por el todo y siempre, es una de las condiciones del amor para ser maduro, pero otra condición es la de operar siempre y en todo, en consonancia con las leyes de la creación. lo que transforma al amor en autónomo. La otra condición indispensable para que el amor sea maduro es la de ser completo, es decir siempre y para todo válido. ¿Cómo se completa el amor? ¿Cuál es el estrato del amor más elevado?
La condición original del amor es la de ser incondicional. El mayor grado de incondicionalidad se da en la posición de padres. Por lo tanto el más alto grado o madurez del amor se experimenta en la relación entre padre e hijo maduro.
El amor afecta y condiciona al grupo familiar y social. Afecta a los padres, a los cónyuges y a los hijos. La relación entre cónyuges determina cómo van a afectar a sus antepasados o a su descendencia. La deslealtad o lealtad, la fidelidad o infidelidad entre los cónyuges afecta a los antepasados, padres de el y de ella, abuelos y abuelas de ambos y afecta a sus descendientes, hijos, nietos, biznietos, etc. Pero también afecta a sus inmediatos, amigos, empleados, jefes, compañeros, vecinos.
La desconfianza o confianza, el orden o desorden, la unidad o el rechazo entre cónyuges, afecta a un sinnúmero de inocentes que tienen el derecho a ser felices. Por lo tanto es necesario ordenarse responsablemente y así evitar los trastornos ocasionados con nuestras conductas inmaduras.
El amor afecta directamente a ocho posiciones, afecta a cuatro padres, dos cónyuges y un hijo, pero además de a estas siete posiciones, afecta al enlace que los mantiene y determina la categoría de sus respectivas posiciones.
Si el enlace se establece convenientemente, de acuerdo con las normas que califican a los participantes (cónyuges) como ordenados de acuerdo con la ley y maduros, el enlace adquiere las virtudes, la legalidad y la experiencia de plenitud que beneficia a todos siempre.
Si por el contrario el enlace se establece fuera de las conductas convenientemente normadas, el enlace, en este caso, adquiere la connotación de insuficiencia, desorden e invalidez. Este registro en la memoria de los cónyuges, les hará perder su fe en la lealtad a un ideal que ya experimentaron como “insuficiente” al tener una experiencia prematura en el amor; su fe en el deber, porque lo que consideraban un deber imperante, el deber de mantenerse puros hasta ser bendecidos, se transformó en la experiencia de un quehacer “insuficiente” producto de la experiencia prematura del amor; y a perder su fe en la verdad, porque la experiencia del amor prematuro, o la experiencia del amor impropio no les produjo los beneficios esperados y correspondientes al producto de la experiencia sana.
La experiencia del amor impropio sacude como descarga eléctrica la conciencia del individuo y lo descalifica, descriteria y devalúa, lo califica de desleal, falso e irresponsable. Esos sentimientos duelen porque en ellos se pierde la pureza que es el mayor don que se posee.
La fuerza que une al hombre con el ideal de ser un individuo maduro, permite al joven ejercer el dominio absoluto sobre sus instintos.
El amor absoluto va mucho más allá del instinto. El amor instintivo, puede no ser siempre y para todo válido, mientras que la experiencia del sexo correcto, o del sexo que beneficia al todo siempre, el sexo que es siempre y para todos válido, produce la sensación de plenitud, y eso es amor. Amor sin la experiencia de plenitud, no es amor verdadero. Beneficiar al todo y siempre con el amor, significa que el acto de amar, se realiza en el momento adecuado y con la persona adecuada y cumpliendo con las normativas naturales de la especie. La persona es adecuada, cuando representa los valores de libertad, autonomía y responsabilidad, cuando es una con el ideal de la creación. Cuando es madura. Y el momento es adecuado, cuando tanto el padre y la madre de ella; como el padre y la madre de él, bendigan la unión, y la acepten como correcta. El amor ha de satisfacer a la estructura base de cuatro posiciones que conforma la familia. Ha de satisfacer a los padres, a los cónyuges y a los hijos. Padres, hijos y abuelos, conforman el todo familiar. La satisfacción de todos durante el proceso completo del desarrollo humano, consolida al siempre. Cuando el amor satisface al todo familiar y siempre, podemos decir que es absoluto o maduro.
La estabilidad del individuo depende de la estabilidad del ambiente en el cual se inserta. El ambiente que compartimos en este momento histórico, está repleto de fragmentos cada vez más estrechos y de apreciaciones minoritarias cada vez más extremas. Mientras nosotros comprendemos la importancia de los valores que son siempre y para todos válidos, nuestros inmediatos se empeñan en demostrarnos la veracidad de lo transitorio, y nos lo prueban con evidentes demostraciones de la transitoriedad de los productos y de los gustos y de las preferencias históricas, pero no llegan a entender que todo acto, a pesar de ser diferente al anterior en sus pretensiones, es exactamente igual en sus fundamentos y funciones.
El papel educador del profesorado, pende en la actualidad de la demanda del alumnado. Una de las quejas del estudiante es la de que no se le considera en el proceso de su propia educación porque se le ofrece una propuesta indiferenciada, masiva y conservadora, en vez de un producto personalizado. Esta tendencia al liberalismo educativo, pretende que el educado diseñe su propio desarrollo y se eduque de acuerdo a sus parámetros de exigencia. Abogando a los derechos de la condición de ser consumidor “el cliente siempre tiene la razón” el alumno consigue mediante presiones al directorio, que la educación se haga más entretenida, menos exigente y cada vez más superflua. Más popular y menos exigente.
Esta realidad ha puesto en boga algunas “frases cliché” porque se dicen pero no significan nada, que se utilizan como eslogan publicitario para atraer a los “clientes”, como: – educación integral- participativa- educación alternativa- educación entretenida- personalizada- diversificada, etc. Frases que pretenden encontrar el sentido de la educación en alguno de los fragmentos preferidos por el mercado, sin darse cuenta, de que la tendencia a diversificar la educación, produce fragmentos cada vez más aislados, que terminan por crear un estado de anarquía, hasta tal grado, que no se puede intercambiar conocimiento porque lo que uno sabe, no lo puede entender el otro.
En la actualidad, cada universidad, o postula por un plan de estudios diferente (porque considera que en la diferencia está la alternativa de atraer a un mayor número de estudiantes) o, sin plan de estudios previo, permite que el docente de turno, improvise su taller en la sala de clases. El alumno que espera ser educado y que ofrece a cambio grandes sumas de dinero, termina su proceso, luego de varios años cuestionándose si le será valido para algo lo que recibió por educación. Es decir termina sus estudios sin sentirse aún educado. Termina su proceso y no puede decirse libre, autónomo o responsable.
La educación actual está errada en su planteamiento. Ha caído en el sistema del consumo y la educación no es un objeto del mercado es una necesidad vital de cada miembro de la especie humana. La educación no se transa en el mercado de valores. Se ha caído en la moral de las costumbres, prefiriéndose la voluntad democrática por sobre la voluntad absoluta (la voluntad que beneficia a todos siempre); la voluntad del individuo por sobre el deber de la especie. La educación se ha transformado en una costumbre donde el educador expone transitoriedades y el alumno observa la exposición como vulgar espectador. Al educador le importa mucho más el tamaño de la sala y la condición social de sus alumnos que el trasmitir comunicados esenciales, concretos y entendibles que el alumno pueda asimilar y comprender. Ya no se tiene tiempo para la explicación, se evalúa mediante certámenes regulares. La nota significa si el alumno es o no es válido para la materia. Cuando el expositor expone y no comunica, el espectador especta y no reconoce. Lo que se traduce en ansiedad en el alumnado que no satisface sus expectativas y angustia en el profesor que no halla objetos de interés para su exposición.
Esta delicada situación es común en las salas de clase, por lo mismo la educación ha de encontrar su auténtico sentido.
Educar es compartir con el otro el proceso que lo conduce a ser quien debe.
En ocasiones se pretende justificar que el ser que debes ser es un profesional. Cuando se prioriza la profesión por sobre la condición humana, se pierde la verdadera función de la educación. Lo normal es que el ser humano se realice como humano y sobre eso ejerza una profesión. No existe profesión que realice al ser humano, pero el ser humano si puede realizar cualquier profesión. La profesión es producto del ser humano, el ser humano no es producto de ninguna profesión, no confundamos los términos. Educar, entonces, es hacer primero humanos y luego profesionales.
Ser humano es ser sensible a las necesidades del resto de las especies, a las necesidades del pasado y del futuro, del centro y de la periferia, del aquí y del más allá. Es ser capaz de reconocer los aspectos abstractos de la realidad concreta. Aspectos o significados de las razones constantes; de descubrir analizar y comprender los principios, las leyes naturales, las normas o fundamentos de la creación, las conductas normadas de acuerdo con dichas leyes. Es capaz de descubrir los derechos y deberes, e incluso de cumplir voluntaria e incondicionalmente esos deberes para beneficiarse de sus derechos, esto es lo que le califica de -ser libre, autónomo y responsable-.
Por lo mismo, la educación ha de enfocarse en hacer libres, autónomos y responsables a los alumnos, tengan la tendencia o las habilidades para la profesión que ellos pretendan.
Una de las condiciones básicas para ser libre es la lealtad y firme determinación en la conducta obediente al profesor que conduce, convence y practica, los valores que desarrollan el postulado educativo, que es siempre y para todos válido. El alumno que sabe y opta por la alternativa valida para todos siempre es una persona libre.
Para ser verdaderamente libre, es necesario ganarse incondicionalmente la calificación, la confianza y el vínculo afectivo de sus inmediatos, por el mérito de conducirlos, educarlos y motivarlos a vincularse con los valores que son siempre y para todos válidos. Cuando después de conducir, educar y vincular al otro, centrados en los valores que son siempre y para todos válidos, el otro te reconoce como líder ejemplar, maestro permanentemente confiable y válido como padre espiritual, se está en la posesión de estar calificado como maduro, libre, autónomo y responsable. Maduro en el afecto incondicional, libre en el afecto incondicional, autónomo en el conocimiento del afecto incondicional, y responsable en el cumplimiento del deber de ser modelo realizado del afecto incondicional. El afecto en ese estándar te pertenece porque eres experto en el afecto. Esta condición de haber cumplido con el deber de ser uno con el afecto incondicional, te da derecho a recibir la bendición del mismo. Ese es el más alto rango de libertad, autonomía y responsabilidad que puede lograr el individuo como persona. Podemos decir que este es, en ese estado, un ser humano.
Cuando el alumno reconoce los fundamentos de la creación y opera en función de su cumplimiento, se transforma en autónomo, uno con las normas naturales, y al educar a otros en estos fundamentos va descubriendo la importancia y la veracidad de los mismos, haciéndose a si mismo responsable. El enlace que se produce en ese encuentro es afecto incondicional, es darse por beneficiar al otro motivándole con el ejemplo, convenciéndole con la verdad y vinculándolo de corazón a los valores que son siempre y para todos válidos, eso es amor verdadero. Este tipo de amor maduro, no tiene nada que ver con el “enamoramiento” o “calentura de domingo”. El deseo egoísta no puede seguir llamándose amor, es una ofensa al amor. Desmerece y descalifica a quienes verdaderamente se están ofreciendo incondicional y voluntariamente en el afecto por realizar completamente al otro.
t-LIBERTAD
Se entiende por libertad al poder determinar de manera individual la opción que se considere válida. Esta privacidad en la elección posibilita el sentirse libre de condiciones que obliguen a dicha elección.
En un sentido, libertad es hacer lo que uno determina, es hacer lo que uno quiere. Pero curiosamente se quiere lo que se necesita, y se necesita lo que se considera que vale. Uno quiere lo que le beneficia, lo que reconoce como válido, verdad o eficiente. Se quiere lo que vale. Aún en los instantes donde pensamos con el intelecto que lo que hacemos no vale, no nos gusta o no queremos hacerlo, aún en esos momentos donde estamos haciendo algo, obligados por alguien, o forzados por las circunstancias, en esos momentos, lo que obramos es producto de estar determinados a realizarlo. Y si estamos determinados, es porque la determinación responde a alguna razón válida.
Por ejemplo: al sentirnos obligados o forzados a hacer lo que no queremos, mientras no queremos hacerlo, no podemos hacerlo porque no estamos determinados a hacerlo, pero cuando sentimos que el no hacerlo nos va a causar un daño, o nos es menos beneficioso que el hacerlo, a pesar de no querer hacerlo, el saber que el hacer lo que no se quiere hacer es mejor que el no hacerlo, se toma la decisión de hacer lo que entendemos que debemos hacer para evitar el daño. En ese caso, estamos eligiendo la opción que nos vale para evitar una consecuencia dolorosa. Por lo tanto, el “no queremos hacerlo” se posterga y se prioriza el “debo hacer lo que me obligan” porque de no hacerlo voy a recibir algo peor, por lo tanto, la elección es de optar por lo que es válido, incluso en esos momentos.
Libertad, entonces es la cualidad sensible que nos permite optar por lo que es válido.
Existe una libertad transitoria y una libertad trascendente. La libertad trascendente opera sobre el criterio de lo que es válido siempre y para todos y la libertad transitoria es la que opera sobre el criterio de lo que la persona considera válido.
La libertad ha de madurar en la persona hasta que converjan en una sola la libertad trascendente con la transitoria, es decir, cuando la opción válida para uno es igual a la opción válida para todos siempre, en ese momento, la libertad alcanza su máxima expresión y la persona se hace libre, autónoma y responsable.
s-ANÉCDOTAS
Cuentan que en alguna ocasión se produjo una fuerte discusión entre dos amigos, uno creyente de la existencia de Dios y el otro absolutamente incrédulo.
Uno de ellos le dice al compañero: “llevo años estudiando las estrellas y en el cielo no he visto nunca ni a Dios, ni a los ángeles y por eso no creo en esas cosas espirituales”. El amigo le responde: “pues yo soy cirujano y he abierto miles de cerebros en mi vida, y podrás creer que todavía no soy capaz de encontrar en el cerebro ni un solo pensamiento?
Después de una larga y bizantina discusión, se separaron muy molestos. El creyente con el deseo de convencer a su amigo, construyó en una habitación de su casa un planetario, al cual le invirtió mucho tiempo y dinero para simular el universo en movimiento, en el que aparecía el sol, los planetas, la música sideral, cometas etc. Lo realizó con tanto cuidado y esmero que cuando uno entraba en esa habitación se sentía flotar en el espacio. Invitó a visitarlo a su amigo ateo, y cuando este último, sorprendido le preguntó al constructor que quién había realizado tan magnífica obra maestra, el creyente le contestó ”Nadie” a lo cual por supuesto el otro exclamó: “¡Oye no soy tonto, soy astrónomo !” Esto lo debe haber hecho alguien, no creo que se haya hecho solo”. El creyente lo sacó de la habitación y, como era de noche lo llevó al jardín de su casa y le dijo: “Mira, observa el firmamento, las estrellas, la perfecta armonía de las fuerzas en movimiento; sabes, le dijo finalmente, toda esa maravilla nadie la hizo”. En ese momento el ateo comprendió que existía un poder creador superior, una Realidad Suprema, ya sea que se le de el nombre de Brahman, Dharmakaya, Yahwe, Atón, Kether, Tao, Allah, Shiva, o Dios : “Muchos son los nombres que recibe lo Uno” pero uno comprende que si nada se hace por azar, el universo no se hizo por azar.
Este texto espera ser impreso y divulgado, si conoces impresores, cineastas, escritores periodistas o publicistas, ofréceselo para que lo lean y lo divulguen.
Gracias por su sincera atención. Cualquier comentario sobre este tema será bienvenido a: academiams@yahoo.es
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